Revista Diario

Los mayores y los niños siempre dicen la verdad

Por Desmadreando @desmadreando

Y ayer como que no quiere la cosa he tenido uno de esos momentos memorables.

Que si, que de normal sé que suelo estar un poco más para allá que para acá, pero en el día a día les juro que intento camuflar mi desmadre y ser una persona “normalita y ordinaria” (a veces le pongo el extra a lo segundo)- está mal que lo diga yo pero me sienta mejor.

Todo comienza al llegar a casa. Tenía que descargar la compra del coche, el cochecito de bebé, los enemil juguetitos dispersos y las cien mil y un guarradas que tenemos en el coche “las mamis”.

Odio hacer más de dos viajes así que me pongo todo encima. Vamos que si hace falta hasta cojo bolsas con los dientes mientras que con el dedo meñique del pie empujo el cochecito de la niña. ¡Hacer ejercicio no es lo mío!

Además de lo de siempre, esta ocasión tenía que bajar un regalo que nos hizo la huerta. Uno de esos regalos memorables y risibles (si no me cree sólo basta revisar los comentarios de twitter de ayer noche).

El huerto nos regaló un calabacín. ¡Oiga pero no uno de esos normalitos y ordinarios! ¡No! En esta casa nos gusta ponerle a todo el “extra” ya se lo había dicho yo.

Así que decidí que era imposible subir todo en un viaje. Me decanté por subir a Critter y la compra y dejar, para el siguiente viaje, el Bugaboo con el fin de ayudarme con mi nueva adquisición.

Los mayores y los niños siempre dicen la verdad

                                                 Mi nuevo bebé

Jamás pensé que mi acción tuviera repercusión alguna. Cogí a Don Calabazo y lo metí al Bugaboo. ¿Para que cargarlo si puedo pasearlo?

Subí al ascensor y en eso apareció la abuela del cuarto piso con su hija y su nieto.

Hasta ahí todo bien.

Cuando me vieron aparecer con Don Calabazo en el Bugaboo le escena se puso un poco tensa. La hija no dejaba de ver pasmada a Don Calabazo (que ya les había advertido yo que pasmosidad causa).

Sin embargo, la abuela por mucho me dejó a mi más pasmada. Con voz silenciosa le dijo a su hija:

- Nena ya te había dicho que la del tercero era rarita, mira que sacar a pasear al niño sin jersey con este clima… (con voz más fuerte y dirigiéndose a mí). ¡Que se va a coger frío póngale una chaquetita! O_O

Empecemos por partes:

No importa que durante 18 meses le haya dicho a la abuela que Critter es niña- eso da igual. Para las abuelas el niño es “niño” a secas sin diferenciar sexo.

Ponerle una chaqueta a Don Calabazo ya iba a ser demasié.

La cosa se pone mejor cuando el enano de dos años se suelta de la mano de la madre y abraza a Don Calabazo.

¡Eso es una buena educación! ¿Quién dice que los niños repelen las verduras?

Se abrieron las puertas del ascensor-¡A Dios gracias! para poder bajarme del momento surrealista.

Y en eso la abuela me dice:- “El nene es muy guapo, se parece mucho a su marido“.

La realidad supera la ficción.

 


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