La Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE) ha pedido este miércoles un debate público para que la prostitución y el tráfico de drogas blandas “puedan llegar a ser legalizadas” para luchar mejor contra sus efectos adversos y obtener recursos que permitan a la sociedad compensarlos. Así consta en un documento presentado por el presidente de la IHE, Ransés Pérez Boga, sobre la reforma fiscal y los “agujeros negros” del fraude.
Los inspectores de Hacienda son técnicos, no políticos, y eso se nota en propuestas como la anterior, cargada de sentido común. La prostitución, el oficio más antiguo del mundo, no puede hacerse desaparecer por Decreto Ley, pero puede, y debe, regularse, de modo y manera que, además de recaudar los impuestos correspondientes a una actividad de prestación de servicios, se controle la salud de los profesionales, del mismo modo que las normas exigen, por ejemplo, carnet de manipuladores de alimentos a quienes trabajan en este sector. Negar la evidencia de lo que existe, y no se persigue por una situación alegal que no ilegal, es un ejercicio de hipocresía política que además, cuesta a las arcas del estado unos sustanciosos millones de euros anuales. Además, es dudosamente legal cuestionar el contrato verbal libremente establecido entre dos personas para mantener relaciones sexuales, a diferencia de lo que sucede con el proxenetismo, suerte de esclavitud que debe perseguirse con todos los medios y fuerzas de la ley.
Otro tanto sucede con el cannabis; su consumo se puede penar con sanciones administrativas de hasta trescientos euros de multa y el tráfico está tipificado como delito contra la sanidad pública. El tetrahidrocannabinol, sustancia activa, se utiliza ya en numerosos hospitales como analgésico en el tratamiento de dolor crónico con excelentes resultados y una persona intoxicada por esta sustancia no representa un peligro social, a diferencia de lo que sucede con quien consume, por ejemplo, alcohol, que es legal. En Holanda está permitida la venta y consumo en lugares específicamente destinados a ello, en un país en el que también es necesaria una licencia especial para la expender bebidas alcohólicas, de modo distinto a lo que sucede en uestro país.
En definitiva, un acierto de la inspección de Hacienda: Sí a la prostitución, sí al cannabis, sí a la regulación y por spuesto, sí a los correspondientes impuestos en beneficio de todos.