Revista Opinión
Preparando esta serie de posts que voy a dedicar a mis “amigos” del chat de Saco, a los que quiero incluir en un solo grupo que denominaré “monederos falsos”, acudí a google y pinché sobre esta frase y, después de varios intentos, di con el artículo que Julián Marías escribió en 1.998 con dicho título que, entre otras cosas, dice: -“El diccionario académico define así «monedero falso»: «El que acuña moneda falsa o subrepticia, o le da curso a sabiendas». Esta definición cubre lo que podríamos llamar el «campo de aplicación» de la falsificación actual, que va mucho más allá de lo estrictamente económico, aunque obtenga considerables rentas. El ámbito preferido de la falsificación actual es la historia, que se distorsiona, falsea o simplemente inventa con casi total impunidad, ante la indiferencia de muchos. Los ejemplos son manifiestos, y pueden pagarse al precio de miles de muertos. Pero, a menor escala, la falsificación se extiende a realidades más reducidas; una porción de un país, una época, algunas personas individuales. La tergiversación, la omisión, la invasión de la intimidad, la simple difamación, están a la orden del día”.Para mí, una porción de los que escriben cotidianamente en el chat de Saco, pueden ser incluidos sin ningún reparo dentro de esta definición.
Ellos no sólo se proclaman de izquierdas sino que hacen ostentación de su izquierdismo atacando durísimamente a la que tildan de la peor derecha, el PP, haciendo como que no caen en la cuenta de que sus procedimientos son idénticos a los de esta derecha cavernaria:1) aborrecen a muerte a la verdad, la verdad es una se las señas esenciales de identidad de la izquierda;2) en su persecución a muerte de la verdad practican el más feroz de los procedimientos para acabar con ella: reducir al silencio a todos aquellos que denuncian su tendencia a la falsificación, es por eso que los llamo los monederos falsos, porque salen todos los días a la palestra con un tema que siempre se refiere a lo malos que son los otros por hacer todo aquello que ellos, los monederos falsos, no pueden dejar de hacer porque constituye la esencia misma de su perversa personalidad y así nos dirán lo malo que es el PP porque no repara en nada para difamar al PSOE, mientras ellos difaman concienzudamente a todo el que se les ocurre;
3) viven y practican cotidianamente la injusticia: es injusto negar a los demás lo que les es debido: respeto para sus ideas y la posibilidad de expresarlas y de defenderlas aunque sea sin esa extremada virulencia con la que la mayor parte de ellos, los monederos falsos, exponen las suyas: en sus ataques a los que ellos consideran sus enemigos naturales no respetan nada y así, pareciéndoles que el diccionario no contiene palabras suficientes para denigrarlos no sólo se inventan nuevos términos sino que someten a los que ellos han designado como su mortales adversarios al trato verbal más denigrante posible, de tal modo que, conscientes de que la imagen es más poderosa que miles de palabras, los sitúan en los peores y más soeces actitudes enviandoles continuamente a realizar actos de una infinita perversión como el de la felación, habiendo incluso creado un sitio específico para ello por su rima en consonante con este irrepetible epíteto: no conozco, no imagino una labor de destrucción del adversario más innoble y autodescalificadora, y sin embargo ellos, los monederos falsos, la practican continuamente con verdadera fruición, sabiendo como saben que este sólo hecho los descalifica para siempre como participantes en cualquier debate, pero les da igual, porque ellos son la más genuina representación de ese fascismo que hoy inunda todos los ámbitos, porque no otra cosa que fascismo es la recurrencia al peor de los insultos como arma para el debate dialéctico; es por eso que yo no me cansaré de repetir que ellos, estos monederos falsos, han superado a la peor de las derechas precisamente por este costado, dejando muy atrás en el capitulo del insulto a tipos tales como el Sánchez Dragó, el Sostres, el Usía, el Jiménez Losantos, el Burgos, el Dávila, y tantos otros a los que yo no he leído palabras tan soeces y repugnantes;3) y ellos, los monederos falsos, tratan de encubrir estas conductas esenciales, que los descalifican definitivamente para militar en el campo progresista, con la defensa absolutamente oportunista de posiciones de izquierda en una postura que no es sino la búsqueda de la coartada para sus repugnantes delitos, que no otra cosa son las fechorías que continuamente perpetran al calumniar e injuriar constantemente a todos aquellos que se le oponen de alguna manera y este ejercicio de la delincuencia lo realizan con todas las agravantes posibles, alevosía: dicen, y a lo peor tienen razón, que al cometer dichos crímenes en un mundo virtual como es internet y actuando cobardemente bajo nombre falsos y al dirigir sus repugnante acciones contra personas que actúan también bajo seudónimos o nicks, no son perseguibles penalmente; y en cuadrilla, puesto que constituyen efectivamente una banda de habituales delincuentes a la que yo he llamado varias veces auténtica mafia;4) esta reiterada y habitual conducta, en un mundo que fuera como debe de ser, les incapacitaría para refugiarse bajo el manto protector de cualquier clase de izquierda, porque ésta es precisamente todo lo contrario: la búsqueda continua de la verdad y la defensa indeclinable de la justicia, algo que ellos, desgraciadamente, no saben siquiera con qué se come.