La relación entre los medios de comunicación y los políticos es beneficiosa para ambos. Los medios de comunicación sirven de eco de los discursos políticos, pero a la vez también son críticos de estos.
Desde hace bastante tiempo, muchos políticos de distintos partidos, sobre todo del PP, se sirven de los medios de comunicación para soltar sus arengas, sus pareceres y sin embargo, no admiten preguntas en sus ruedas de prensa.
Hay otros políticos que admitiendo preguntas, sólo contestan a lo que quieren o, tomando el pelo al periodista de turno, si les preguntan qué hora es, les contesta que no le gusta la paella. En esto han sido especialistas principales, políticos peperos valencianos liderados por el imputadísismo Camps, quien riéndose del periodista cuando le han formulado alguna pregunta sobre el caso Gürtel, ha contestado por otro tema que nada tenía que ver.
Lo grave es que, hasta ahora, los periodistas han tragado cuando sin avisarles, el prócer de turno dice no admitirles las preguntas o les toma el pelo.
Hoy parece que han despertado y la FAPE (Federación de Asociaciones de Prensa de España) y RSF (Reporteros Sin Fronteras) han pedido a sus asociados que no vayan a las ruedas de prensa si no se admiten preguntas.
Desde Kabila ya habíamos tocado el tema y no entendíamos que de forma asimétrica el poder se sirviera de los medios y estos tragaran sin decir ni pío. Por lo tanto, aunque llega tarde es una buena noticia esta declaración de estas asociaciones, para que los periodistas dejen de asistir a reuniones donde no haya interacción, donde se suelte el discurso y no den la palabra.
Un político, o un deportista, o un entrevistado cualquiera puede, perfectamente, mandar una nota de prensa, una arenga, un artículo. El medio de comunicación puede publicarlo o no. Lo que no puede ser es que los profesionales de los medios acudan a citas donde la comunicación sólo fluye en una dirección. Para eso hay otros medios de hacer llegar la información.
Negarse a asistir ante estos políticos prepotentes, autoritarios, a los que sólo les interesa su discurso sin matices, es una obligación ética que debe cumplirse, so pena de ser un acólito incondicional al que no le interesa sino el discurso cerrado del líder. Los periodistas libres no pueden entrar en una dinámica que les convierta en correos del zar. Es un error lamentable que hay que corregir. Porque el periodista no debe servir al político sino al publico al que llega, y éste desea la información matizada.
Salud y República