“Simple por fuera y espectacular por dentro, así son las construcciones que vamos a ver en Ravenna”, me dijo Mata, la guía que me acompañó en mi recorrido de varias horas por las principales edificaciones de la ciudad para conocer un poco sobre la maravilla del arte bizantino.
“Espectacular” fue la primera palabra que me vino a la mente cuando ingresé a la Basílica de San Vitale. Allí se encuentra una de las imágenes más representativa de Ravenna, esas que se viralizan como símbolo de una ciudad y de una época. Yo había visto esa imagen muchas veces, pero no sabía que la iba a tener frente a mí en ese lugar.
La Basílica de San Vitale es uno de los templos más importantes y ricos eregidos por los bizantinos. El exterior es sobrio y de materiales resistentes. En cambio su interior es rico en mármoles, columnas, capiteles, frescos y mosaicos.
Durante el período de máximo esplendor del imperio bizantino, el emperador Justiniano fue uno de los personajes más importantes. Esa importancia y poder, junto con la relación entre la religión y la política, quedó plasmada en estas maravillosas obras de arte.
Exterior de la Basília de San Vitale.
La famosa imagen en la que se representa. Allí se ve un Cristo jóven, sentado sobre un globo terráqueo. En la mano derecha tiene la corono del martirio y se la ofrece a San Vital, y en la izquierda recibe la maqueta del templo por parte del arzobispo Eclessio.
Debajo de esta imagen, hacia el lado izquierdo, destaca la imagen donde se ve al emperador Justiniano en el centro, con una gran patena de oro. Está precedido por dos altos dignatarios eclesiásticos y por el arzobispo Maximiano. Detrás del arzobispo se encuentra el banquero Juliano, que financió la construcción de la iglesia, y detrás del emperador hay dos altos funcionarios del estado.
En el lado derecho se destaca la imagen de la emperatriz Teodora, quien lleva un cáliz de oro y está precedida por dos dignatarios de la corte. Además, la acompaña Antonia, esposa del general Belisario, y su hija Juana. Junto a ellas, las doncellas de la emperatriz.
Escenas del Antiguo Testamento, como el sacrificio de Isaac, y la representación de algunos de los 12 apóstoles en el arco.
Un sector del suelo original. Impresionante.
Frescos frente a los mosaicos.
La Basílica de San Apollinari Nuevo
La Basílica de San Apollinare Nuevo es un templo que se consagró primero al culto arriano, construido por órden del rey de los Ostrogodos, Teodoríco el Grande, en el siglo VI. Luego, tras la conquista bizantina, se destino al culto católico.
Teodorico era ariano, es decir que no creía en la consubstancialidad entre Cristo y Dios. La divinidad de Cristo, para los arianos, era inferior a la de Dios. Para ellos Dios no tiene ni principio ni fin, en cambio Cristo no tiene fin pero tiene principio y eso le otorga una naturaleza humana y divina. Esto es muy importante para comprender los mosaicos de la Basilica de San Apollinare Nuevo.
Cuando Ravenna pasó al control del Imperio Bizantino de Justiniano, la Basilica, como todos los edificios arianos de la ciudad, fue convertida a la fé ortodoxa y sus mosaicos fueron modificados para expresar la nueva religión. La parte más modificada fue la más cercana al observador.
En la siguiente imagen pueden ver que en una de las columnas se observa una mano. Esto es así porque donde ahora se pueden ver cortinas, en la época de Teodorico había hombres y mujeres de la corte de Teodorico. Cuando Justiniano tuvo el poder sobre Ravenna y la Basilica fue convertida al culto ortodoxo, los mosaicos de los cortesanos fueron eliminados y reemplazados por las cortinas para remarcar el cambio de una política bárbara y ariana a una pólitica bizantina fuertemente ortodoxa.
Las paredes sobre los arcos están totalmente cubiertas por mosaicos. En la parte inferior, sobre la derecha se representan los principales edificios de Ravenna. En la parte inferior, sobre la izquierda, está representado el puerto y ciudad de Classe, una pequeña localidad muy cercana a Ravenna.
Desde Classe y desde Ravenna salen dos cotejos de santos (derecha) y santas (izquierda). Cada personaje parece igual a otro, pero, mirando los mosaicos con más atención se puede notar que cadauno tiene su identidad. Los vestidos, la posición de la cabeza, las coronas, los pies cambian siempre y cada personaje es diferente de otro.
Entre las ventanas, tanto a la derecha como a la izquierda, hay profetas con libros y papeles. Sobre las ventanas, en la pared de la izquierda se pueden observar los milagros más importantes de Cristo. En la pared a la derecha aparecen las escenas de la Passión de Cristo, desde la Última Cena hasta la Resurrección (falta la Crucifixión). Cada episodio narrativo está separado de otro por un panel decorativo que representa un pabellón con dos palomas.
La Basílica por afuera, con su campanario.
Visitar estos lugares me hicieron caer en la cuenta de la importancia de cualquier expresión artística para transmitir un mesaje. En esa época era para dar cuenta de una doctrina religiosa, de una postura política, pero en la actualidad el arte es de gran utilidad para infinitas cosas, desde la inclusión social hasta la manifestación de los sentimientos. ¡Ayudemos a difundir el arte!
En el próximo post, los mosaicos del Baptisterio de los Arriano, del Baptisterio de los Ortodoxos y del Mausoleo de Gala Plácida.
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