Castilla-La Mancha es una de las 17 comunidades autónomas de España (que incluyen las ciudades autónomas norteafricanas de Ceuta y de Melilla). Castilla-La Mancha ocupa el interior del centro sur de la Península Ibérica, y no tiene costas marítimas.
Uno de los molinos de la Sierra de los Molinos en
Campo de Criptana (Ciudad Real)
(JMBigas, Mayo 2013)
Por extensión (79.463 kilómetros cuadrados) es la 3ª, pero por población (2.121.888 habitantes) no es sino la novena con una modesta densidad de 26,70 habitantes por kilómetro cuadrado. Comprende las provincias de Toledo, Guadalajara, Cuenca, Albacete y Ciudad Real.
La Mancha, por su parte, es una región natural e histórica, contenida por completo dentro de la Comunidad de Castilla-La Mancha. Ocupa buena parte de las provincias de Ciudad Real y de Albacete, la parte oriental de la de Toledo y la suroccidental de la provincia de Cuenca. En general, se está de acuerdo en que su extensión supera los 30.000 kilómetros cuadrados.
La Mancha es una altiplanicie continental, que se extiende en forma de vastas llanuras, entre los 600 y los 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Tradicionalmente de secano (actualmente en muchos lugares se han implantado diversos sistemas de riego), su riqueza agrícola ha estado siempre muy basada en la llamada trilogía mediterránea: cereal, vid y olivo. Y su principal cabaña ganadera es de ovino, de cuya leche se obtienen, entre otras variedades, los deliciosos Quesos Manchegos, que pueden ser tiernos, semicurados o curados.
Una nube negra se posa sobre uno de los molinos
de la Sierra de los Molinos, en Campo de Criptana.
(JMBigas, Mayo 2013)
Como contrapartida muy agradable a esas extensiones de tierra seca, hay en La Mancha varios humedales que tienen diversas figuras de protección medioambiental. Destacan el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Ambas zonas formarían parte, según algunas leyendas, del sistema de nacimiento del río Guadiana, que discurre por el sur de la Mancha y, más adelante, por Extremadura y, desde Badajoz, hace las veces de frontera natural entre España y Portugal durante muchos kilómetros, hasta su desembocadura en Ayamonte.
El salto de La Mancha al conocimiento mundial tiene mucho que ver con las andanzas del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, la maravillosa y universal novela escrita por Don Miguel de Cervantes y publicada por primera vez en 1.605. Sus primeras líneas son conocidas por los colegiales de medio mundo: En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...
Castilla-La Mancha posee, además, el área de viñedo más extensa del mundo, que podría alcanzar las 300.000 hectáreas.
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La semana del pasado 20 de Mayo tuve ocasión de realizar un recorrido bastante completo por toda la región, con fines básicamente orientados tanto a sus atractivos turísticos naturales, como a su maravillosa oferta vitivinícola. De todo ello os hablaré en próximos capítulos.
Hoy quiero centrarme en la que es, sin duda, la imagen de marca más universalmente conocida de La Mancha: los molinos de viento. Molinos que hizo famosos Don Quijote cuando entabló batalla contra ellos, al confundirlos con gigantes.
Que son molinos, y no gigantes, señor.
(JMBigas, Mayo 2013)
Originalmente se construyeron para aprovechar la fuerza del viento para la molienda del cereal, y para ello se han venido utilizando durante mucho tiempo. Viajando por La Mancha, aquí y allá se ve algún molino clásico disperso, pero en la actualidad lo que más fácilmente se ve son los nuevos molinos, los extensos parques de energía eólica donde los molinos parecen soldados en formación, dispuestos especialmente sobre las crestas elevadas, donde discurre mejor el viento. Soldados que nada tienen que ver con los gigantes de Don Quijote.
Para ver un paisaje de molinos típicos de La Mancha, hay que ir a la llamada Sierra de los Molinos, en Campo de Criptana (pop. 15.048), provincia de Ciudad Real, muy cerca de Alcázar de San Juan, el principal nudo ferroviario clásico del centro-sur de la península. Allí, en un área reducida, se pueden ver en la actualidad hasta diez molinos. En otras épocas, parece que llegó a haber hasta 32 molinos en esa zona.
Cada molino tiene su nombre propio y todavía quedan tres que son originales del siglo XVI, mientras que los demás se construyeron durante el siglo XX. Los originales son los llamados Burleta, Infanto y Sardinero. Convenientemente restaurados, todavía disponen de su maquinaria original, que se pone en marcha, para deleite de los visitantes, en días señalados.
Cada molino tiene su nombre propio. El Burleta es uno
de los tres originales del siglo XVI.
(JMBigas, Mayo 2013)
Llegando al pueblo de Campo de Criptana, desde Alcázar de San Juan, conviene seguir la señalización hacia la Sierra de los Molinos. Esta me condujo a subir a la sierra por el extremo oriental del pueblo, aunque también se puede hacer por el centro, pero es bastante más intrincado. Por el camino señalizado se acaba llegando a una pequeña zona de aparcamiento, junto a la parte más elevada de la Sierra. Para tener la mejor visibilidad, sin embargo, conviene seguir con el coche un poco hacia la izquierda, y descender hasta la zona de ventas y restaurantes, que está junto a la parte más baja de la Sierra.
La verdad es que la experiencia bien merece la pena, como podréis apreciar por las fotos que os ofrezco. Se siente uno como retrocediendo cuatro siglos en el tiempo, montado a caballo y acompañado del fiel escudero Sancho, preparado para entablar batalla con tan singulares gigantes.
Uno de los molinos alberga la Oficina de Turismo de la localidad, mientras algunos otros se han reconvertido en museos o en sede de exposiciones temporales.
Junto a la parte baja de la Sierra de los Molinos, hay algunos restaurantes e incluso locales de ocio nocturno, en tan singular paraje.
Llanura inacabable en La Mancha, salpicada de campos
de cereal, de viñas y de olivos.
(JMBigas, Mayo 2013)
Para completar las vistas de La Mancha clásica, se puede conseguir muy cerquita, ya fuera del núcleo urbano de Campo de Criptana, en dirección este hacia Pedro Muñoz. A la izquierda de la carretera, sobre una pequeña elevación, está el Santuario de la Santísima Virgen de Criptana, al que se puede subir en coche. Desde el enorme patio que rodea al Santuario se tienen unas vistas maravillosas de esa llanura inacabable que es La Mancha.
Y hasta aquí la crónica de La Mancha y sus molinos. En otros capítulos os contaré sobre sus atractivos naturales y los humedales, y también sobre las maravillas vinícolas que encierra esta tierra que, para muchos, no es más que un camino de paso entre la capital, Madrid, y Levante, Andalucía o Extremadura.
Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este artículo, podéis acceder a una colección más completa, de 20 fotografías, pinchando en la foto de la Sierra de los Molinos.
Campo de Criptana: La Imagen de La Mancha
JMBA