Aún recuerdo cuando se anunciaron los primeros esbozos de lo que luego se convertiría en una de la saga más esperada por los adeptos al cine de acción oldschool. Una alegría infinita al pensar en ver a muchos de mis ídolos juntos en la misma película. Mucho ha llovido desde entonces y cuatro años hace ya desde que se estrenó Los mercenarios, que dio pie a la saga que ahora estrena su tercera película. Ahora, con la fórmula ya bastante afinada nos encontramos ante una franquicia que aspira a convertirse en una especie de serial a lo largo de los años y en formato cine. Mientras siga yendo gente al cine a ver a viejas glorias pegando tiros seguirán sacando películas.
En esta ocasión la historia sin embargo pega un giro interesante e introducen a un nuevo grupo de mercenarios, en esta ocasión mucho más jovenes que la media. Esta premisa nos brinda una parte intermedia bastante aburrida porque, siendo sinceros, yo he venido a ver a Statham, Sly o Lundgren y no a ese grupo de niñatos que no conoce ni su padre (sin intención de desmerecerlos).
Sin embargo es gracias a este grupito, que sirve de plataforma para brindarnos una parte final bastante puntera, en donde la trama ya coge carrerilla, nuestros héroes entran en acción y empieza la fiesta. Tanques, cohetes, cuchillos y demás artilugios a los que nos tienen acostumbrados. Sin embargo y en este caso, de forma más light. Y es que el hecho de que la película sea para mayores de 13, y no de 18 como fue anteriormente se nota y bastante. No esperéis ver sangre ni tiros a bocajarro porque todo eso aquí se oculta, y encima la verborrea y palabrotas habituales es muy reducida. Supongo que en alguna edición en blu-ray esto estará solventado, pero para mi gusto el daño ya estará hecho.
Cabe mencionar también que en esta ocasión y para sorpresa de la gran mayoría es Antonio Banderas el que se lleva la palma. Con un personaje más que agradecido e improvisado en su mayoría por el actor malagueño nos da los momentos más hilarantes y que no pienso desvelar (aunque ya esté por todos los sitios sin contexto alguno).
Sin embargo en el caso de Mel Gibson, que hace de villano, hablamos de un personaje bastante light. Siendo realistas era muy difícil para mi gusto superar a Van Damme en esta empresa y queda claro que en este caso Gibson tiró de manual y se podría decir incluso que actua con el piloto automático. Es lo que pasa cuando metes a tantas estrellas en una misma película, que hay que repartir la pasta entre todos y algunos quizás lo hagan a desgana.
Pese a todos sus defectos Los Mercenarios 3 es una película más que solvente, una buena tercera parte que aunque no esté a la altura de las anteriores en lo que acción se refiere hará las delicias de los adeptos a este género.