Por David Gómez
Los líderes no logran movilizar a sus equipos porque están utilizando los argumentos equivocados. Lo que es importante para la alta dirección o para los líderes de área, no necesariamente es importante para el resto del equipo.
"Que los accionistas necesitan que la compañía incremente su rentabilidad porque de lo contrario nos podemos quedar sin trabajo", probablemente no sea el argumento más poderoso. Para las compañías que cotizan en bolsa, "requerimos que la acción se incremente porque de eso depende la bonificación de algunos líderes", puede que no movilice el resto del equipo.
La participación de mercado, "porque tenemos como uno de los grandes objetivos participar en este mercado con tanto", o "la meta con casa matriz fue tanto", puede que no movilice al equipo. Crecer en cierto canal de distribución "porque es importante estratégicamente", ¿qué representa eso para el equipo? El NPS como experiencia del cliente, o "es importante que el cliente vuelva". ¿Por qué habría de importarle al empleado?, ¿por qué es importante para el colaborador?, ¿en qué lo afecta eso?
En muchos casos creemos que simplemente porque "es importante diferenciarse", "es importante crear experiencias" o porque es importante hacer ciertas cosas estratégicamente, la gente va a hacer caso. A menos que aterricemos estas premisas y le demos un significado a lo que ellas representan en la vida de las personas que queremos que se movilicen, difícilmente lo van a hacer.
Sólo hay una forma de lograr que las personas hagan algo y es que quieran hacerlo. No importa cuánta cantaleta dé el jefe, cuántos mails envíe, cuántas instrucciones, cuántos objetivos existan, todo se trata de una actitud personal. Claro, hay quienes se movilizan por ayudarle a su jefe, porque tienen tal compromiso que definitivamente, aunque no sea tan relevante para la persona, lo hacen por su jefe.
Pero a menos que entendamos que cada uno de los objetivos tiene que materializarse y representar algo para el colaborador, difícilmente se va a movilizar completamente. Por eso, cuando pensamos en crear experiencias memorables, en tener una actitud positiva, en darle un buen trato a los clientes o en comprometerse con poner el cliente al centro, todas estas filosofías giran alrededor de la persona.
¿Qué hace que la gente se movilice?, que realmente sienta gratificación, que sienta que la vida es más amable, que es un beneficio no solamente para el cliente sino para sí mismo, para su familia, para las personas con las que interactúa. Que su cotidianidad va a ser mejor, que se va a sentir muy bien sirviendo a los demás. A menos que se ponga en los zapatos de la persona que debe modificar la conducta o que debe hacer algo al respecto, difícilmente va a tomar acción. Si simplemente cree que los argumentos generales, corporativos o estratégicos tienen la capacidad de mover la voluntad de la gente, estamos probablemente trabajando el argumento equivocado.
Fuente: https://bienpensado.com/los-intereses-del-jefe-no-son-los-del-equipo/