A poca distancia de Kyoto, antigua capital japonesa, se encuentra otra ciudad que durante un tiempo fue el centro del país del sol naciente: se trata de Nara, menos conocida que su hermana mayor pero con una gran cantidad de monumentos antiguos.
Ocho lugares en esta ciudad han sido declarados Patrimonio de la Humanidad bajo el nombre “monumentos históricos de la antigua Nara”. Estos comprenden cinco templos budistas (los de Tôdai, Kôfuku, Gangô, Yakushi y Tôshôdai), uno sintoísta (el de Kasuga), el Palacio Imperial de Nara y el bosque sagrado de Kasugayama; con un total de 26 edificios considerados Tesoros Nacionales de Japón y 53 como Propiedades Culturales de Importancia.
Mientras paseas por la ciudad visitando estos lugares, seguramente serás visitado por los habitantes más famosos de Nara: los ciervos Sika, que campan alegremente a sus anchas por los parques (especialmente en el gran Parque de Nara) y son el símbolo de la ciudad. Están totalmente habituados a la presencia humana e incluso se puede comprar comida para alimentarlos, pero está prohibido molestarlos.