Me
imagino cuanto huniera querido Freddie Mercury ser parte de los
Juegos Olímpicos de Londres. Estuvo encantado de participar en
Barcelona '92 componieno el himno oficial. No pudo llegar a la
ceremónia inaugural, pero él ya habia dejado para la posteridad la
canción más hermosa que se puede dedicar a una ciudad. La canción
“Barcelona” irradia luz, fuerza , emoción y exalta el espítiu
olímpico del cual se empapó la ciudad. El alcalde, de aquel
entonces, Pasqual Maragall, (o su grupo ejecutivo), no pudo haber
elegido mejor cantante para personificar el evento y para convertir
en melodía este gran acontecimiento. Fue el fuego olímpico,
Freddie
se lució como nadie en “Barcelona”, no cabía esperar menos de
él, pero en esta ocasión tuvo un aliciente especial llamado
Montserrat Caballé. Acercarse tanto a la opera, impulsó todavía
más su fuerza creadora para obsequiar al mundo con esta hermosa
canción.
Faltan
pocos minutos para que empiecen las olimpiadas de Londres, y yo no
puedo dejar de pensar en Freddie. Seguro que de seguir entre
nosostros, hubiera tenido su lugar en la ceremonia inaugural, quizás
hubiera creado otro himno, esta vez para su país, y para su querida
ciudad: Londres. Hubiera estado orgulloso de su nación y de todo lo
que supone el olimpismo.
Él
tal vez, no fue un atleta, pero encarnaba más bien que el mejor
deportisa, este espíritu olímpico: la fuerza, la constancia, la
lucha por la superación, el trabajo en equipo y el juego limpio.
Él
fue un abanderado de todos estos valores, lo tendré muy presente
hoy.