Los indignados preparan una acampada contra la absolución de Camps

Los indignados toman la calle porque no están de acuerdo con la decisión del tribunal que juzgó la actuación del Sr. Camps, en un singular ejercicio de como entender la democracia y del respeto por la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. El Sr. Chaves salió indemne de un asuntillo en el que no se discutían media docena de trajes, sino diez millones de euros concedidos como subvención a una empresa de tan solo diez trabajadores y de la que su propia hija era apoderada. Nadie salió a la calle. Nadie pretendió acampar el la Puerta del Sol para discutir la independencia de un juez ni puso en solfa el sistema del jurado. Las sentencias se acatan con el respeto que deben merecer en este sistema democrático, que con todos los defectos que tiene, es el menos malo de los modelos políticos. Pero para el pseudoprogresismo y la indignación no es lo mismo la absolución a un político socialista que a uno popular, culpable de antemano por sus ideas. A Santiago Carrillo se la hace doctor honoris causa, y sin embargo, la gente celebra el fallecimiento de Manuel Fraga, exponente de un doble rasero tan hipócrita como el Sr. Blanco que azotó a los populares con casos de corrupción identificando las siglas con el delito, mientras él mismo negociaba a la sombra de los surtidores. Garzón se sienta en el banquillo y puede ser declarado culpable o inocente; la decisión del Alto Tribunal es respetable y deberá ser respetada; la movilización social contra nuestro sistema de justicia, siempre será una forma de demagogia. A eso a lo que los socialistas están tan acostumbrados.

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