La primera villa olímpica, París 1924
Lidell y Abrahams, sobre los que iba la peli Carros de fuegoEn 2024 se celebran los Juegos de la XXXIII Olimpiada que, por tercera vez, se celebran en París. La primera fue en 1900 y resultó una catástrofe desde todos los puntos de vista. Y la segunda fue justo hace un siglo. Aquellos Juegos de 1924 se disputaron en París por cabezonería del barón de Coubertin, que anunció que serían los últimos en los que él sería presidente del Coi
La segunda cita con los Juegos de la era moderna de París 1900 resultó un insulto al olimpismo recién nacido y una vergüenza para la capital francesa. Quedaron los juegos enmarcados dentro de una exposición universal gracias al menosprecio de los políticos franceses (¡cómo no!); no se edificó ninguna instalación, se alquiló algo parecido a una pista de atletismo que era un patatal; había un árbol junto a la zona de lanzamientos, por lo que se produjeronescenas delirantes, como ver a los martillistas trepando al árbol para recuperar el martillo, o los discóbolos buscando sus discos horas después en el bosque donde se había desbrozado un pasillo para los lanzadores; la natación se disputó en el río Sena, pero nadie tuvo la idea de detener el tráfico de barcos, con lo que los nadadores sorteaban embarcaciones que iban y venían; el waterpolo también fue en el Sena, y cuando se enfrentaron ingleses y franceses cada uno quería jugar con sus reglas, y el árbitro que era alemán con las suyas… Se convirtieron en olímpicos el sogatira, las carreras de sacos, el vuelo de cometas, las carreras de burros. El maratón (que estuvo a punto de salir del calendario olímpico) se disputó por un terreno improvisado, tanto que ni los atletas sabían por dónde ir, los jueces estaban o no estaban, de modo que un atleta americano que iba en cabeza fue arrollado por una bici que pasaba por allí, otro corredor recibió indicaciones erróneas de los espectadores y se perdió…; ganó el francés Theato, que conocía perfectamente el terreno y aprovechó para tomar atajos, aunque ni siquiera él sabía que estaba en una carrera olímpica, por lo que al acabar se marchó directamente a casa…
Por todo ello Coubertain quería que los Juegos volviesen a París en 1924 y así poder lavar la imagen dada en 1900, algo a lo que no contribuyeron los políticos (como siempre), pues el enfrentamiento entre el alcalde de París y el presidente de la República estuvo a punto de dar al traste con los juegos. En París hace un siglo se construyó la primera villa olímpica: unos barracones de madera en medio del barro. Las ‘competiciones’ artísticas se consideraron plenamente olímpicas: literatura, arquitectura, pintura, escultura y música.
Los franceses hicieron honor a su tradicional chauvinismo y pitaron sonoramente todos los himnos, excepto el suyo, claro. Se construyó la primera piscina olímpica, pues hasta entonces la natación se disputaba en el río, en el puerto, en el foso de un castillo o cualquier estanque.
Allí brilló Johnny Weissmuller, que luego se convirtió en el más popular Tarzán cinematográfico protagonizando doce películas; nacido en el Imperio Austrohúngaro, mintió y dijo que nació en Pensilvania, EEUU, y así participó en los juegos; ganó tres oros en 100, 400 y 4x200 (en su total olímpico ganó cinco oros y un bronce); y fue el primer hombre que bajó del minuto en los 100 libres.
La estrella de los juegos fue el fondista Paavo Nurmi, el ‘finlandés volador’, uno de los mejores atletas de la historia. Ya tenía tres oros y una plata de los juegos anteriores; pero el 10 de julio de 1924 protagonizó una hazaña asombrosa: ganó los 1.500 metros y, tres cuartos de hora después, tomó la salida en los 5.000 metros, venciendo a su compatriota Ville Ritola por dos décimas; también venció en 3000 metros por equipos, campo a través y en campo a través por equipos. En los siguientes juegos ganó otro oro y dos platas. Nueve oros y tres platas son su asombroso bagaje olímpico. Luego, antes de los Juegos de Los Ángeles 1932, lo acusaron de profesionalismo y no pudo participar.
Allí tuvo lugar la historia de Eric Lidell y Harold Abrahams que cuenta, con algunas licencias literarias, la película de 1981 ‘Carros de fuego’. Y en salto de longitud venció el estadounidense William Hubbard, el primer negro que ganó una medalla de oro. Los medios de comunicación entendieron el potencial de los Juegos Olímpicos: asistieron más de 700 periodistas de todo el mundo y muchas pruebas se retransmitieron por primera vez en directo… por la radio.
Las tenistas Lilí Álvarez y Rosa Torrás fueron las primeras españolas en participar en unos JJ OO, y aunque no lograron buenos resultados, Lilí se convirtió en mito del tenis con sus éxitos en Wimbledon y Roland Garros.
Cien años después de todo aquello, París vuelve a ser sede olímpica.
CARLOS DEL RIEGO