Este Día del Orgullo, 41 años trascurridos desde las revueltas de Stonewall, no es igual a cualquier otro: miles de gays y lesbianas, de todo el país esperan que, finalmente, se apruebe la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo que permitiría contar con los mismos derechos civiles que las parejas heterosexuales. Si hoy el debate traspasó las paredes del Congreso y convirtió a nuestros derechos en un tema nacional, es producto de la larga lucha que, desde hace años, viene sosteniendo el movimiento GLTTB. Sabemos que la aprobación de esta ley representaría un paso importante en la conquista de derechos democráticos, por eso reclamamos su inmediata aprobación, sin ningún condicionamiento: ¡los mismos derechos con el mismo nombre!
¡Fuera la Iglesia de nuestras vidas!
Mientras miles de personas nos manifestamos a favor de los derechos de gays y lesbianas, las instituciones religiosas más reaccionarias, organizan encuentros y manifestaciones, nos hablan por radio y TV de que tenemos que vivir “de acuerdo al sexo que Dios nos dio”, promueven la discriminación y la ignorancia y se cuelan por los pasillos del Congreso, presionando a senadores y diputados para que no aprueben el proyecto.
El lobby más poderoso lo encabeza la Iglesia Católica sostenida por el mismísimo Estado. Esa Iglesia que alberga entre sus filas a curas abusadores de menores y cómplices de la dictadura genocida, es la que pretende impedir que gays y lesbianas puedan contraer matrimonio civil. En el Seando, sus “plegarias” encontraron eco no sólo entre algunos senadores de la oposición, sino también entre algunos provenientes de las filas kirchneristas.
Mientras el Vaticano debe afrontar la mayor crisis de su historia por las miles de denuncias contra curas pedófilos que aparecen día tras día, en Argentina todavía el Estado sostiene a esta reaccionaria institución que pretende imponer su dogma en las leyes y la vida de millones de personas. ¡Basta de subsidios al clero y la educación religiosa! ¡Ruptura de relaciones con el Vaticano! Por la separación total y definitiva de la Iglesia y el Estado.
Vaivenes K
El doble discurso del kirchnerismo juega cínicamente con las legítimas ilusiones que miles de personas tienen en conquistar igualdad de derechos civiles. No sólo porque sigue sosteniendo a la Iglesia que lanza sus furibundas campañas reaccionarias contra la ley, sino también porque permite que los legisladores derechistas de todos los bloques pongan en riesgo la aprobación del proyecto.
Cuando hubo que votar en el Congreso que se pagaba la deuda externa, que se aprobaba la ley “antiterrorista” de Bush o los superpoderes, el kirchnerismo votó en bloque. Sin embargo, ahora que se trata de aprobar una ley para que gays y lesbianas tengan los mismos derechos civiles que las parejas heterosexuales, los K dan “libertad de conciencia” a sus legisladores: una forma “elegante” de encubrir que entre sus filas hay muchos que no bajaron a la sesión en Diputados por estar en contra de este proyecto y hay otros senadores que ya manifestaron su cerrada negativa a aprobar esta ley en la cámara alta.
Hoy, mientras pretenden adjudicarse el triunfo parcial de la media sanción –que no es más que el resultado de la larga lucha del movimiento GLTTB-, posando de “progresistas”, de respetuosos de la diversidad, al mismo tiempo avanzan en su intento de recomponer las fuerzas represivas del Estado –aunque más de 9000 policías de la dictadura siguen en funciones y el 95% de los militares que participaron del genocidio no han sido juzgados-, judicializan las protestas sociales y persiguen a los luchadores. Esa misma policía que acaba de asesinar a tres jóvenes en Bariloche es la que las personas travestis, transexuales, gays y lesbianas conocen bien, especialmente cuando están condenadas a vivir bajo el nivel de la pobreza, en situación de prostitución y de calle, ya que son discriminadas, perseguidas, detenidas, incluso torturadas y asesinadas por esas fuerzas represivas del Estado. Esa misma policía que, el año pasado, detuvo a la travesti Johana Robledo, la mantuvo esposada a la intemperie durante cinco días en pleno invierno, que la llevó a enfermar de tuberculosis.
Movilicémonos para imponer la aprobación inmediata de la ley
La aprobación de la ley, en medio de fuertes presiones clericales y otros sectores derechistas y reaccionarios, está muy reñida. Por eso, el movimiento GLTTB y todas las organizaciones sociales y políticas que apoyamos este justo reclamo debemos movilizarnos no sólo en este Día del Orgullo, sino mantenernos en estado de lucha y movilización hasta conseguir que la ley de matrimonio para personas del mismo sexo se apruebe sin dilaciones y sin las modificaciones que quieren introducir los legisladores que se niegan a apoyar este derecho y que no son aceptadas por la comunidad GLTTB. ¡No podemos esperar pasivamente y confiar en que estos partidos patronales de la oposición y el oficialismo aprobarán la ley si no es por nuestra exigencia activa, de lucha y en las calles! Tenemos que redoblar la apuesta y poner en pie un poderoso movimiento de miles de trabajadoras, trabajadores, estudiantes, artistas, intelectuales, etc independiente del Estado, el gobierno y los partidos del régimen para arrancar esta ley de matrimonio para personas del mismo sexo, como un primer paso para conquistar todos nuestros derechos y libertades democráticas, mejores condiciones de vida, acceso al trabajo, la educación, la salud y la vivienda –que hoy están vedados para miles de gays, lesbianas, travestis y transexuales- en el camino de derrocar este régimen social de opresión y explotación y conquistar uno nuevo, liberado de todas las cadenas que hoy oprimen a la humanidad.
• Los mimos derechos con el mismo nombre. ¡Aprobación inmediata de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo!
• ¡Fuera la Iglesia de nuestras vidas! Por la separación absoluta y definitiva de la Iglesia del Estado.
• ¡Basta de violencia contra las mujeres y las personas GLTTB! ¡Justicia para Natalia Gaitán, asesinada por ser lesbiana y para todas las víctimas de la violencia y la discriminación por su identidad!
• Derogación inmediata del Código Contravencional. ¡Basta de persecución a las personas en situación de prostitución!