María Alejandra Díaz
La Guerra informativa es una doctrina de guerra no asumida oficialmente por ningún Estado; no así el caso de las operaciones de Información, que como parte de las operaciones psicológicas y de la Guerra de Cuarta Generación ha sido asumida por la doctrina militar Estadounidense.
Las llamadas operaciones psicológicas y de gestión perpeptual pretenden lograr la retractación, sumisión, traición, consternación y desmoralización tanto de los combatientes, como de la población civil; estos objetivos se logran a través de la extrapolación de procedimientos de operaciones psicológicas al campo civil mediante el uso de los medios de comunicación y del espacio público comunicacional que son ejecutadas por largos períodos de tiempo.
La estrategia consiste en que a través de datos reales, el atacante informativo difunde conocimientos o percepciones que engañen, confundan o generen miedo y terror al adversario político, para de esta forma incidir en su forma de organización o paralizarlos, o peor lograr que se oponga a cualquier proyecto político o a cualquier medida de carácter civil, económica, militar, financiera, ambiental o simplemente política que se les presente.
Puede también el que diseña estas operaciones reforzar actitudes y creencias preexistentes en el adversario político, que le sean favorables a sus intereses y objetivos, a través de la difusión de verdades que le convengan , o medias verdades, o a través del ocultamiento y tergiversación de otras –todo ello como arma de ataque a la moral del adversario-.
Un concepto complementario que desarrollan las operaciones informativas es la conocida como gestión de percepción, que no es otra cosa que una estrategia que busca influir en las imágenes del mundo (marcos conceptuales de los que habla Lakoff) de la población civil, mediante la manipulación de la información a la cual éstos tienen acceso. En palabras de Zaman citado en Tovar (2007:17) “la percepción es el proceso de formación de imágenes del mundo, que puede ser descrito como constituido por dos subprocesos. Primero, se adquieren datos sensoriales, luego se organizan y analizan para formar una idea coherente y comprehensiva. Por lo tanto una percepción errónea del mundo, puede surgir tanto de datos incorrectos, como del mal procesamiento de datos correctos”.
En la historia de la humanidad hemos visto casos de aplicación de esta doctrina de guerra desde los tiempos de Alejandro Magno, cuando ordenó construir herramientas y armas gigantescas y las fue dejando a su paso, ello como una manera de debilitar la moral de su enemigo (a quien iba camino a atacar) y con ello disuadirlos de actuar de una determinada manera.
Estas operaciones de gestión perceptual no se ocupan de la difusión de información veraz, sino que se suman a ésta estrategia el ocultamiento de información y la difusión de información falsa o inexacta; así como su incidencia en el público, que además asiste de buena fé al espectáculo mediático que frente a sus ojos elaboran detenidamente los operadores políticos interesados en un objetivo determinado.
Así podemos asegurar que esta situación, es la que ha venido sucediendo y sigue sucediendo en el caso venezolano. Venezuela ha sido sometida durante estos últimos quince años –al menos- a una gran operación de gestión perceptual difundida a través del espacio público mediático y que además ha sido marcada por el protagonismo de estos medios de comunicación privados.
Dieron un golpe de Estado en 2002 y lamentablemente quedaron impunes sus acciones desestabilizadoras. Desestabilizadoras no sólo del gobierno sino de toda la población, pero especialmente de la clase media venezolana. Quienes al principio apoyaron el gobierno, han sido sometidos a una gigantesca operación perceptual con la finalidad de sembrar el odio, el rencor, la desmoralización, de una parte de la población venezolana contra otra. La implementación exitosa de esta operación la observamos día tras día, en la calle, en el mercado, cuando se habla de Chávez en estos sectores de clase media, el odio y el rencor, el deseo de su muerte en jóvenes que apenas comienzan la vida, incluso en sectores de clase media baja, es inexplicable y produce una profunda tristeza.
