Para casi cualquier persona del mundo actual (el desarrollado) internet es el medio más fácil y seguro de conseguir información. Internet ha sustituido a las anticuadas enciclopedias como fuente de información y conocimiento. A casi nadie (del mundo desarrollado con acceso a la red) se le ocurriría buscar información en un diccionario o enciclopedia teniendo a mano un ordenador o smartphone. Y eso, aunque no lo parezca, es lo más insensato que puede hacer la sociedad actual, la de confiarlo todo a un medio de comunicación del que no podemos fiarnos al cien por cien.
Hoy en día cualquier estudiante joven acude a google para buscar sus dudas con respecto a lo que está estudiando. Y el peligro comienza ahí. Google da como respuesta una casi infinita posibilidad de direcciones web que se ajustan a la búsqueda, pero nadie indagará más allá de la primera página de direcciones web que nos ofrecen, y esa primera página está llena de inseguridad porque en realidad nadie se ha encargado de certificar que la información que recibimos es cien por cien fiable.
Aún con la seguridad de recibir información fiable para nuestras dudas, como por ejemplo con wikipedia, si es que la wikipedia pueda considerarse como una fuente de información fiable, lo que estamos haciendo es limitando nuestro conocimiento. Es curioso pensarlo de está forma porque internet, que se supone que “lo contiene todo”, está diseñado para que el usuario solo se interese por una mínima parte de ese todo, y cuando uno construye de esa forma su conocimiento está en realidad aprendiendo de una manera incorrecta e incluso de una manera peligrosa para la sociedad.
Las personas que formamos parte de una sociedad determinada tenemos el derecho a recibir una información veraz y sin censuras, con el propósito de construir un espíritu crítico que nos permita vivir libres y en paz, para que la verdad sea la base de una democracia sana. Pero también tenemos el deber de buscar la mejor información para desarrollar nuestros conocimientos. Si nos limitamos a consultar la primeras webs que nos ofrece un buscador virtual en base a no sabemos qué argumentos (los famosos algoritmos), estaremos haciéndonos un flaco favor a nosotros mismos.
En este contexto en el que vivimos en la actualidad, tenemos discusiones en redes sociales entre dos o más grupos de personas que creen tener la absoluta verdad sobre un determinado tema, cuando en realidad el conocimiento de “su verdad” se ha construido sobre unas fuentes poco fiables de información, o cuando no a través de nuestra pereza por indagar mucho más allá de lo que nos ofrece google.
Llegados a este punto resulta cómico lo que voy a decir pero, hoy en día una enciclopedia o diccionario puede llegar a tener más valor que lo que nos ofrece la red. Más allá de los diccionarios o enciclopedias del conocimiento, los libros han sido la base fundamental sobre la cual se han desarrollado las sociedades democráticas. Hoy en día un libro tiene mucho más valor del que pudo tener hace 20 o 30 años, porque a pesar de que nada es perfecto, el libro no solo es un formato, es un sello de veracidad. En un mundo perfecto todos los libros que se publican cada año reciben un control exhaustivo de veracidad, pero pongamos que la mayoría de las publicaciones lo tienen. Detrás de un libro hay uno o varios autores que han investigado. Un trabajo de meses o años, porque para que una editorial te publique tiene que haber algo sólido detrás.
Nuestro peligro actual se fundamenta en dos aspectos: uno, el de creer que la red nos suministra verdades (ahí están las fake news). Y dos, nuestra pereza informativa nos lleva a no investigar y dar todo por verdadero. Si alguien quisiera saber sobre la Historia de España en los últimos cien años iría a wikipedia, pero poco más, cuando para conocer realmente la historia de una país en un determinado tiempo habría que leer unos cuantos libros sobre el tema, e incluso haciendo esto no estaríamos del todo seguros para decir “nuestras verdades”.
Así que, cuando pienses que un libro es un objeto del pasado y que ya no tiene ningún valor, reflexiona, porque si mañana desapareciera internet, muchos que creían saberlo todo ya no sabrían nada.
Recomiendo:
https://elpais.com/cultura/2019/10/23/ruta_norteamericana/1571831580_804248.html