El proceso bolivariano es policlasista y heterogéneo participan distintas clases sociales y organizaciones políticas. Al mismo tiempo, su dirección orgánica e ideológica no responde a los intereses y necesidades del pueblo trabajador, aunque haya mayor distribución de la riqueza y políticas vinculadas con el fortalecimiento de la soberanía nacional. En la Venezuela bolivariano, a pesar de la impresionante retorica y campaña publicitaria del gobierno nacional, no estamos en una sociedad socialista y, tampoco, hemos logrado la independencia económica y política. Además, por las condiciones de lucha enmarcadas en una democracia liberal-burguesa y articulado a una correlación de fuerzas desfavorables para la clase trabajadora, se mantiene un Estado burocrático-burgués que maneja discrecionalmente las políticas y recursos públicos, desplanificadamente, sin control y participación del pueblo trabajador. Una economía rentista que depende en una inmensa mayoría de los ingresos provenientes de la venta en el extranjero del petróleo y sus derivados. Esa caracterización del proceso bolivariano, no implica negar el liderazgo del Presidente Chávez; tampoco, constituirse en un contra-revolucionario o miembro y votante de la derecha pro-imperialista venezolana, articulada en la denominada Mesa de la Unidad Democrática. Debemos reconocer que existen críticos desde afuera del proceso bolivariano, que quieren mantenernos en la sociedad capitalista y el Estado burocrático-burgués; pero, al mismo tiempo, hay bolivarianos autocríticos como mi persona que presentamos nuestras posiciones para profundizar y avanzar en la construcción del socialismo. En este sentido, es muy preocupante para el proceso bolivariano la existencia de los justificadores de oficio. Bolivarianos que para mantener sus cargos y privilegios; así como, por un culto a la personalidad hacia el Presidente Chávez, lo sacralizan e des-humanizan, presentando argumentos anti-racionales y anti-éticos para exculpar de sus errores al Presidente Chávez y esconder los errores del proceso bolivariano. De esta manera, los justificadores de oficio son enemigos del Presidente Chávez y del proceso bolivariano, porque negando los errores y problemas generan condiciones políticas e ideológicas, que debilitan las posibilidades organizativas y culturales para combatir los obstáculos que no nos permiten avanzar en la construcción del socialismo. Los justificadores de oficio legitiman y promueven la corrupción, ineficiencia, burocratismo, desplanificación y desviaciones políticas como la ilegal y criminal deportación del comunicador popular Joaquín Pérez Becerra; cuando no denuncia y dejan de movilizarse para derrotar esos terribles problemas que pueden determinar, que nuestro proceso bolivariano culmine en un fracaso y en una indeseada derrota electoral del Presidente Chávez. Los justificadores de oficio, en el caso de la ilegal y criminal deportación de Joaquín Pérez Becerra, han sostenido que el gobierno nacional estaba obligado a cumplir los tratados internacionales; algo totalmente falso. Joaquín Pérez Becerra es ciudadano sueco, renuncio a la nacionalidad colombiana, entonces el gobierno venezolano tuvo que informarle al consulado y a la cancillería sueca; país donde tiene nacionalidad y residencia hace 16 años. Algo que no hizo, primera violación a los tratados internacionales. Además, no le permitió al periodista revolucionario recibir asistencia jurídica y legal; violando el derecho a la legítima defensa. Otra violación a los tratados internacionales y más importante a la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela. Asimismo, según el tratado internacional sobre asilos, no se puede entregar a las autoridades judiciales de un país a un individuo que recibió asilo; porque en ese país su integridad física y derechos legales no van a ser respetados. Una violación más a los tratados internacionales. Algunos justificadores de oficio han expresado que es responsabilidad del comunicador popular Joaquín Pérez Becerra y de los imprudentes y maliciosos que lo invitaron, convirtiendo a la víctima en victimario, porque es un error que tiene que pagar con cárcel en las mazmorras del paramilitarismo colombiano venir a Venezuela; un país donde tenemos un gobierno que se declara anti-imperialista, bolivariano y socialista. Joaquín Pérez Becerra un comunicador popular tenía que dudar de su seguridad y respeto de las leyes internacionales en un país, supuestamente, humanista que defiende el derecho de los pueblos y revolucionarios a combatir por el socialismo y en contra del imperialismo. Los justificadores de oficio, más sectarios y anti-comunistas, han planteado que “si le duele tanto al PCV, la deportación de Joaquín Pérez Becerra que se vayan para la MUD”; es decir, el que critica y defiende los derechos y la integridad de un camarada bolivariano debe dejar el proceso bolivariano. Otros justificadores de oficio sostienen que el Presidente Chávez es un pacifista, que no puede defender terroristas; primero, la resistencia armada no es terrorismo y a Joaquín Pérez Becerra lo catalogan de terrorista empleando las pruebas de la computadora indestructible de Raul Reyes; las mismas pruebas que el gobierno nacional ridiculizo hace poco, cuando querían vincular al Presidente Chávez con las FARC, mediante información extraída de una rara computadora que sobrevivió a un bombardeo. Terrible verdad, si es muy triste, que haya justificadores de oficio que pensando que le hacen un bien al proceso bolivariano y al Presidente Chávez; sólo se conviertan en verdugos de sus propios camaradas bolivarianos. Es hora de la reflexión y el análisis profundo, no de la solidaridad automática con el gobierno del Presidente Chávez.
Revista América Latina
Los justificadores de oficios, son enemigos del proceso bolivariano del presidente Chávez
Publicado el 30 abril 2011 por JmartoranosterSus últimos artículos
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