Suele decirse que los buenos discos ganan con el tiempo. Con cada atenta escucha. Una vez que las canciones han conseguido calar en el oyente para empaparle hasta el epicentro del hipotálamo. Así, de esta manera, prácticamente controlar su sistema nervioso con cada sucesión de acordes, con cada melodioso estribillo, con cada certero verso.
Eso, efectivamente, ocurre. Pero hay ocasiones también en las que al escuchar por primera vez una canción sentimos que se detiene el mundo en un instante de inmediata conexión. Es como una colleja a traición, como una pedrada en el corazón. Si se trata de un artista novel, desconocido, esta sensación puede multiplicarse hasta el infinito al sentir que hemos dado, al fin, con la respuesta a nuestras preguntas.
Vamos a suponer que los discos que repasamos a continuación, debuts incontestables, pertenecen a este grupo de obras que tienen ese algo especial que trasciende la música para convertirse en ese supino deleite artístico que ni puede ni debe explicarse con palabras. Porque algo tienen estos trabajos para, a pesar de ser óperas primas, haber pasado a la posteridad por su sobresaliente contenido. O justo es por eso, claro.
GUNS N' ROSES (1987)
Axl Rose, Slash y compañía eran poco más que unos maleantes adictos al desenfreno que se dejaban la vida en el Sunset Strip de Hollywood a mediados de los ochenta. Pero también tenían unas cuantas canciones que enseñar al mundo. Y el mundo las quiso escuchar, seguramente atemorizado por Welcome to the Jungle, el furioso primer tema de su primer disco, al que seguían otros como Sweet Child O' Mine, Paradise City, Rocket Queen, Mr Brownstone, It's so Easy, Nightrain... Al principio no arrancaba comercialmente, parecía que no iba a triunfar, pero terminó arrasando y ya acumula más de 32 millones de copias vendidas.
LED ZEPPELIN (1969)
Sin Led Zeppelin, nada hubiera sido igual en el universo musical en general y en el del rock en particular. Robert Plant, Jimmy Page, John Paul Jones y John Bonham redefinieron el concepto de rock y abrieron nuevos caminos con pelotazos como Good times, bad times, Babe I'm gonna leave you, Dazed and confused, Communication breakdown o Your time is gonna come. Debutaron en 1969 con este disco homónimo y hasta su separación en 1980 no hicieron otra cosa que acrecentar su musculosa leyenda.
RAGE AGAINST THE MACHINE (1992)
Si toda la infinita cólera del mundo es un sentimiento que puede capturarse, pasarse por un catalizador y convertirse en música, eso es exactamente lo que es el primer álbum de Rage Against the Machine. Su robusto rap-metal influyó, además, en toda la música que se hizo en los noventa. Y es que es ilimitado es el poder de Bombtrack, Killing in the Name, Know your enemy, Bullet in the head, Wake up o Freedom.
PEARL JAM (1991)
Pearl Jam dieron su primer concierto en un pequeño garito de Seattle en 1990. Allí sonaron Alive, Even Flow, Black, Once o Release. Cinco canciones que terminarían muy poco después conformando el corazón de Ten. El debut del grupo que, junto a Nirvana, redefinió el rock de los noventa, grunge mediante y mucho más allá.
Popularizaron el britpop en todo el mundo irrumpiendo como un elefante en una cacharrería, comandados por el desafiante carisma de macarras de barrio (de Manchester, concretamente) de los hermanos Liam y Noel Gallagher. Definitely Maybe es una sucesión de himnos como Live forever, Columbia, Supersonic, Cigarettes & Alcohol o Slide Away, que les convirtieron en clásicos instantáneos, ahora separados por las trifulcas entre el par de dos.
