"Mientras la prensa extranjera, ávida de sensacionalismo, comentaba acaloradamente aquella peste inaudita en la historia, el Gobierno de las Repúblicas Soviéticas desplegó todas sus fuerzas en una labor silenciosa y eficaz. La comisión de lucha contra la peste fue rebautizada con el pomposo nombre de Comisión Extraordinaria para el Fomento de la Avicultura, aumentando el número de sus miembros hasta dieciséis. Se fundó también la Sociedad Protectora de Gallinas, y los profesores Persikov y Portugalov fueron nombrados miembros honoris causa de la misma. Los periódicos publicaron sus fotografías, al pie de las cuales podía leerse: «Importación de grandes cantidades de huevos del extranjero», o bien: «EEUU pretende hacer fracasar nuestra campaña huevera.» Y, finalmente, lo que causó verdadera sensación en todo Moscú fue el artículo del periodista Kolechkin, escrito en tono humorista y venenoso, que concluía con las palabras siguientes: «¡Estados Unidos! No atentéis contra nuestros huevos, ¡tenéis los vuestros!»"
Los huevos fatales, Mijaíl A. Bulgákov