Tras la muerte de Alejandro Magno el 13 de junio de 323 a.C. , el vasto imperio que no disfrutó fue repartido por sus generales. Palestina, Siria, Mesopotamia y Persia, quedaron dentro de los dominios de Seléuco y su sucesiva familia, los Seléucidas. Pero a diferencia de Alejandro, que había sido tolerante con la forma de gobierno y cultura de los pueblos conquistados, los Seléucidas no hicieron lo mismo, y trataron de imponer por la fuerza la cultura y religión griegas.
Pero los judíos, tan celosos de su religión como de su cultura en general, no aceptaron las disposiciones del seléucida Antíoco IV Epífanes, en 167 a.C., quien les obligaba precisamente a dar culto a Zeus, Atenea y los demás dioses griegos, así como adoptar la cultura helenística; de tal forma que un judío llamado Matatías, asesinó a un judío que se dirigía a adorar a un dios griego. Años más tarde, el legendario Judas Macabeo, hijo del antes mencionado Matatías, lideró un ejército nacionalista y opositor a los seléucidas. Su ejército fue nombrado con el mismo apodo de Judas: Macabeo, que en hebreo (מכבים) significa "martillo". Básicamente la estrategia del ejército de los Macabeos, fue la guerra de guerrillas.
En su entrada triunfal en Jerusalén y en el Templo, Jonatán Macabeo es nombrado Sumo Sacerdote, y se da el milagro que conmemora la fiesta de Jánuca. De acuerdo a la tradición judía, los Macabeos entraron en el Templo para reestablecer el culto hebreo, y su menorá con las luces apagadas, pero con aceite puro suficiente para solo un día, pero que milagrosamente duró los ocho días que necesitaban para elaborar más aceite. Por eso la fiesta se llama Jánuca (en hebreo: חֲנֻכָּה), porque esa palabra significa "fiesta de las luminarias", recordando el milagro de las luces en el Templo.
Sin embargo, Antíoco V Eupátor con un ejército sirio intentó repimir la rebelión, pero fracasó pues las fuerzas helénicas tuvieron que dar la libertad de culto a los judíos hacia 160 a.C., pero estos ya no se conformaban con la libertad religiosa, sino ansiaban su independencia. Esta independencia llegó en 142 a.C. con el último de los hijos de Matatías, Simón Macabeo. Aquel mismo año y con Simón al frente del ejército y del Sumo Sacerdocio, Demetrio II, rey de Siria, accedió dar a su independencia a la nación hebrea, y fundando la dinastía Asmonea que se mantendría en el poder hasta 37 a.C., con la conquista romana de Judea y toda Palestina a manos de Pompeyo y la imposición de Herodes el Grande como rey de los judíos.
Cada año los judíos celebran esa victoria militar y ese milagro en el Templo de Jerusalén en la fiesta de Jánuca. A pesar de ello, los libros que describen tales acontecimientos, los llamados deuterocanónicos 1° y 2° libros de los Macabeos, no están en el Tánaj o Canon hebreo. Esta fiesta como se dijo, tiene un trasfondo no solo político, sino también religioso, por eso esta fiesta se celebra durante ocho días, recordando cada uno de los días que milagrosamente estuvieron encendidas las luces de la menorá del Templo. En esta festividad, es común ver a niños hebreos jueguen con una especie de perinola con las letras hebreas iniciales de la frase "un milagro ocurrió allá" (en hebreo: נס גדול היה שם, Nes gadol haia sham); en Israel la frase es "un milagro ocurrió aquí" (en hebreo: נס גדול היה פה, Nes gadol haia po).
Por mi parte, aunque no soy judío, a los judíos del mundo y si por aquí pasan, les deseo:
¡Feliz Jánuca 5770!חג חנוכה שמח 5770