METALLICA (1983)
Con su debut Kill 'Em All, Metallica llevaron el thrash metal a desconocidas cotas de popularidad, influyendo salvajemente en multitud de formaciones posteriores con ese frenesí guitarrero de descomunal pegada rítmica. El álbum vendió 17.000 copias en sus dos primeras semanas, pero ahora acumula ya más de 3 millones con trallazos salvajes como The four horsemen, Motorbreath, Whiplash, Hit the Lights, Metal Militia y Seek and Destroy.
RAMONES (1976)
Nunca fueron una banda que vendiera muchos discos, pero en su debut está el germen para todo el movimiento punk que vino después, con esa mezcla de melodías del pop de los sesenta con troglodítico rock garajero. Dieron con cierta clave estilística para convertirse en el grupo de culto más grande de la historia, a través de canciones como Blitzkrieg Bop, Judy is a punk, Beat on the brat o I wanna be your boyfriend.
SEX PISTOLS (1977)
Mientras Ramones lideraban su propio movimiento desde Nueva York, en Londres eclosionaban Sex Pistols para pavor y estupor de los sectores más acomodados de la sociedad británica, que llegaron a verles como una amenaza real para el 'establishment'. No en vano, su primer y único disco, Never Mind the Bollocks, suena como una trituradora de almas con letras provocadoras y pendencieras. Hablamos de God save the Queen, Anarchy in the UK, Bodies, Problems, Liar... Su efímera vida tranquilizó a la siempre molesta mayoría conservadora.
THE CLASH (1977)
En plena eclosión punk, The Clash debutaron meses antes que Sex Pistols con una propuesta ya inicialmente variada que también incluía reggae, dub e incluso pop. La banda invirtió 4.000 libras y tres semanas en una grabación que se encaramó al puesto 12 de las listas de ventas inglesas con canciones ahora clásicas como White riot, London's burning, I'm so bored with the USA, Remote Control o Career oportunities. La leyenda de Joe Strummer y los suyos no había hecho más que empezar.
THE STROKES (2001)
La banda The Strokes fue recibida como la nueva gran esperanza del rock neoyorkino, con constantes e inevitables comparaciones con The Velvet Underground debido a un sonido tan simple y clásico como poderoso, que bebía también del garaje rock más bravío, sin olvidarse de las siempre resultonas melodías poperas. El resultado es un trabajo de esos que marcan generaciones con himnos como The modern age, Barely legal, Last nite, Hard to explain y New York City Cops. Nunca se han superado.
THE POLICE (1978)
Lanzado en noviembre de 1978, Outlandos d'Amour aglutina una parte de la fiereza punk de la época (convenientemente encauzada para las masas) fusionada con un evidente gusto por las melodías pop de los sesenta (algo en realidad común a muchas bandas punks). Así fue como Sting, Andy Summers y Stewart Copeland facturaron un debut que es una sucesión incansable de singles potenciales: Next to you, So lonely, Roxanne, Hole in my life, Can't stand losing you, Born in the 50's... con una frescura pasmosa, contagiosa y adictiva, como si fueran los primos inofensivos de The Clash.
JIMI HENDRIX (1967)
Tras años trabajando como músico de sesión, el talento natural de Jimi Hendrix explotó a través de canciones que ahora son clásicos, como Foxy Lady, Fire, Can you see me, Red House o Hey Joe. Su genio como guitarrista y vocalista quedó aquí perfectamente apuntalado gracias a Mitch Mitchell (batería) y Noel Redding (bajo). Escuchar esta docena de canciones ahora, 48 años después, sigue siendo como morder un helado especialmente frío: una cuchillada en el cerebro.
BLACK SABBATH (1970)
La hercúlea guitarra de Tony Iommi en el primer tema del disco (llamado Black Sabbath, también como todo el trabajo) sigue pesando varias toneladas 45 años después, manteniendo intacta su capacidad para aplastar infieles. La banda inglesa, también con Ozzy Osbourne, Geezer Butler y Bill Ward, es un pilar fundamental de lo que terminaría siendo el heavy metal junto a Led Zeppelin y Deep Purple. Solo por eso y por otros temas como N.I.B., The wizard o Evil woman, este disco es esencial en la historia de la música.
