El pintor flamenco Jan Brueghel (1568-1625) ocupa un lugar intermedio dentro de la saga Brueghel; sus obras nos han ido mostrando la importancia de los instrumentos matemáticos en su época: no solo eran apreciados por su funcionalidad para los matemáticos, también eran artículos de lujo solicitados por los poderosos.
En el Louvre nos encontramos con una Alegoría del aire (1621) y entre aves podemos ver a los juguetones amorcillos manipulando los instrumentos: astrolabio, compases, transportadores, compás de reducción, compás de ocho puntas de Mordiente (antecedente directo del compás de Galileo), relojes solares,…La alegoría femenina porta una esfera armilar.
En el Palazzo Doria Pamphilj de Roma ya mostramos otra Alegoría del aire similar pero menos elaborada (palazzo-doria-pamphilj-de-roma/) y en El Prado se contemplan los mismos instrumentos en una Alegoría de la vista (jan-brueghel-en-el-prado).
En la misma sala de pintores flamencos del Louvre encontramos un curioso cartel de Lodewijk de Deyster (1656-1722) donde arriba está lo divino y abajo los instrumentos.