En mi nota anterior que recomiendo mucho mencioné la disparidad que hay entre la crítica y la reacción de la audiencia. En realidad no es algo tan raro si nos ponemos a pensar en las películas de Adam Sandler o la saga Rápido y Furioso, películas que el público ama, pero que la crítica condena por sus bajos estándares de calidad en algunos apartados. El problema actual no es ese, sino algo me parece más bien forzado con fines de agenda.
Desde que la culpa de algunos blancos luego de vivir años en un ambiente racista plagó los medios de progres hipócritas que intentan pagar por sus pecados señalando a todo el que no pina como ellos y enviándolos a la hoguera, la calidad fue sustituida por la identidad. En realidad ahora mismo no importa qué tan buena o mala sea una producción cinematográfica, sino la carga identitaria que lleva consigo. El mensaje de justicia social e inclusión que trata de vender el mensaje de las víctimas y los opresores, razón por la que películas malas con mensaje de justicia social e inclusión reciben mejores crítica en la actualidad.
Joker fue acusada (bajo un ataque de histeria mediática) de fomentar tiroteos incluso antes de su estreno, lo que hace surgir la pregunta:
¿Cómo es que lograron crear esta narrativa de tiroteos masivos y por qué lo hicieron?
Parece que la lógica de los medios masivos que empujaron esta narrativa es que una película sobre hombres que vuelan hará que la gente se ponga a volar en la vida real. Sabemos que no es así. Ni siquiera las películas sobre superación personal motivan tanto a una acción real. Casi toda experiencia en el cine se queda en una catarsis emocional que no pasa a las acciones, y alguno pondrá de ejemplo al asesino de Colorado que salió vestido del Guasón Nolanista interpretado por el difunto Heath Ledger, pero esa noticia no es del todo como la cuentan. Ese tirador no estaba vestido de Guasón y no se inspiró en Ledger para cometer su locura, la verdad es que se tiñó el pelo de rojo porque su amigo se había teñido el pelo de azul y el Guasón siempre ha sido verde, incluso en la versión de Nolan.
En internet se pueden ver los vídeos de toda la seguridad que pusieron durante las proyecciones del New York Film Festival en el Lincoln Center debido a la presencia de la película Joker, algo que progres habían pedido desde que salió el tráiler alegando que esta película era un bluckbuster irresponsable por recordar un evento tan traumático como el tiroteo en Aurora en la que un tipo estaba vestido como Guasón… Aquí hay dos grandes mentiras: (1) Joker no es un bluckbuster y (2) como dije antes, el hombre de Aurora no se inspiró ni se vistió como Guasón.
Todo este despliegue técnico de oficiales de policía no fue más que una pérdida te tiempo y recursos. En lugar de estar haciendo su trabajo, la policía su fue a hacer el ridículo, a pesar de saber que era un tontería todo aquello solo por hacerle caso a un grupito de gente con la mente contaminada de mentiras.
Ahora bien, mientras Joker ha sido incesantemente atacada al punto de que CNN afirmó que es una película racista olvidando que de hecho el payaso de Gotham solo asesina gente blanca, la crítica alba el estreno de la “primera serie con una protagonista abiertamente lesbiana” Batwoman. Una serie alabada exclusivamente por el lesbianismo de su protagonista y no por la trama, los personajes, la producción o el performance.
Ya no se trata de una heroína que ayuda al Caballero oscuro combatir el crimen en Gotham, sino de una chica que en lugar de sentir un pene caliente de carne y hueso en su vagina prefiere sentir un pedazo de plástico frío y sin alma. Es lo relevante para la crítica de hoy y los medios progresistas que llenan la tele y el cable, pero no es lo que le importa a la audiencia cuya valoración en RT es del 10%.
Que algo le guste a la mayoría no significa que sea bueno, ya lo he dicho antes con el ejemplo de Adam Sandler, pero aquí acurre algo de manera constante y es que todo lo que es calificado de excelente por la crítica no es bien recibido por la audiencia, además de las palabras que usan a la hora de hacer sus valoraciones. Un ejemplo actual es Terminator Dark Fate, película que es alabada casi exclusivamente por su mensaje feminista, no por la realización ni nada por el estilo.
Hoy más que nunca la crítica y los medios están alejadísimos de lo que la audiencia quiere y disfruta, pero también parecen haber perdido toda valoración artística, llegando a alabar las malas obras solo por su estrategia incluyente.
A la mayoría de los chico les gustaría ver lesbianas en spandex, pero es que ni siquiera con esa fórmula pornográfica han conseguido que la audiencia valore positivamente a la nueva Batwoman y la única respuesta de Ruby Rose es que “al que no les guste Batwoman es un hombre viejo blanco” es que para ellos es como un juego de niños, es como decir: el que llegue al último es un perro mojado. Algo tonto e infantil.
Los Ángeles de Charlie son hermosas chicas que combaten el crimen, Kill Bill va de una chica ruda que busca venganza y acaba con todos, el sensei en Karate Kid es un anciano asiático, Blade es un negro caza-vampiros, Buffy es una chica adolescente caza-vampiros, Morgan Freeman ha sido Dios y la reina de Inglaterra es mujer.
Las ”representaciones” no son necesarias. Solo son necesarias las buenas historias bien contadas. Los que han visto películas de todas las décadas por lo menos desde los años 40 las historias son lo principal. Sí, hubo un tiempo en que el sonido como innovación mató el arte por un tiempo, pero el cine se recuperó y tuvo su edad de oro con muchas protagonistas femeninas, no por una estúpida representación, sino porque el guion así funcionaba.
En la actualidad gente como Ruby Rose adoctrinadas con la idea del colectivismo olvidan que las personas son individuos con gustos particulares y que nadie está obligado a amar su serie, solo porque tiene representación de los LGBT o de los negros o de quien sea. La izquierda no cree en la existencia del individuo, sino en el colectivo y es curioso que las personas que acusan a los imitadores de Joker de ser de derecha obvien tan descaradamente el hecho de que esos manifestantes con máscaras de payaso en la película funcionan como uno de sus tan amados colectivos. Un colectivo que odia a los Wayne por su riqueza y nada más y que como una sociedad apartada de la moral judeocristiana, cruza la línea y en lugar de hacer lo correcto sigue a un payaso asesino… Justo lo que la izquierda promueve.
Si alguien se puede asemejar en la vida real al personaje del Joker no es un hombre blanco, sino el conglomerado que forman y promueven la cultura de la censura. Esos medios que sin tomar responsabilidad viven creando fake news con el fin de mantener a la sociedad mordiéndose las uñar del miedo y buscando un chivo expiatoria para poner allí sus culpas y quedar limpios de manos.
Lo cierto es que al final de la película no sabes si todo lo pasó es real o inventado por el Joker. Puede que algunas cosas sean verdad y otras no, pero queda la duda así como queda la duda cuando vemos una noticia en la tele o en los diarios más conocidos.