Revista Insólito

Los introvertidos, esos héroes silenciosos

Publicado el 15 enero 2014 por Iris Bernot @irisbernot
      Siempre me han llamado mucho la atención todas esas teorías baratas que abogan por la necesidad de ser super extrovertido, super sociable y super gregario. Ahora, además, resulta que esas teorías, típicas de psicólogo chabacano que se pone la consulta con el dinero de su papá, han llegado hasta las empresas, y no hay entrevista de trabajo o dinámica de grupo que se precie que no incluya algún test chorrero para detectar a los introvertidos, esos seres silenciosos que suelen estar sentados en los rincones en las fiestas y de los que algunos sospechan que tienen algún plan malévolo para conquistar el mundo, porque, si no es así, ¿qué hacen observando a la gente tan callados, eh? ¿que hacen?
Sin embargo, me gustaría romper una lanza hacia esos seres silenciosos porque cada vez estoy más convencida de que no solo son necesarios para el mundo, sino que además, si ellos faltaran, todo se iría al guano. Como persona extrovertida que soy, ( y payasa o bufón de feria en las fiestas y reuniones, como corresponde a mi personalidad), siempre me he sentido fascinada y atraída por las personas introvertidas, y con el tiempo me he ido dando cuenta de que en realidad son la pieza que nos falta a los extrovertidos, nuestra guía, nuestra roca en medio del mar y nuestro faro en medio de la noche. Yo creo que ellos son los verdaderos pilares de la tierra, los guardianes de las verdades que pueden salvarnos a todos y los que soportan el peso de todo gracias a su fuerza silenciosa.
      Hay mucho desconocimiento sobre los introvertidos, quizás porque los que no se relacionan con ellos nunca llegan a conocerlos en profundidad o porque a veces pasan tan desapercibidos e ignoran tanto lo que se dice sobre ellos que nunca se llega a saber qué esconden detrás de esos cuerpos y de esas caras que siempre permanecen ipertérritas ocurra lo que ocurra. Sea como sea, tras bucear en el alma de unos cuantos de ellos a lo largo de mi vida, he descubierto que son unos héroes silenciosos. Los introvertidos son  muchas veces los que resuelven los problemas mientras otros se llevan los méritos, son los que soportan pacientemente los ataques de histeria o de exhibicionismo de los demás y los que guardan los secretos que deben permanecer enterrados para evitar que se desaten más guerras y conflictos. Muchas personas ilustres han sido y son introvertidas y a pesar de que las tendencias de la psicología moderna (y sectaria, añado) es animarnos a todos a compartir con el grupo todas las nimiedades y tonterías de nuestras vidas y a mostrarnos sin pudor ni vergüenza para socializarnos con quien sea aunque eso nos lleve a compartir nuestras intimidades con cualquier hiena deseosa de destruírnos, los introvertidos son una especie necesaria para que el equilibrio mundial sea un hecho. No hay simbiosis más perfecta que la que forman un extrovertido y un introvertido ni pareja más bien avenida que la que combina esas dos personalidades. El extrovertido da la cara mientras el introvertido protege en la sombra por si hay problemas, el extrovertido aporta el impulso y el introvertido el análisis de los pros y los contras y el refugio seguro para las tempestades, ¿puede haber algo mejor?.
     Yo adoro a los introvertidos. Sé que es difícil entrar en su mundo y que hay que tener paciencia porque la invitación para que entres en su vida puede alargarse mucho, pero una vez que te han dejado entrar en ella te ofrecen un sofá cómodo y una buena chimenea ante la que  puedes sentarte a tomar un café mientras miras el cielo por la ventana. Ellos tienen tempestades interiores, claro que sí, pero su alma es de un rojo muy intenso y su hoguera interior jamás se apaga. No es tan fuerte, ni las llamas tienen la virulencia de las que lanzan los extrovertidos por ahí, pero puedes estar seguro que nunca va a apagarse. Ellos son la luz de quienes se apoyan en ellos y la roca en la que se puede descansar cuando nadar contracorriente se vuelve tedioso y frustrante. 
     Creo sinceramente que todas esas teorías ( o más bien seudo teorías) que tratan de que los introvertidos no sean lo que son y de que crean que su forma de ser no tiene cabida en algunas sectores de la sociedad no tienen ninguna base real ni razonable y denostan a un grupo de población que es esencial para la supervivencia de todos. Quien haya amado o ame a uno de estos seres silenciosos y pensantes entenderá lo que digo. Puede que nunca vayan a hincar las rodillas en público ante sus parejas para pedirles matrimonio o que nunca vayan a ser el centro de atención en la fiesta de turno, pero cuando deciden que alguien les gusta tanto como para arriesgarse a que entre en su mundo es que les gusta de verdad, sin concesiones ni peros, y cuando deciden ayudar a alguien se vuelcan al cien por cien con esa persona porque tienen una energía ilimitada para volcarse en quien les gusta debido a que como no suelen usarla con cualquiera siempre tienen cantidades que dar.
      No importa lo que digan los recursos humanos de las empresas ni algunos psicólogos de pacotilla ni las revistas de actualidad ni los entrevistadores para algunos puestos de trabajo ( sí, esos que van de super conocedores de la gente por sus gestos y sus miradas y que luego contratan a psicópatas y sociópatas y dicen que según el libro de expresión verbal que se han metido entre pecho y espalda no parecían ser tal cosa), los extrovertidos necesitamos a los introvertidos. Son nuestros compañeros vitales, los que nos evitan hacer autoestop, beber hasta morir por el disgusto de turno, los que nos calman cuando queremos hacer una hoguera en medio de la plaza y los que suspiran detrás de nosotros con paciencia y se abren en canal en silencio mientras despotricamos contra quien sea o decidimos que vamos a comprar o vender esto o aquello ahora mismo aunque eso signifique acabar en la ruina. 
     Si sois extrovertidos y tenéis a un introvertido cerca, dadle una oportunidad si aún no lo habéis hecho, puede que os sorprendáis. Puede que encontréis a esa mitad que os falta, esa pieza que falta en vuestro puzzle personal, ese algo que no sabéis qué es pero que sabéis que os falta... Probad la experiencia y luego me decís...

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