Revista Cultura y Ocio

Los jardines de la disidencia. Jonathan Lethem

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Los jardines de la disidencia. Jonathan Lethem
     "Deja de tirarte a polis negros o lárgate del Partido Comunista. He aquí el ultimátum, la absurda suma total del mensaje transmitido a Rose Zimmer por el conciliábulo reunido en su cocina de Sunnyside Gardens aquella noche. A finales de otoño de 1955."
     Conocí a Lethem cuando saltó hace unos años la noticia de que terminaría una obra inconclusa de Don Carpenter. Me llamó la atención, comencé a leerlo y me gustó. Y ahí sigo. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Los jardines de la disidencia.
     Estamos en Sunnyside Gardens, un complejo de Queens construido en los años 20, solo que treinta años después. Allí conocemos a Rose Zimmer y su marido Albert, comunistas. Aunque él será enviado a Alemania del Este y ella pillada y expulsada del partido por tener una aventura con un policía negro. Tienen una hija, Miriam, que vive en una comuna hasta emprender un viaje. Y su hijo, Sergio, estará en un internado en el que irá descubriendo su linaje. A partir de aquí encontraremos personajes secundarios fantásticos como la mujer que quiere que le quiten a Rose la custodia de su hijo y, sobre todos ellos, la figura de Cicero, el hijo del policía. El único que no necesita destacar por sus ideas porque ya destaca con su simple existencia; él es negro, obeso y gay y ha conseguido terminar dando clases en la universidad.
     Entiendo que hoy el argumento, y está dado en unas simples pinceladas, os ha podido parecer propio de un novelón. Y eso que Lethen, aunque se ha mantenido fiel a la ambientación en Estados Unidos, no ha metido ninguno de sus personajes habituales, casi fetiche, en esta novela. Y tampoco le hace falta para conseguir un libro en el que no hay mesetas a lo largo de sus más de 500 páginas, y eso es de agradecer.
     Nos cuenta así la historia de sus disidentes, jugando con el nombre del complejo en que se ambienta. Y es que, en esta novela, todos son disidentes, todos tienen ideales y todos dejan su grupo o son expulsados. El negro que se va porque es considerado un traidor, la hija que deja los ideales maternos defendiendo los propios, los judíos que cambian... todos sufren un proceso de negación y todos luchan dando voz por sus propios ideales. De este modo, y pese a que su libro bien pudiera confundirse con la vieja idea de la gran novela americana, se convierte en un relato privado de tres generaciones a lo largo de ochenta años, en el que bien se puede ver la evolución de una determinada clase media en un país en plena evolución política y social. Y eso es precisamente lo que hace esta novela interesante, ya con el pistoletazo de salida en esa reunión a buen seguro elegida cuidadosamente por el autor para embaucarnos y seguir leyendo, percibimos que estamos ante una buena historia. Tiene además momentos francamente buenos, como el viaje de la hija de Rose, y otros que nos pueden sonar vagamente familiares. No por vividos, sino porque la historia reciente de un país, suele tener reflejo en otras clases y otros nombres, en el resto de los países que se le asemejan.
De este modo nos permitiremos un viaje en la época del comunismo, del macartismo, los Mets y también del SIDA.
     Momentos importantes que llegarán hasta casi la actualidad que Lethem relata a lo largo de cuatro partes con cuatro capítulos cada una y dos grandes mujeres como eje. A partir de ahí y con una estructura aparentemente complicada y no lineal, y con un montón de personajes, se articula una novela sorprendentemente fácil de leer sin perderse un solo instante. Utiliza para ellos distintas voces e incluso algún cambio radical en la forma de narrar, evitando de este modo el aburrimiento de un lector al que ha conseguido interesar desde las primeras páginas, que descubrirá su apego por los personajes y que cerrará el libro con la satisfacción de un muy buen final.
     Me ha gustado Los jardines de la disidencia. Me gusta Jonathan Lethem. Animáos.
     Supongo que, de algún modo, este libro podría encajar en eso que llaman sagas familiares, aunque yo no me atrevería porque las etiquetas me suelen dar más miedo que pistas. Y vosotros, ¿sois de los que usáis las etiquetas literarias?
     Gracias.

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