Sólo dos listas neuquinas los eligieron como parte de sus campañas para las PASO. "Río Negro" habló con los creadores de las dos minicanciones para conocer el trasfondo de una estrategia publicitaria que pareciera no tener la misma popularidad que antaño.
Por definición un jingle es "un tema musical cantado o canción breve utilizada con fines publicitarios o propagandísticos".
Estos últimos son a los que en ocasiones recurren los políticos a la hora de lanzar sus candidaturas buscando que sus nombres queden impregnados en las cabezas de sus votantes.
En la carrera a las PASO a diputados nacionales por Neuquén, sólo dos de las 10 listas decidieron utilizar una estrategia muy popular años atrás. Ellos fueron la lista 151A del Movimiento Popular Neuquino encabezada por Chani Sapag y Adrián Lammel y el Frente Neuquino con Ramón Rioseco a la cabeza.
Tras las elecciones, "Río Negro" entrevistó a Juan Pablo, el director de la agencia de publicidad AEME que fue la encargada de realizar la campaña de la lista del MPN, para conocer más de estos pequeños temas musicales que buscan ser cantados por todo un pueblo.
P- ¿Cómo comienza el proceso de elaboración de un jingle?
R- El punto de partida es trabajar con todo el equipo de comunicación del cliente en función de cuál es el concepto y los mensajes a transmitir. Y con ese disparador lo que nosotros como agencia hacemos es tratar de darle forma y cuerpo a una letra y después lo trabajamos con una productora de audio, lo que se llama una jinglera, que son músicos profesionales con experiencia en el desarrollo de ese tipo de piezas. Nosotros le hacemos un brief con el estilo de música que nos imaginamos, con más o menos la letra como tiene que ser, y ellos terminan componiendo alternativas de canciones y ahí lo vamos cerrando con el cliente.
P- ¿Cómo se eligen las melodías?
R- Eso tiene que ver con dos cosas, con lo que está un poco de moda y por otro lado con lo que el cliente se siente identificado, con el estilo que le gusta. En realidad se toma el eslogan y lo que representa el cliente y en base a eso se busca un estilo musical que creemos que puede ser pregnante en la gente, que puede generar identificación, que la gente lo note divertido, que tenga un estribillo que sea atractivo para que genere repetición.
P- Y las voces y los músicos, ¿cómo se seleccionan?
R- Eso es en función del tono y del espíritu que se le quiere dar a la música y son los músicos mismos los que proponen. Ellos acercan propuestas y las trabajamos juntos antes de presentarlas al cliente. Es un trabajo de ida y vuelta entre la agencia y los músicos.
P- ¿Cuánto tiempo tardan en hacer un jingle?
R- Depende. Idealmente el proceso puede durar algo así como un mes, un mes y medio. Ahora muchas veces, lamentablemente, no tenemos esos tiempos entonces tal vez es algo que se puede resolver en dos semanas, pero con una aclaración importante, hay cosas que nosotros podemos resolver rápido porque tenemos conocimiento del cliente, y no sólo eso sino que los músicos con los que trabajamos nos conocen y conocen al cliente, entonces los procesos se acortan un poco ahí.
P- ¿Cuántas personas trabajan en la composición de un jingle?
R- No te puedo dar un número porque hay muchas áreas. Hay áreas de creatividad, hay redactores, hay músicos, hay gente de cuentas y las estructuras pueden variar.
P- ¿Qué papel juega el jingle en esta época de redes sociales donde la comunicación con el político y la gente es casi directo?
R- Lo que pasa es que en realidad en toda campaña comunicacional, independientemente de que sea política o de una marca o un producto, no hay una pieza que sea la que determine toda la campaña, entonces en su conjunto a través de diferentes piezas, diferentes medios, diferentes mensajes, uno va tratando de construir el perfil que esta buscando del cliente. El jingle cumple determinada función, de darle mística, darle un tono, darle contenido a determinados lugares de donde se hace la campaña. Pero no es que están desarrollados específicamente para cumplir con un gran objetivo.
P- ¿Toda campaña debe tener jingle?
R- Depende de la personalidad, de lo que quiera transmitir, de la mística que quiera generar, depende de lo que sea el concepto, la estrategia de campaña. Nosotros trabajamos con diferentes clientes y hay varios clientes a los que no les interesa y nos les parece relevante, y hay otros que les gusta que su campaña tenga un paraguas musical que le dé contención. Así que depende de cada campaña.
P- Últimamente no son tantos los jingles que se escuchan en las campañas políticas. ¿Te parece que cayeron en desuso?
R- Yo lo que creo es que el jingle como jingle ha perdido un poco de terreno, pero creo que la música sigue siendo algo que inspira, que es motivador, que genera empatía, que genera reconocimiento, identificación, que está bueno construir mística a través de la música. El tema es qué tipo de música, cuál es el contenido. Tal vez el jingle tradicional que no estaba demasiado asociado a un estilo de música ese pudo haber perdido terreno, pero la música en sí no perdió terreno, sigue siendo importante y de hecho se puede ver en varios cierres de campaña, o incluso en los eventos de presentación de resultados y demás. Sigue siendo un clave para que la gente se sienta identificada, que haya una mística ahí atrás.
Uno de los jingles más icónicos es el de la candidatura a gobernador de Daniel Baum en 1991 con el sonido de un tambor y el apellido del político.
Poco elegidos
acá y allá
Por una cosa o la otra la popularidad del jingle está en retroceso y eso no sólo se ve en la provincia de Neuquén donde de los 10 precandidatos a diputados nacionales por Neuquén en las últimas PASO, sólo dos de ellos eligieron incorporarlo a sus campañas.
Pero la ausencia de jingles no sólo se notó en Neuquén.
Trascendiendo las fronteras neuquinas, uno de los únicos precandidatos que apeló, por lo menos de manera oficial, al jingle fue Florencio Randazzo con su precandidatura a senador por la provincia de Buenos Aires.
Y lo hizo con un tema casi obvio: "Despacito" de Luis Fonsi.
Otro tema de campaña oficial y que trascendió fronteras a pesar de no corresponder a elecciones nacionales fue el de Lilian Marolo que para promocionarse como candidata a diputada por Chaco "tomó prestado" -según sus propias palabras- el reconocido jingle de la marca de aceite Marolio y lo adaptó a sus necesidades.