Da igual que disfrutes libros juveniles de autores como Laura Norton, Stephanie Meyer o John Green, que tu lectura será menos tenida en cuenta, por aquellos que discriminan ese tipo de obras, que si lees a Cervantes, Kafka o Jane Austen, aunque estas te parezcan más densas, complicadas o difíciles de comprender.
Si de verdad no leyéramos, la gran cantidad de blogs literarios que han aumentado desde 2008 no existirían como Book Eater, El universo de los libros o Lecturalia. Si de verdad no leyéramos, aplicaciones como Wattpad, en la que principalmente jóvenes escriben sus novelas, relatos o poesías y son leídas por miles e incluso millones de adolescentes; tampoco existiría. Y, si de verdad no leyéramos el fenómeno booktuber, tampoco tendría lugar en Youtube, que en determinados canales agrupan más de 330.000 suscriptores como en Las palabras de fa o PolandbananasBooks con más de 345.000. Nosotros leemos porque nos gusta, nos entretiene y nos divierte. Y, sobre todo, porque le ponemos pasión. Los autores son capaces de que les odiemos y páginas después les amemos como a ninguno. Nos hacen sentir alegría y tristeza, amor y odio, empatía e ira para luego comentarlo por las redes sociales con un ansia y fervor indiscutible. Para los lectores; es lo bonito. Si me lo permitís, sucede lo mismo con las películas. ¿Quién no se ha emocionado nunca con el final de una película o a quién no le ha parecido escandaloso el asesinato inoportuno de un personaje? Los libros y la cultura van de la mano. No entiendo esa necesidad de tirar por el suelo algunas de las novelas narrativas románticas actuales sobre una pareja adolescente que por diversas razones no se le permite estar junta y lo único que hay son trabas e imposiciones por parte de amigos o la propia familia. ¿No os recuerda a Romeo y Julieta de William Shakespeare? Sin embargo, este es un clásico de la literatura y el resto de obras son muy criticadas. En cuanto a los blogs literarios, estos han dado un empujón a las editoriales. Han sabido llegar a un público adolescente y juvenil que las editoriales convencionales no habían conseguido alcanzar. De ahí que hayan hecho colaboraciones para dar a conocer las novedades editoriales. Lo mismo sucede con los booktubers, jóvenes que producen su propio contenido literario reseñando sus últimas lecturas en formato audiovisual y lo publican en plataformas como Youtube o Vimeo. ¿Y las ferias de libros? En concreto la feria de Madrid de 2016 incrementó un 3,5% sus ventas respecto al año anterior. En 2015 sus ventas aumentaron un 6% respecto al 2014. Ya son cuatro años consecutivos de subida. Además, los libros juveniles e infantiles que se exportan constituyen un 13,6 % un 0,03 por ciento menos que de los de literatura. Para no leer, no está mal. Por último, un estudio sobre la participación cultural de la juventud catalana dirigido por el Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (Conca) y la Dirección General de Juventud de la Generalitat entre 2001 y 2015 ha demostrado que los jóvenes (en Cataluña) entre los 15 y 30 años leen más que los adultos. Los jóvenes no están alejados de la cultura. Aquellos que admitieron no haber leído ningún libro en Cataluña durante un año fue el 40% de los mayores de 30 años frente al 27% de los jóvenes. Carles Duarte, presidente del Conca, afirma que “es una falacia decir que los jóvenes consumen menos cultura que los adultos”. Los jóvenes sí leemos. Y disfrutamos con ello. Vivimos los libros como si fueran parte de nuestra vida. Y eso no nos lo puede quitar nadie. Aunque no siempre leamos clásicos.Revista Cultura y Ocio
Es muy probable que en más de una ocasión hayáis escuchado el tópico por antonomasia de que los jóvenes no leemos. Dicho tema revela que, quiénes piensan así, no tienen conocimiento de aplicaciones como Wattpad, plataformas como blogs literarios o fenómenos en las redes como los llamados booktubers o el porcentaje que la lectura juvenil supone dentro de la industria editorial: más de un 20 por ciento.