Mi último artículo para larazon.es
Leer aquí la primera parte.
Y llega un día en el que el Insert Coin cumple 30 o 40 años, y los de su generación se empiezan a casar y a tener hijos (lo normal), pero eso no va con nuestros Insert Coin, ellos continúan pidiendo dinero a sus padres, a sus abuelos si viven, a sus amigos si les quedan o a sus parejas si los aguantan. Su aspiración más importante en la vida es reengancharse a alguien que les pueda mantener, ya que carecen de formación y los trabajos no les duran ni dos días.
Llegado este momento, su pensamiento está puesto en cómo conseguir subsistir sin dar palo al agua, y como para ello tienen un radar, descubren las subvenciones para seguir chupando del bote y continuar con su triste rutina, por no decir existencia, amargando la vida a los que les rodean. Por supuesto, ya no son tan exigentes, y se conforman con un móvil más barato pero que se lo pagan, un coche que le lleve y le traiga pero con gasolina y seguro por cuenta ajena, ropa doblada y la comida en la mesa por alguien que siente pena por ellos... en fin, unos parásitos que nos salen muy caros. Seguir leyendo...