Deben hasta de callarse y, sin embargo, nos siguen pegando abajo. Ahora proponen que el extrabajador por cuenta ajena trabaje el resto de su vida para morir en paz con Don Dinero, no sé cuántos años de cotización, no sé cuántos años de obediencia debida, sumamos sudor y lágrimas, restamos horas de sueño, sumamos contratos chungaletas, restamos derechos sociales, vuelven los recortables, los insaciables. Utilizan los telediarios para avisarnos de la tormenta, en el único momento del día en que nos tienen a mano, enciende la tele, a ver cómo están los mercados ...
No tienen bastante con anunciar el peor año nuevo, advierten que no cuentan con nosotros para sus planes, sus reformas, pero nos animan a arrimar el hombro en el mercado negro, en el suyo, es lo que hay. Momento muy adecuado, por cierto, para que el expresidente, adalid de la presunta transición, profesor de socialismo, ingrese como intermediario en una multinacional y se apreste a vender el pescado de gas en los países hermanos, algunos de los cuales ya respiran de nuevo por la herida hispana. El otro día, en un documental sobre el Festival Viña del Mar, apuntaron que los rencores hacia la madre patria laten con fuerza en Brasil, Perú y Chile, precisamente donde han posado sus garras esas multinacionales con ansias de reconquista financiera. Sus armas, las mismas de siempre: aliviar las plantillas, recortar gastos por abajo, practicar la oligarquía y hacer enemigos.