Seguimos aquí desgranándote cuáles son esos lugares que debes de conocer al menos una vez en la vida con tu bicicleta, esos sitios que no pueden faltar en tu currículo cicloturista, los que tantas veces has visto en televisión o de los que has oído hablar a tantas personas y que ahora puedes recorrer con tu máquina. Porque ese es uno de los grandes atractivos de este deporte: la posibilidad que tenemos los aficionados de disfrutar, cada día, de los templos míticos del ciclismo... ¿No querrías jugar al menos una vez un partido en Wembley, o unas bolas en la Central de Roland Garros? Pues con tu bici puedes...acompáñanos en este viaje.
- Stelvio. El Stelvio es un lugar especial desde su misma construcción. Creado casi de la nada en la década de 1820, el Imperio Austro-Húngaro se decidió a abrir esta monstruosa carretera para facilitar las comunicaciones militares entre el norte y el sur de los Alpes, y evitar así humillaciones como las que le había infringido Napoleón unos años antes. Así, ponen a miles de obreros a trabajar a más de 2000 metros de altitud, y crean una obra de ingeniería perfecta, ciclópea, con docenas de curvas de herradura que trepan vertiginosamente por la montaña allí donde no parecía que se pudiera subir. Es, de facto, el puerto más alto de Italia, y uno de los más altos de Europa. De hecho el Stelvio era un mito aun antes de haberse subido, era considerado por la literatura ciclista italiana como epítome de grandiosidad, de dureza, aun antes de que jamás el Giro hollase su cima. Y luego llegó Coppi, y allí ya que el Stelvio entró en otra dimensión. Hoy es lugar de peregrinación de ciclistas de toda Europa, que quieren disfrutar con una de las subidas más escénicas, espectaculares y, sí, duras, que puedes echarte a la cara. Eso sí, sus tornanti también atraen a amantes de las dos y las cuatro ruedas con motor, por lo que en ocasiones la ascensión al Stelvio puede llegar a ser algo agobiante debido a la sobreabundancia de vehículos y las altas velocidades que exhiben algunos de ellos...Con todo es un viaje que no puedes perderte.
- Los adoquines de Roubaix. ¿Eres uno de esos que piensan que solo en las escaladas está el sufrimiento? Pues pásate por los adoquines que hay al norte de Francia, entre París y Roubaiz. Son un lugar mítico, uno de esos que todos los aficionados guardan en la retina. Kilómetros y kilómetros de piedras tiradas casi al azar que acaban creando una estrecha senda por la que discurrir a altas velocidades sobre tu bicicleta, temblando por completo y con la sensación de que tus brazos, tus piernas, tus espalda, no pueden aguantar más dolor. La Roubaix cicloturista es una buena forma de conocer a fondo esta particular superficie, y de visitar uno de los templos sagrados del ciclismo histórico, uno que nos lleva a tiempos pasados, que nos retrotrae a las carreras de principios del siglo XX. El Bosque de Arenberg, la doble trinchera de algunos tramos, el decisivo Mons en Pevele...no te lo puedes perder...
El próximo día seguimos mostrando algunos de los mitos ciclistas a los que no te puedes abstraer...para que tengas claro dónde programar tu próximo viaje...