Nov
2016
Los miedos no tienen sueño
categories: Sobre miA veces la vida se empeña, no en ponernos zancadillas, no piedras en el camino, sino muros eternos, con alambradas coronadas con bonitas concertinas en su vértice.
Y sí, a veces son difíciles de sortear, intentas saltarlas, rodearlas, e incluso tumbarlas, pero están ahí por algo, para que aprendas alguna lección, aunque a priori machacas tus puños contra ellas, de ese modo son difíciles de derribar.
Si has llegado hasta aquí, es porque en algún momento me seguiste, me leíste o supiste de mi, hasta que de pronto, un 24 de diciembre, desaparecí sin más, sin dejar rastro, como si se me hubiese tragado la tierra.
Ese fue el día que el mayor muro, con el mayor foso cayó sobre mi.
La tristeza. (Si te apetece, te dejo una canción que explica muy bien cómo me he sentido todo este tiempo)
Los primeros meses me empeñé en intentar obviarlo, hacer como que no existía, esperando que con el tiempo como por arte de magia desapareciese, después cambié de estrategia, intenté hacerlo caer con fuerza bruta, hasta que finalmente me senté a observarlo, e intentar dialogar con él.
Han pasado 10 meses, y hoy por fin puedo decir he encontrado la solución al muro inquebrantable, ese abismo en el que había caído, y del que pensaba era imposible salir.
He aprendido mucho, he pensado mucho, y sobre todo, he valorado mucho más a las personas que, a pesar de todo, han seguido ahí, dándome ese empujón, para que no abandonase sin haber peleado antes.
Valle (siempre has estado ahí, y ahora ya no sé vivir sin ti, parte de esta victoria es tuya)
Carolina ( ese “Anda, venga, las dos juntas!” me llegó al alma, y sé que esto es para siempre, no desaparezcas nunca)
Elena (gracias por buscarme y encontrarme, por la paciencia, por existir y por haberte cruzado en mi camino)
Miriam, Dana, Pasky, Gianella ( por no olvidaros de mi)
Antonio (sobre todo a ti, al final el amor termina curándolo todo, no hay mejor, ni más potente medicina, que tus abrazos, te lo debo todo)
Y a todos aquellos que os percatasteis de mi ausencia, y vinisteis en mi búsqueda sin haberos llamado.
Gracias, y mil gracias por haber estado ahí, por haberme reconstruido casi casi desde cero, pedacito a pedacito, os lo debía.
Y ahora sí, ¡ya estoy aquí!
1 Comment on Los miedos no tienen sueño
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Carolina dice:
3 noviembre, 2016 a las 12:55
Ya veo que no solo fue un año difícil para mi, aunque me pusieras tu mejor cara al darme ánimos. Tan enfrascada estaba en mi problema que no veía el tuyo. Perdóname. El sol siempre vuelve a salir y después de la tormenta siempre llega la calma. A veces son necesarios estos estados de ánimo para valorar lo que realmente tienes a tu alrededor. Te lo he dicho mil veces y te lo repito, vales muchísimo, solo tienes que confiar en ti para lograr todos estos bonitos objetivos que tienes en la vida. Encontrarte para mi ha sido un remanso de paz en el que espero hallarme muchos años más juntas. Las dos juntas!! Te quiero mogollón, princesa. Bienvenida de nuevo!
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