Es bien conocido por una parte importante de la ciudadanía que los impuestos siempre recaen sobre la clase media. Si se incrementan en demasía la clase media se convierte en baja y el país se va al carajo. Así de sencillo. Las clases altas, y más en un mundo globalizado, tienen los recursos necesarios para poner el dinero a buen recaudo, fuera de la voracidad de la sanguijuela de turno del ministerio de economía.
Todas las veces que repitamos este mantra son pocas. Comprobado está, de la misma forma. que existen políticos que reiteran que los impuestos los van a pagar los ricos y tontos de baba que les creen. La envidia siempre se consideró el pecado endémico de los españoles y eso de que paguen otros y que se jodan cala como gota malaya.
Mientras es un hecho que la economía repunta, los salarios en España se mantienen bajos. Las empresas que han sufrido un tremendo reajuste en los últimos tiempos no acaban de transferir esta bonanza a la cuenta de sus empleados, entre otras cosas porque no acaban de notarla. Habiendo como hay más trabajo, en el mundo global competir con otros países implica mantener los costes bien embridados. En un país donde la energía se paga al doble de lo que cuesta, gracias a los impuestos, es muy difícil transponer las subidas en el volumen de negocio a subidas salariales. El tejido empresarial español, en donde las empresas de alto valor añadido son la excepción, no puede repuntar si a cada paso que de les suben el gasoil, la luz o Sociedades.
Las pretendidas subidas de impuestos que se han anunciado y que pagaran las grandes empresas y las pymes, se repercutirán directamente en los salarios de sus empleados. Hasta en un 75%, según los estudios.
Los conocimientos más básicos de economía nos enseñan que el precio viene determinado por el mercado, cuando el número de competidores va en aumento. En la economía mundial, a excepción de algunos monopolios y oligopolios, el número de actores que participan en el mercado de cada producto o servicio es cada vez mayor, lo que impide que nadie pueda marcar el precio, por lo que nuestras empresas deberán reducir sus costes cada vez que al iluminado recaudador le parece que necesita hacer caja. Mientras suben ventas e ingresos el beneficio se lo lleva Hacienda y los salarios se quedan igual. Sencillo de entender.
Así de sencillo. Tú pagas el pato, como trabajador de una empresa de que haya que recaudar más. Tú pagas el pato como consumidor, porque eres clase media y cuando suben impuestos te los suben siempre a ti. Tú pagas. Y ¿callas?
Publicada en DesdeElExilio.com