Cuando una locura llama a tu puerta, ábrela "de par en par", especialmente si la locura va de cambiar el mundo. No soy muy amigos de normas, pero ésa es de obligado cumplimiento. Hace unos días una locura "muy gorda" llamó a mi puerta. Un amigo de un amigo me llamaba desde Madrid para proponerme una insensatez. Josepe es un empresario de éxito en el ámbito de la formación y el coaching, y había oído hablar de él, aunque no nos conocíamos personalmente. En el mes de septiembre, a raíz de las desgarradoras imágenes de los refugiados decidió dar el paso: no bastaba ser activista pro-refugiados en facebook; debía involucrarse activamente. Se lo dijo a su mujer y a sus dos hijos de 7 y 9 años, reservó un vuelo, y se fue a la isla de Lesbos a conocer in situ el problema y ofrecer sus manos para lo que hiciera falta. Su locura se incrementó exponencialmente con la experiencia. Y cuando eso sucede, la marcha atrás es harto complicada. A la vuelta, decidió montar un gran evento pro-refugiados en Madrid, e involucrar en él a primeras figuras y personajes famosos. Pero él no tenía experiencia en ONGs, ni en cómo gestionar fondos solidarios. Comentó su inquietud con Miguel Ángel, otro "loco", y éste le dio mi nombre. Cosas de locos. Y con esas me llamaba para, en 5 días, montar un evento de primer orden en Madrid, donde nuestra pequeña ONG ADAPA pondría el nombre, la gestión de los fondos y toda la tramitación burocrática correspondiente hasta que los fondos llegasen a Lesbos. Me pareció de tal calibre la locura que le dí un "SÍ" rotundo sin dudarlo. ¿Quién era yo para detener la circulación de una bella locura así, cuando ni su carrera profesional, ni su esposa, ni sus hijos habían parado su empuje solidario? ¡Había que dar curso a esa energía transformadora!
Cuando le colgué, pensé en cómo convencer a mis compañeros de ONG. La verdad es que algo "locos" deben estar también, porque no me costó mucho vencer las lógicas dudas. A fin de cuentas, una ONG no es más que una carcasa, un paraguas bajo el que auspiciar iniciativas destinadas a cambiar el mundo para mejor. No es ni tuya ni mía. Le pasa como a las ideas: no son de nadie, y simplemente están en nuestras manos o en nuestras mentes como vehículos para circular y mejorar nuestras vidas.Nos pusimos en marcha: logotipos, apertura de una nueva cuenta, creación de una cuenta paypal, landing page, difusión, facebook, twitter...Nuestra parte estuvo "chupada" comparada con la de Josepe, que convenció nada más y nada menos que a Mario Alonso Puig, Anne Igartiburu, Javier Iriondo, Antonio Garrigues Walker, Joaquina Fernández, el capitán de la selección española de basket Felipe Reyes, Sergio Fernández, Ramiro Calle y Ovidio Peñalver. Las entradas para el evento y las donaciones por fila cero empezaron a colapsar los servidores y nuestro correo electrónico. La locura se iba contagiando. Daba igual si los asistentes pagaban por ver a un personaje famoso, o si lo hacían por pura solidaridad para apoyar la lamentable situación de los refugiados. A fin de cuentas, como dijo en el evento Mario Alonso Puig "lo distinto no deberíamos sentirlo distante". Por eso la energía de esa locura se fue contagiando y extendiendo hasta emocionar a los asistentes y a los que no pudieron ir. En sólo 5 días se recaudaron nada más y nada menos que 9.000€ para los refugiados de Lesbos. Aún siguen llegando aportaciones, una vez finalizado el evento. Según nos cuenta Josepe, para los voluntarios de la StarFish Foundation que reciben a los miles de refugiados a pie de playa en Molyvos, organizando comidas, abrigo y tiendas de campaña, cualquier ayuda extra se convierte en un milagro. Pero los milagros no caen del cielo. Hace tiempo que dejé de creer en una providencia externa a nosotros o en ese "dios proveerá". La providencia eres tú, soy yo, somos nosotros, creyendo en nuestras posibilidades, en crear una realidad, en no limitarnos por nada, en manifestar nuestros dones y talentos...Quizás no abunden los milagros porque sólo los hacen los que actúan de esa forma. Se les llama "locos", pero sólo porque son minoría.Los milagros los hacen los locos que no ven límites donde los demás sí. Pero cuidado: dicen que la locura es contagiosa. Por eso los locos deberían llevar un cartel en la espalda: para procurar acercarnos a ellos, y que se nos pegue su "demencia". Yo es lo que hago. Cada vez que puedo, me pego a locos maravillosos como Xavi, Laura, Luije, Mariló, Nacha...Locos que apuestan por hacer de un mundo bueno, un mundo mejor. Bienvenida locura. Bienvenidos milagros.