THE STONE ROSES (1989)
El grupo comandado por Ian Brown y John Squire es considerado fundamental en la música británica por la influencia que su debut tuvo en lo que terminó siendo el fenómeno del britpop durante la primera parte de los años noventa. Lanzado en abril de 1989, el álbum contiene el clásico I wanna be adored, que incluso es citado en la letra del tema Magic Pie de Oasis, banda que, efectivamente, les adora.
BEASTIE BOYS: LICENSED TO ILL (1986)
Ahora que parece que el hip hop domina el mundo, se hace preciso reivindicar a Beatie Boys, ese combo neoyorkino que empezó allá por 1981 haciendo country, para después pasarse el hardcore punk, antes de experimentar con el rap y el rock y editar su debut Licensed to ill, que se convirtió en el primer disco de este género en llegar al número 1 en Estados Unidos. El impacto de este álbum en la cultura popular de nuestro tiempo hace obligada su inclusión en este listado. ¡Pelea por tu derecho a la fiesta!
THE WHO SINGS MY GENERATION (1965)
Supongamos que eres Pete Townshend, tienes un grupo y estás luchando por publicar tu primer trabajo y que ofreces al mundo una canción titulada My Generation. Supongamos que ha pasado medio siglo desde entonces y que dicha canción es ya por derecho un himno inmortal de la música del siglo XX. Eso, en resumen, debe necesariamente significar que tu debut fue algo enorme en su momento, a pesar lo cual siguió creciendo aún más durante los siguientes diez lustros. Y mientras continúe poniendo la piel de gallina, continuará creciendo. Porque aquí siguen.
THE DOORS (1967)
La psicotrópica y sugestiva discografía de The Doors comienza con un disco homónimo que se abre con Break on Through (to the other side) y se cierra con la apocalíptica The End. Entre medias, Light my fire, Back door man, Soul kitchen o Alabama song. Ciertamente, Jim Morrison, Ray Manzarek, Robby Krieger y John Densmore tenían un mensaje que comunicarnos desde el otro lado al resto de humildes mortales. Y no hay nada más que añadir, señoría.
THE STOOGES (1969)
Proto-punk a raudales desde Detroit hacia el resto del planeta por cortesía de Iggy Pop, Ron Asheton, Dave Alexander y Scott Asheton, quienes perpetraron un furibundo debut con pildorazos absolutamente adelantados para la época como I wanna be your dog y No fun. Demasiado bruto para 1969, el disco no fue un éxito en la época debido a su bronco y atronador pálpito, pero el tiempo le ha colocado en el lugar destacado que merece.
THE VELVET UNDERGROUND (1976)
El músico y productor Brian Eno (nada que ver con el grupo) declaró en 1982 que puede que este disco solo vendiera 30.000 copias tras su lanzamiento, pero "todos los que lo compraron comenzaron una banda". Sirva esta reflexión para ejemplificar la infinita influencia que Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker ejercieron sobre sus contemporáneos y sobre los que vinieron después. Su mánager Andy Warhol les otorgó el toque absolutamente arty y les sugirió contar con la vocalista alemana Nico... y así este debut terminó llamándose The Velvet Underground & Nico.
ARCTIC MONKEYS (2006)
La que se montó cuando salió Whatever People Say I Am That's What I'm Not no la recuerdan a estas alturas ni los más viejos del lugar, pero realmente Alex Turner y compañía revolucionaron el panorama musical inglés como solo los más grandes hicieron antes que ellos. En el primer día de lanzamiento, se convirtió en el debut que más rápido se ha vendido en la historia del rock británico, con alrededor de 120.000 copias. A finales de la semana, había despachado 363.735 copias, más que el resto del top 20 de álbumes más vendidos combinados. Han pasado casi diez años y el grupo, efectivamente, se ha consolidado como enorme (y sigue creciendo).