Will Rogers, cómico estadounidense fallecido en 1935, decía que la muerte es lo único que no suele empeorar cuando pasa por el Congreso, a diferencia de los impuestos.
Nuestro gobierno absoluto, quiero decir de mayoría absoluta, nos ha incrementado temporalmente los impuestos a los ciudadanos para recaudar en torno a 6.000 millones de euros más para sanear las finanzas públicas y enjugar el déficit.
Es una medida que tiene un horizonte de dos años y que nos situará en los primeros lugares de las naciones europeas, por fin seremos líderes en algo. En el caso de Cataluña nos vamos a poner mirando a Suecia, que honor.
Resulta que los catalanes somos los que más IRPF pagaremos de todos los españoles , mientras que los madrileños serán los que menos contribuyan con sus impuestos al Erario, por eso del tramo fiscal de competencia autonómica.
También somos de los primeros, los catalanes, en recortar el gasto público. Los primeros en cerrar quirófanos, los primeros en recortar salarios de los funcionarios, los primeros en rehablitar el impuesto del patrimonio.... y así sucesivamente en el ranking de ajustes desajustados.
Estamos pendientes de las elecciones andaluzas porque el gobierno pudiera tener la tentación de que a las cero horas y un minuto de conocerse el resultado, y de serle este favorable al PP, nos aplicaría una nueva dosis de jarabe bruseliano para subirnos el IVA o incrementarnos algún impuesto para ser todos más solidarios.
Estamos menguando tanto como las expectativas de salir a corto de esta crisis. Nos están jibarizando el crecimiento a base de contribuir y recortar más. Parece que el consumo y la productividad están lejos del horizonte de este gobierno. El crecimiento es una quimera inalcanzable con estas medidas constrictivas que generan inseguridad en los empresarios y desempleo en los trabajadores.
Las medidas coercitivas y restrictivas son más importantes que las expansivas. Hay que concienciarse de que esto va para rato porque hay que recaudar para salvar al sistema financiero de aquí y la deuda de allá.
Cuando veo la campaña emprendida por Hacienda, y filtrada interesadamente a los medios, contra algunos conocidos periodistas para inspeccionarles sus ingresos e impuestos, me preocupo más, y no porque no se les deba tratar como a cualquier ciudadano, sino porque estos no se vean paralizados para ser críticos contra una política que, desde mi punto de vista, nos conduce de nuevo hacia atrás. Y ya saben, hacia atrás ni para darse impulso.