Mayim Bialik empezó a principio de los años 90 en la serie de TV Blossom y actualmente aparece en en CBS sitcom “The Big Bang Theory.” Se doctoró en neurociencia en la univerdidad de UCLA en 2007, y escribió su tesis sobre el síndrome de Prader-Willi. En esta nota habla sobre los mitos del colecho. ¡Emponderémonos! ¡Derribemos mitos!
El colecho es Inseguro. Falso!
Dormir con tus hijos no es inseguro. En realidad es lo más seguro e inteligente: sabes cómo está tu hijo en todo momento con solo estirar el brazo. Existen guías bien establecidas sobre cómo compartir cama con tu bebe con seguridad. Cuando duermes con tu bebé, sabes si están tosiendo, congestionados, si empiezan a dar vueltas, o si tienen demasiado frío o calor. El cuerpo de una madre está diseñado para ajustarse y ayudar al recién nacido a alcanzar la temperatura corporal óptima; ¡esto en cuanto a si es inteligente!
Darse la vuelta y aplastar al bebe es un temor exagerado y no está basado en ninguna investigación. No es difícil hacer una cama segura para tu bebé. Puedes poner el colchón en el suelo o ponerle una barandilla que le impida caerse . ¿Que no queda bonito? Lo siento. Tampoco mi tripa está muy bonita tras tener dos niños.
El colecho es Insano. Falso!
Dormir con tu bebé facilita el amamantamiento, de forma sencilla y con menos estrés, lo cual es lo más saludable que puedes hacer por tu hijo en su primer año de vida. Dormir con tu bebé estimula hormonas que ayudan a crear lazos, reducen la ansiedad y la depresión, y aumentan las posibilidades de que establezcas una adecuada producción de leche materna . La vigilancia que una madre reciente tiene por su bebé está programada en nuestro ADN. Los mamíferos duermen con otros mamíferos; se supone que debe ser así. Tú no duermes solo/a, ¿por qué deberían hacerlo los bebés y niños?
Independecia:
¿Conoces a alguien de 18 años que duerma con sus padres? ¿Al que haya que alimentar y cuidar de noche? ¿Que use chupete? ¿Que lleve pañales? No creo. La temprana dependencia de nuestros padres por confort, calor, seguridad, y amor por las noches así como por el día, es natural y normal. Los niños crecen y pasan la “época de necesitarnos constatemente” cuando están desarrolladamente preparados para hacerlo. No hay evidencia de que los niños que duermen con sus padres sean quejicas, pegajosos, mimados o menos capaces de convertirse en adultos productivos, sensitivos y cariñosos . Por el contrario, las familias que duermen juntas desarrollan sentimientos de seguridad, cercanía y confianza, caracterísitcas que creo nuestra sociedad necesita desarrollar aún más.
El colecho es raro. Falso!
No hay nada intrínsicamente raro o incorrecto en dormir con tus hijos. Nos gusta acurrucarnos ¿no? A los bebés y los niños también les gusta. Es NORMAL. ¿Preocupado/a por si tu fantástica vida sexual se ve afectada? Encuentra otros sitios donde tener sexo aparte de tu cama. Punto y final. Si tu hijo pega patadas, hazte con un accesorio para la cama como la cuna-colecho. Si eres de las que tiene el sueño tan ligero que cada mañana te despiertas con instintos homicidas, no voy a decirte que tienes que dormir con tu niño. ¿Duermo yo igual de bien con mis hijos en nuestra cama como lo haría sin ellos? No. Pero acabará pronto, y no es extraño querer estar cerca de tus hijos cuando su desarrollo fisiológico y psicológico dicta que ellos te necesitan muy cerca.
Toda la verdad:
La cama familiar es un gran unidor: es el lugar donde todos somos iguales. Incluso cuando el rol en la familia de nuestro primer hijo cambió a causa de la llegada del recién nacido, cuando el sol se ponía, erámos todos iguales en nuestra grande y única cama. Estos días (y noches), mi marido duerme en la cama de caballeros y castillos con nuestro hijo mayor, y yo duermo con nuestro hijo pequeño. Unas cuantas noches por semana, nuestro hijo mayor pega un bote a “mi cama” y vuelve a la de mi marido a por abrazos matutinos mientras yo amamanto a nuestro hijo pequeño hacia un nuevo día.
Los momentos que compartimos al amanecer no los cambiaría por nada: los susurros, las risitas, los sueños que receudas justo al despertar, y las reflexiones de una persona muy pequeña que está feliz y a salvo en mis brazos. “Mama, voy a dormir contigo incluso cuando sea un adolescente”, me susurró incluso antes de que abriera los ojos del todo la semana pasada. Yo simplemente reí, ¡no tiene idea aún de lo indeseable que sería eso para todos los implicados!
Los momentos que compartimos después de recitar nuestras bendiciones nocturnas judías son también preciosos para mí – ver a nuestros hijos pasar de despiertos y activos a tranquilos y angelicales: dormidos al fin. Me encuentro a mí misma mirando fijamente sus caras varias veces por las noches, un recordatorio de que a pesar de que puede que mi marido y yo no seamos perfectos, los niños que llevan nuestros nombres podrían serlo. Y ese es un recordatorio que nos reconforta – toda la noche”
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