Revista Viajes
Muchos hemos tenido la fortuna de ser “mochileros” y lo digo con orgullo porque fue para mí una época que sin duda marcó mi vida y esta pasión que aún tengo por los viajes. La edad, el destino y el tiempo me han hecho preferir un distinto estilo de viaje en la actualidad, pero recuerdo con gran gusto mis aventureros mochilazos de cuando era veinteañera.
¿Cómo se define un mochilero? Según algunos medios, mochilero es el término que se usa para las personas que viajan con su mochila a cuestas y que viajan de forma independiente sin recurrir a tours organizados, agencias y establecimientos como hoteles formales. Por lo general, el viaje de un mochilero es de duración prolongada. También los definen por realizar un turismo alternativo y principalmente económico.
Hasta aquí los generales que encontré por ahí, pero ¿para mi, qué era un mochilero? Según mis vivencias, los mochileros viajábamos con mochila en la espalda por varias razones: por el peso, porque había que tener todas nuestras pertenencias resguardadas y cerca, porque era un símbolo de libertad y rebeldía, pues no usábamos los entonces llamados belices o maletas formales, que por cierto no eran ultraligeras ni tenían llantitas silenciosas; en la década de los 80´s y principios de los 90´s las maletas eran cuadradas, grandes y pesadas, así que una buena mochila era más ligera e ideal para el trajín de un mochilero. Se sabía cuando un mochilero salía de casa pero difícilmente se podía decir cuándo volvería, además no había tantas formas de comunicación como hoy en día. Comíamos lo que había, dormíamos como se podía; compartíamos cama, comida, vivencias y sueños. Los mochileros coincidíamos en hostales, B&B, plazas, trenes y parques; entonces las charlas se armaban bien y en fin… éramos una gran manada dispersa por todo el mundo que no marcaba diferencia por nacionalidad o raza; de religión ni hablamos, porque eran tiempos en que decirse “no creyente” era también una forma de revelarse. El destino se podía cambiar según las pláticas del día anterior, si alguien te decía que era bonito e interesante tal lugar, en seguida se retomaba el rumbo y se buscaba el tren o el autobús que te llevara hacia allá, porque tampoco existían las low cost, así que el avión era para los tramos estrictamente necesarios. Por cierto, entonces se podía comprar un vuelo de ida y no te obligaban a adquirir el regreso.
¿Cómo veo los mochileros de hoy? Para comenzar, han sustituido la mochila por la carry-on, entonces podríamos decir que son “carry-oners”. Son los hijos de los mochileros de antes y por lo tanto están acostumbrados a viajar y saben hacerlo porque desde corta edad han ido de un lado para el otro. Son chicos y chicas que en la adolescencia estuvieron en cursos de verano en el extranjero o que han pasado temporadas con familiares o amigos en otra ciudad y eso les ha dado tablas para moverse por el mundo. Si a todo lo anterior le agregamos la globalización, la tecnología, las low cost y la gran gama de servicios turísticos existentes, pues encontramos que son viajeros hábiles, astutos, organizados e independientes. Los mochileros de hoy han comenzados las andanzas por cuenta propia años antes de cumplir los 20 y ya no se conforman, saben usar sus smarthphones para encontrar hostales con pinta de hotel boutique; comida de mercado que parece de autor, juntan sus millas y las usan, asisten a eventos, tienen amigos en varios países que los reciben en sus casas, viajan en grupo, hacen snorkel, rappel, buceo… en fin, el mundo es suyo. Visten lindo y sí, son sus padres los que finalmente costean sus viajes, pero eso no resta mérito a sus ganas de conocer. Sus viajes son más organizados que los de los mochileros de antaño, porque la actualidad y la economía así lo exige. Si compran vuelos con anticipación y fechas definidas tendrán mejor costo, además de que ya no es tan fácil comprar un vuelo de sólo ida; por otra parte, reservar hospedaje también con tiempo les permite asegurar dónde dormirán y obtener mejores tarifas. La anticipación definitivamente hace ahorrar.
No es que sean mejores unos que otros, es simplemente que nos ha tocado un tiempo distinto para vivir, y créanme que me da gusto ver jóvenes que quieren conocer su país y el de otros.
Reconozco que a ellos, los viajeros como yo podemos contarles nuestras experiencias y contagiarles las ganas de ir en busca de nuevos horizontes, pero no hay identificación por la diferencia de edad, además que tampoco podemos enseñarles a viajar porque eso lo han aprendido y muy bien.
Por mi parte, los viajes de mochilazo han quedado muy en el pasado, considero que lo hice en el momento en que tenía edad para ello, lo disfruté y lo recuerdo con enorme alegría, pero a mis 47 años hoy prefiero viajar con mucha mayor comodidad y tener servicios de más alta calidad porque después de todo, trabajo para tenerlos y me los merezco.
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