El juego no es solo una actividad de ocio para los niños. No podemos obviar que se lo pasan bien jugando, pero también debemos destacar que, cada vez que el niño juega de manera adecuada, desarrolla muchas de sus cualidades y, aunque no nos lo parezca, aprende cosas nuevas.
Muchos padres tienen la idea de que el niño debe dedicar su tiempo a aprender, no a jugar por puro ocio.
Esta idea es muy equivocada, ya que los conocimientos no solo se aprenden con las estructuras rígidas de los libros y los cursos.
No todos los juegos son iguales
El juego favorece que el niño adquiera muchos conceptos que le van a ser muy necesarios para su desarrollo personal, como las normas de conducta que deben seguirse en actividades colectivas, o por qué suceden ciertas cosas. Si hacemos caso de los autores clásicos, deberíamos recordar que Montaigne ya dijo que 'Los juegos de los niños deberían considerarse como sus actos más serios'.
A medida que los niños crecen evolucionan psicológicamente, y sus juegos siguen el mismo proceso. Es importante que los padres sepan introducirle en cada momento el juego que necesitan para desarrollarse en cada etapa de su vida.
Por ejemplo, cuando los niños son muy pequeños, necesitan practicar juegos que favorezcan su capacidad de moverse, y de reconocer nuevas sensaciones. Más adelante, es el momento de introducirles en los juegos simbólicos, que les permitirán ponerse en el papel de personajes y llevar a cabo actividades concretas. Finalmente, ya de más mayores, los niños necesitarán juegos que les permitan 'poner en orden' su mente, y concentrarse en reglas y normas. Es la época en que deportes como el fútbol o, incluso, el ajedrez les ayuden a desarrollarse como personas más maduras.
El juego como desarrollo emocional e intelectual
El juego es una manera de que el niño vaya asimilando su entorno, y el funcionamiento de los objetos y situaciones que tiene más cercanos. Por lo tanto, ayuda a desarrollar su parte intelectual de manera paulatina, de manera que el pequeño va adquiriendo estos conceptos sin prácticamente darse cuenta.
También el juego se convierte en una excelente herramienta para que el niño adquiera la capacidad de superar ciertos aspectos de su personalidad, como la timidez, o la dificultad de asumir las normas de convivencia de un grupo.
Principales beneficios del juego para los niños
Podemos decir que el juego es una actividad imprescindible para los niños de todas las edades, ya que ayuda a que se desarrollen intelectual, emocional y socialmente. Esto significa que, jugando, el pequeño madura psicológicamente, y aprende a comunicarse con los demás, a entender su entorno y a, poco a poco, adquirir habilidades que le irán preparando para su futura vida adulta.
No podemos olvidar que para los niños el juego es algo importante, que tiene un sentido más allá de pasárselo bien. Por eso, a veces los adultos no podemos comprender lo que significa para él que le interrumpamos en medio de su proceso de desarrollo de la imaginación.