Los monos sabios en clave de patología de la comunicación pública

Veo en el New Yorker de esta semana una alusión que en muy poco favorece el trabajo real de los periodistas profesionales.

Aunque de hecho haya no pocos que se dicen profesionales de la comunicación pública que parecen adoptar la actitud de fruición o regodeo ante los males de las personas o de la sociedad que presentan las caricaturas de estos tres monos:

De los tres monos sabios se han hecho cientos de variantes, con bromas de mayor o menor gusto. En principio parece que lo que plantean es «No ver el Mal, no escuchar el Mal y no decir el Mal»:
Sin entrar en el asunto de los monos, lo que es patente es que los medios de comunicación tienen que dar cuenta del mal. Desde luego, sin regodearse en él.

Más bien, procurando buscar el sentido real que tienen los males y los dolores físicos y morales. Y, en la medida de lo posible, actuando como lenitivo para las personas afectadas. Cosa que en ocasiones también implica la información y la solicitud de justicia ante culpabilidades, excesos o malignidades de todo orden y grado, que desde luego tenemos en nuestras sociedades.

No estaría de más comprender bien la "vindicatio", que no es la venganza irracional del ojo por ojo, ni tampoco la enemistad recíproca. Es más bien, como argumenta Leonardo Polo, una virtud de la convivencia social amistosa, que tiene carácter correctivo. Porque ante lo indigno es muy correcto indignarse.

Por eso resulta molesta y peyorativa la imagen del New Yorker con los tres monos sabios vistos en clave de rogodeo o complacencia ante el mal ajeno, pensando quizá en sacar tajada del asunto.

Porque eso es una clara patología de la comunicación pública.