Pero, ¿es posible morirse en un hospital público español sin mantas y sin agua, como dijo que le ocurrió a su padre la actriz Candela Peña ante toda la audiencia de TVE cuando le entregaron este domingo un premio Goya?
La mayoría de los sanitarios lo negará. Le asegurarán que lo que no falta en los hospitales son mantas, ni sábanas, que se reponen masivamente todos los días. Ni agua, generalmente mineral. Y aunque fuera del grifo, toda España tiene de las mejores aguas potables del mundo.
El fallecimiento del padre de Candela Peña ocurrió en la Cataluña del socialista Montilla, gobernando Zapatero, pero el mensaje político era, como todos los de la supuesta gala, contra el gobierno de Rajoy.
Pero con Zapatero, Rajoy o cualquier líder autonómico, hay muchos hospitales donde se saquea el material.
Se lo llevan familiares de enfermos, y algunos empleados, unos para sus allegados y amigos, o para vender en mercadillos, otros para hacer obras humanitarias.
Javier Bardem, productor de un documental sobre el Sahara Occidental fue otro de los premiados.
Debería haber dicho que en Tindouf vio abundancia de mantas similares a las se refería Peña y otros materiales sanitarios con anagramas de hospitales españoles.
Muchos saqueadores de esos hospitales son personas solidarias cuya bondad a costa de todos los españoles les hace llevarse camiones de materiales que terminan sobre todo en el Sahara, aunque también en otros lugares del tercer mundo.
España, incluidos pueblos mínimos, está plagada de redes de buenas personas que esquilman los hospitales, sienten el caso del Sahara como algo propio, y que en connivencia con bastante personal sanitario, se llevan supuestas las mantas del padre de Candela, cuya historia es de teatro valleinclanesco, aunque útil para atacar a Rajoy.
Una de las causas que llevan a la actual privatización de la gestión de muchos hospitales es, precisamente, evitar esos ruinosos saqueos.
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SALAS