Las almas de los justos están en las manos de Dios. Esta es la gran revelación del libro de la Sabiduría. En los libros ateriores de la Biblia, el alma no significaba más que el aliento del hombre, es decir, la vida que está en él y se apaga al morir. Ahora el alma significa lo de nosotros que no muere cuando se deshace el cuerpo.
En el siguiente pasaje del libro de la Sabiduría en el capítulo 3, versiculos del 1 al 12, vamos a reflexionar en esta ocasión sobre el significado de la prueba, porque solo en la prueba uno demuestra lo que sabe y no hay que ver esta acción como algo malo, si no todo lo contrario, la prueba es lugar de purificación.
¿Y por qué nos enseña Jesús que pidamos a Dios Padre que no nos someta a ninguna prueba? Simplemente porque no está en nosotros salir con bien de ninguna prueba. Las pruebas no son algo que haya que desear sino algo que, si sucede dentro del plan y Providencia del Señor, podemos aceptar y aprovechar mucho, apegándonos a Él y buscando serle fieles en todo.
1Las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos. 2A los ojos de los insensatos están bien muertos y su partida parece una derrota. 3Nos abandonaron: parece que nada quedó de ellos. Pero, en realidad, entraron en la paz.
4Aunque los hombres hayan visto en eso un castigo, allí estaba la vida inmortal para sostener su esperanza: 5después de una corta prueba recibirán grandes recompensas.
Sí, Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él. 6Los probó como al oro en el horno donde se funden los metales, y los aceptó como una ofrenda perfecta.
7Cuando venga Dios a visitarnos, serán luz, semejantes a la centella que corre por entre la maleza. 8Gobernarán naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre.
9Los que confiaron en él conocerán la verdad, los que fueron fieles en el amor permanecerán junto a él.
10Pero los impíos que menospreciaron al justo y renegaron del Señor serán castigados por sus malas intenciones.
11Sí, ay de aquellos que rechazan la sabiduría y la disciplina: ¡para ellos toda esperanza es vana, todo esfuerzo inútil, toda obra estéril!
12También son estúpidas sus mujeres, y sus hijos, perversos: una maldición se cierne sobre su descendencia.
Su partida parece una derrota. Sea que el justo perezca en manos de los violentos, sea que le toque morir como a todos, el fin de su vida parece contradecir la bondad de Dios: es un escándalo que la muerte pueda algo contra los justos. Pero lo que muere es solamente el cuerpo. Ellos viven ante Dios, como lo afirmará Jesús a su vez en Lc 20,38.
En realidad, entraron en la paz. Gozarán para siempre lo que han esperado en la tierra. Es decir, que vemos solamenente una cara de la muerte: jamás sabremos cómo experimenta cada uno su partida, menos aún cómo se despierta en el mundo de Dios.
En el momento del juicio se comprobará que los justos son los únicos que han vivido. A menudo la muerte de los amigos de Dios trae la paz a los que estuvieron a su lado. A menudo los mártires hacen triunfar por su muerte la causa por la que han vivido.
Si estas pasando por una prueba, deberás saber que las pruebas son oportunidades para demostrar nuestra madurez y nuestro potencial. Así que, recuerda que pasarás por pruebas en cada etapa de tu crecimiento; tu objetivo en cada caso deberia ser de pasar la prueba, de otra manera tendrás que pasarla una y otra vez hasta que lo consigas; una prueba viene siempre antes de una promoción; en realidad, te prepara para ella y demuestra que estás listo para sobrellevarla y salir triunfante de ella.
Muchas familias han vivido pruebas que incluso las han descrito como fuertes tormentas que solo con Dios puedes atravesar, en oración con María rogar al Señor que nos acompañe en estos días de tribulación. Permanece en la fe, se fuerte, levántate y levanta a tu familia y permanezcan en oración. Por más dura que parezca la situación que estas viviendo y aunque parezca que Dios se hace el dormido y no te escucha, no te detengas y permanece firme en la fe y fuerte en la oración, recuerda cuando Jesús subio a la barca para cruzar a la otra orilla del mar con sus discipulos se desato una fuerte tormenta, enormes olas amenazaban con inundar la barca, y los discípulos despertaron a Jesús disiendo: Señor, estamos perdidos. Si oras con el corazón el Señor se despertará y dirá a tu tormenta: Callate, enmudece y entraras en una profunda calma. (Mc 4, 35-41)
Sigue adelante y no te detengas, Tu Amigo Daniel Espinoza