Los monstruos no están debajo de la cama

Anoche me quedé jodida.  Una frase hecha a destiempo, sin mala intención, o mal interpretada, puede derivar en una noche de insomnio y comeduras de coco.  La que liamos con una simple frase!!. Mira que intento contenerlo, respirar hondo, vamos Rosa, concéntrate, piensa en la respiración, hincha el abdomen, siente cómo el aire circula por tu cuerpo…. No, esto no funciona, mierda!!, venga, la luz, un punto de luz,  pon tu mente en blanco, no hay nada más que esa luz, blanca, coño, blanca, si es negra y proyectada a otro punto tampoco funciona!!

Menos mal que mi practicidad se impuso a la imaginación y a los cinco minutos me dormí pensando en que ya lo aclararíamos, que inventar historias increíbles no lleva a nada y eso sólo te hace daño a ti misma.  Y al final he dormido genial!! Con el subidón de una nueva relación, la ilusión por conocernos, el sexo y todas las cosas geniales que da esta situación, se te olvida la parte chunga y es que todo tienes su lado oscuro.  Todavía os estáis tanteando, no sabes de qué pie cojea el otro, cómo se toma las cosas en situaciones estresantes, ni como afronta un cabreo porque hasta que no surgen estas cosas, realmente, no conoces a nadie.  Que tu nuevo churri se convierta en el/la herman@ gemelo de Hulk, desmotiva a cualquiera, en cambio, poder hablar de esas cosas sin que la sangre llegue al río es muy motivador. La vida es corta, chic@s, demasiado corta como para andar pensando en cosas que no llevan a nada. Me encanta eso de “perdona rápido, besa despacio, ama de verdad, ríe duro y nunca te arrepientas de algo que te hizo feliz”.  Y él me hace muy feliz.