Esta operación perceptual ha sido implementada a través de un complejo proceso de manipulación informativa a largo plazo, influyendo en las percepciones y decisiones del adversario, no excluyendo con estas acciones el uso efectivo de la fuerza y de la presión política nacional e internacional –veamos sino el caso del lobby que realizó Leopoldo López para hacerse ver como perseguido político cuando en realidad el tipo no es más que un corrupto; y esto no lo digo yo lo dice la Contraloría General de la República y sin embargo, cuál es la percepción internacional sobre este caso?
El ejemplo de López, es solo la punta del iceberg, esta gigantesca operación perceptual desafortunadamente ha tenido sus frutos en nuestra población civil, confundiendo, aterrorizando y desmoralizando a buena parte de la clase media, e incluso a parte de los pobres de este hermoso país.
Por supuesto que esto no es suficiente para lograr lo planteado, sino que los errores que hemos cometido –y vaya que hemos cometido errores- han sido exacerbados a la máxima potencia e incluso nuestra propia torpeza -para en ocasiones ocultarlos, minimizarlos o disfrazarlos- nos ha hecho más daño que beneficio.
En este momento en que nos estamos jugando muchos de nosotros la vida misma, es necesario rescatar y fortalecer la conciencia crítica frente a estas operaciones perceptuales desarrolladas desde los medios de comunicación.
Y que no me vengan con el cuento del ventajismo del gobierno frente a la minusvalía del sector opositor en cuanto al tema mediático – según cifras de CONATEL las concesiones otorgadas en este país al sector privado para explotación de frecuencias de TV y radio supera el 78% y 82% respectivamente, entonces de cual ventajismo estamos hablando?.
Esta percepción que intentan sembrar desde ahora y con miras a deslegitimar tanto al CNE como al propio proceso electoral y sus resultados, no es otra cosa que buscar garantizar que el curso y la resolución de lo que ellos consideran es la crisis venezolana, sea favorable en la opinión pública nacional e internacional, a ellos.
Buscan debilitar, desmoralizar, inmovilizar a grandes sectores de la población frente a lo que ellos llaman una “dictadura” y por la otra buscan exacerbar la creencia del triunfo opositor para que si como todos los que creemos en este proceso de alma y corazón triunfe Chávez, cantar fraude e instigar a una guerra civil entre hermanos.
Hay información cierta de los planes por ejemplo que desde el Colegio de Ingenieros de Caracas están trazándose – entre las 4 y 5 de la tarde del día de las elecciones anunciar vía redes sociales de su triunfo y si el CNE dice lo contrario tomar las calles para reclamar el fraude y si es necesario enfrentar –a plomo, así lo han expresado- a los chavistas-; que por supuesto estaremos en la calle, resguardando la voluntad popular mayoritaria.
Las relaciones entre los medios de comunicación privados –no quiero con esto generalizar, hay alguna gente decente aún que ejerce su concesión con responsabilidad social, aunque sean minúsculas- y estos grupos desestabilizadores es clara; estos se sirven de aquellos para lograr su objetivo principal: Sacar a Chávez del poder a como dé lugar.
Con tristeza veo, oigo y leo, como a través de estos medios de comunicación se envenena a un sector de la población que aún a pesar de haber estudiado, considerarse mejor preparados para manejar los destinos del país y haber surgido por su propio esfuerzo –me refiero a sectores de la clase media-, han sido los más incautos en caer frente a la masiva operación perceptual que se está desarrollando contra el país todo.
No han entendido que esta operación es contra ellos, su futuro e inclusive contra sus propios hijos y nietos, pues el día que los centros de poder consideren necesario invadir Venezuela -las bombas y los drones- no harán distingos entre chavistas y opositores. Rescatemos pues la sindéresis camaradas, detengamos el avance de estas operaciones, con más y más gestión, eficiencia y más y más información. Que todos asumamos nuestra cuota de responsabilidad y conciencia crítica, ello es imprescindible para derrotar estos planes.
Alerta pues !!!