Los minions han supuesto todo un fenómeno popular, y audiovisual, no menos refrendado por potentísimas armas de mercadotecnia, como no se veía desde hace muchísimo tiempo. Y como todo fenómeno, le han salido sus y sus , que aumentan y disminuyen cuanto más las redes sociales los promocionan, que en Facebook ya hay muchos iconos cinéticos con estas cosas amarillas. De ahí que, como consecuencia lógica, se haya realizado una película protagonizada en exclusiva por ellos: Los minions, una cinta en forma de precuela, que nos narra las aventuras y desdichas de estos bichos o seres asexuados; de la cual os hablo hoy.
Yo no había visto ninguna entrega de la dulogía de Gru, en la que los minions son coprotagonistas. Y la vi por recomendación de mi novia. Las dos películas de Gru están bien; no son Toy Story, pero divierten y entretienen, y hacen gracia, aunque poco más. En ellas, hay que decirlo, la ausencia de los minions supondría una enorme merma de su calidad como producto narrativo audiovisual; porque, vaya, los retaquillos le dan un toque muy idiosincrásico y te hacen sonreír, si bien no a carcajadas, si con cierta simpatía hacia ellos.
Por eso, cuando el sábado en una visita a unos grandes amigos, vi que se habían hecho ya con su ejemplar de Los minions en bluray, no dudé ni un segundo en pedírsela prestada para verla con la persona que me había introducido en el mundo de los pequeños mojones color limón que parece que hablan esperanto; o sea, con mi concubina. Tanto ella como yo disfrutamos Los minions, pero también coincidimos en señalar su más obvio : al convertir a los minions en completos protagonistas durante una hora y media pierden toda su gracia, para un adulto. El mayor éxito de los minions ha sido representar, tal vez de manera inconsciente, lo que representa la mentalidad infantil contagiada de desarrollo adulto. Por eso, y por su estilo gamberro y su lenguaje y comportamiento indescifrable, se ha convertido en un icono a seguir por los más pequeños y pequeñas pero también por los adultos y adultas. Pero en su película, Los minions, se abusa de su redundante protagonismo y acaba por cansar, salvo que seas un renacuajo, que, entonces, estoy seguro que te divertirá hasta el éxtasis.
Posee un gran comienzo, con ese recorrido por la historia de los minions (que al final resulta ser lo mejor de la cinta para un adulto), y el atractivo que representa la convención criminal y esa familia de ladrones de bancos que tan bien funcionan como enganche inicial. Pero en el ecuador, más o menos, las voces nasales, los ajetreos de brazos y las diabluras ya no son tan efectivos, y personajes que podían haber resultado decisivos (por molones) como Herb Overkill, son silenciados en favor de los minions. Produce muchos altibajos en tu interés a partir de ese momento, y terminarás de verla solo maravillado por su imponente aspecto visual, no atraído por el desenlace de la historia.
En definitiva, Los minions encantará a tus hijos e hijas, pero a ti te dejará un poco tibio. Todo lo contrario que Del revés, quizá la mejor película de Pixar de todos los tiempos. Pero tampoco sufrirás, porque Illumination Entertainment ha sabido crear un gran icono del entretenimiento con un planteamiento tan atractivo como experimento a la vez que preocupante filosóficamente: hacer divertida y amorosa la obediencia.
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.