Después de un brutal ataque que deja a su hermana Ella al borde de la muerte en un nevado maizal, Claire Graham tiene que mudarse con una tía en Manhattan para superar el incidente. Pero la culpa de haber dejado que Ella volviera sola a casa aquella noche sigue atormentando a Claire, y entre más intenta olvidar, menos parece poder escapar de los ojos del lobo y de la nieve ensangrentada: presiente la violencia acechando en cada esquina.Al escribir esta reseña lo único que pasa por mi mente es “no digas spoilers, no digas spoilers, no digas spoiler”, así que espero que entiendan la incongruencia de mis palabras al tener a mi mente más concentrada en no soltarles la sopa que en encontrar sentido a lo que escribo.
Su terapeuta lo llama fobia. Claire lo llama simplemente la verdad.
Cuando Ella desaparece dos años más tarde, Claire no tiene más opción que regresar a Amble, Ohio, para enfrentar a su desconsolada familia. Su único refugio es el diario de Ella, quien lo dejó en un lugar donde sólo Claire podía encontrarlo. Valiéndose de una serie de enigmáticas entradas del diario, y junto con Grant, su antiguo amor secreto, Claire intenta descifrar las claves del pasado para descubrir la verdad detrás de la agresión que sufrió su hermana y de su desaparición. Pero pronto se percata de que no todo aquello que se pierde necesariamente ha de encontrarse.
Me había acostumbrado a sonreír y aceptar que estoy loca. Pero no lo estoy. La nota de mi hermana era la prueba.
Debo confesar que me pase todo el libro pensando que la protagonista era una estúpida, quiero decir, a primera vista todo lo que estaba pasando era totalmente su culpa. Ella fue la que envió a su hermanita de 12 años sola por el bosque para ella poder seguir ingiriendo alcohol mientras esperaba que un chico llegará a besarla. No conforme a ello, ella se larga a vivir a NY por coacción de sus padres y en dos años no se toma la molestia de hablarle o escribirle a su hermana porque obvio está más ocupada en emborracharse y pasarla en grande con su novio drogadicto.
Pero ahí no termina la cosa, ya que cuando su hermana desaparece regresa al pueblo dispuesta a regresar a su hermana y para lograrlo embarra al chico del que ha estado enamorada desde siempre, Grant, quien parece un perrito faldero y acepta las incoherencias y tonterías de la protagonista sin decir pio.
Así que sip, como ya pueden notar odie a la protagonista y me pase todo el libro deseando lanzarlo por la ventana pero sino lo hice fue porque quería llegar al final del misterio y saber que carajos eran los lobos. Mientras más avanzaba en el libro más detestaba a todos los personajes pero más me metía en el misterio y entonces nuestra protagonista y su gran amor encuentran parte de la verdad, donde resulta que un conocido es el que provoco el primer incidente, ¿y que hace nuestra protagonista? Pues deja pasar el descubrimiento como si nada y vuelve a concentrarse en encontrar a su hermana, porque digo ¿Qué importa encontrar al asesino de una chica inocente si a ella le preocupa más su hermana que al parecer huyo por voluntad propia?
Mi odio hacia el libro y a sus personajes estaba a un nivel tan alto que casi alcanza mi odio hacia After de Ann Todd y entonces llegamos al final… un final que me hizo mirar con otros ojos el libro. De pronto todo lo que odie cobró un significado completamente distinto. Juro por los dioses del Olimpo que jamás me espere que “eso” fuese a pasar.
Obviamente no les diré a qué me refiero con “eso" , pero si les diré que tuve que leerme más de tres veces los capítulos finales para saber que lo estaba entendiendo todo bien y que no me estaba perdiendo de nada, porque la primera palabra que paso por mi cabeza al terminar el libro fue “¿pero qué mierda?”.
Al final puedo decirles que la autora creó un rompecabezas que puede desesperar más de una vez pero con un final impactante que te hará ver todo con otros ojos.