Los jubilados pierden terreno en materia de ingresos

La jubilación media ha venido cayendo en relación al salario medio de la economía, es decir, no acompañó el crecimiento de los salarios de las personas en actividad en los últimos tiempos. En efecto, en 1999 la jubilación media mensual fue de $338.36 y el salario medio de la economía de $735.46, o sea que la jubilación media representaba el 46% de aquel.

Diez años después en 2009, con una jubilación media de $1031,96 y un salario medio de $2908,75, esa relación se deterioró a sólo 35,5 %, o sea algo más de 10 puntos, lo que es un índice negativo muy importante. Y no se crea que en 1999 los jubilados estaban bien, pues también habían tenido cierto retraso, ya que, por ejemplo en 1981 la relación jubilación/salario había sido de 50,2 %. Todo muy lejos del nivel aprobado en 1958, donde se establecía la jubilación en el 82% móvil del salario.

El mayor deterioro de este coeficiente corresponde a los periodos con alta inflación: por ejemplo los puntos más bajos son los de 1987 con 28.9 % y el de 1989, con casi el mismo nivel, afectado por la hiperinflación del primer semestre de ese año.

Desde 2002 en adelante fue donde se deterioró más el ingreso del jubilado. Allí asumió en Anses un grupo político que venía originalmente de la Ucedé, aunque fueron designados por el presidente Eduardo Duhalde y ya habían tenido cierta experiencia previa en el peronismo con Ortega. En esa etapa se introdujeron eficientes reformas de los sistemas electrónicos para dar una respuesta rápida a los trámites iniciados para cobrar las prestaciones, aunque también esto se usó para hacer imagen política. Por ejemplo, la gente podía llamar a determinada radio a las 21 e indicar su número de trámite y el Director Ejecutivo de la Anses en persona le contestaba instantáneamente el estado de su expediente y el día en que iba a poder cobrar su primera jubilación.

Esta imagen política sirvió para que el Director Ejecutivo del Anses ganara un asiento en la elección de diputados nacionales en 2005, aunque renuncio enseguida para seguir siendo el número uno de Anses. Sin embargo esto no alcanzó para que esa gestión protegiera la remuneración de la clase pasiva. Es más, posteriormente, las autoridades de Anses o sus seguidores o sucesores facilitaron la posibilidad de que personas que nunca habían realizado aportes recibieran ese beneficio, compartiendo los recursos con los jubilados que si habían contribuido con alrededor del 28% de su sueldo mensual durante toda su vida de trabajo (aportes personales y patronales sobre el sueldo sujeto a aportes). Se incorporaron al sistema unos 2.000.000 de jubilados adicionales, provenientes de todas las clases sociales, aun de las más ricas, pero que nunca habían aportado al Anses. Por eso el haber medio se resintió en relación al salario medio de la economía.

Necesitamos respetar más a las personas de edad, no utilizarlas con vistas a ocupar posiciones políticas. Este es un mecanismo que debe ser sagrado y no se puede ser desagradecido con aquellos que han trabajado toda su vida y ahora no pueden hacerlo por su edad y tienen merecido que le devuelvan lo que ahorraron tantos años para tener una vejez tranquila. Están muy indefensos y no es respetable utilizar sus recursos para hacer política. Naturalmente, estoy de acuerdo con que toda persona que cumple determinada edad pueda tener un subsidio de Rentas
Generales, pero no con que se saque ese dinero del ahorro jubilatorio. También las jubilaciones que se permitieron sin haber hecho nunca antes ningún aporte deberían designarse con otro nombre, como puede ser “asignación por vejez” o nombres similares. De todas maneras, la sociedad se debe una discusión amplia sobre este tema en la que se escuchen todas las razones, de uno y otro lado, para tomar una decisión racional que ha de afectar la vida de las personas por muchos años.

Fuente: Orlando Ferreres. www.lanacion.com . Lunes 6 de diciembre de 2010.

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