Que sus juegos de ahora no indican en absoluto una inclinación hacia la lectura. Que son procesos distintos los que intervienen en estos primeros momentos y la formación del lenguaje, los hábitos, el placer.Para ella, en resumen, parece que no son libros. Para mí la experiencia se vuelve aún más maravillosa y ya no veo a Emilia solamente leyendo, sino jugando con caballos y con automóviles, con castillos, con ladrillos, con telas, con sirenas, con princesas, con sombras y dragones. Ahora la veo, en su biblioteca, jugando con todas las cosas.Misael PeraltaLibélula Libros
La Virgen y el niño leyendo (Madonna de Ince Hall), Jan van Eycke (1433).