El Museo de la Plata del Palazzo Pitti alberga parte de la colección de joyas y curiosidades de lujo de la familia Médici. Los objetos se exhiben en las cámaras de la planta baja, donde los señores recibían a sus visitas, decoradas con espectaculares trampantojos.
Habíamos encontrado en Dresde, Berlín o Londres algunos trabajos virtuosos en marfil con poliedros huecos que contienen otros más reducidos hasta infinitésimo, pero ninguna colección parece tan amplia y diversa como la medicea.
El pintor matemático Piero Della Francesca había mostrado la utilidad de la representación de los poliedros para dominar la perspectiva. Leonardo dio un nuevo impulso con sus dibujos para Luca Pacioli.
La taracea lígnea italiana y alemana hizo buen uso de los poliedros, los grabados de poliedros se convirtieron en motivos habituales, de forma que los sólidos estaban en la agenda de los refinados artistas del Renacimiento.
Se atribuye a Egidio Lobenigk, un virtuoso del torneado y tallado de marfil, la primacía en la técnica de trabajar con dodecaedros huecos, a mediados del siglo XVI, en sus trabajos para la corte sajona. Los artesanos de Könisberg y Dáncig continuaron produciendo los poliedros de marfil a inicios del XVII.
Los lujosos marfiles alemanes no pasaron desapercibidos a unos coleccionistas de objetos refinados como fueron los Médici. Reproducimos algunos de ellos.
El dodecaedro es dominante en diversas formas, a veces curvado, pero también el cubo, o un poliedro al que fueron muy aficionados: el icosidodecaedro.
No nos puede resultar extraño que Kepler postulara su modelo de universo platónico basado en poliedros circunscritos tal como aparecen en el Misterium Cosmographicum (1596).