Revista Historia

Los muertos de la transición 1975 - 1981 (vi)

Por Benito Sacaluga

Viene de capítulos anteriores.



José Ramón Ansa Echevarría 

6 mayo 1979
«Dos presuntos miembros del Batallón Vasco Español (BVE) fueron detenidos en la madrugada de ayer por funcionarios de policía de San Sebastián, acusados de participar en siete asesinatos consumados y otros dos intentos en grado de frustración. Se trata de Ladislao Zabala e Ignacio María Iturbide, a los que se ocuparon armas de fuego, munición abundante y una lista con datos de identificación de otras nueve posibles víctimas. Las detenciones se produjeron antes de que hubieran transcurrido veinticuatro horas del atentado que costó la vida en Andoaín (Guipúzcoa) a Francisco Javier Ansa, presuntamente perpetrado por los dos ultraderechistas capturados. 
La operación policial, que fue dirigida por el comisario jefe de San Sebastián, Jesús Martínez Torres, antiguo responsable de la Brigada de Investigación de Bilbao, “será prolongada en el resto de Euskadi y en toda España, llevando las averiguaciones hasta las últimas consecuencias, por indicación expresa del ministro del Interior”, según aseguró ayer el gobernador civil de Guipúzcoa, Pedro Arístegui. Arístegui y Martínez Torres manifestaron a los informadores que la investigación no ha puesto de relieve, hasta el momento, ninguna implicación de personas pertenecientes a cuerpos de Seguridad del Estado en las actividades terroristas de los detenidos, a los que se ha aplicado incomunicación en virtud de la ley Antiterrorista, aunque explicaron que apenas había dado tiempo a iniciar los interrogatorios El gobernador civil, Pedro Arístegui, dijo también, contestando a preguntas de los informadores, que los dos últimos atentados del BVE en Hernani y Andoaín, así como las circunstancias políticas del país, le habían decidido a precipitar la culminación de las investigaciones. “Ello no quiere decir que hasta el momento haya habido complacencia con estos grupos. He asumido el riesgo de que la operación pudiera saldarse sin una acumulación de pruebas suficiente, lo que por fortuna no ha ocurrido, ya que creía necesario ofrecer resultados concretos, que sin duda incrementan la credibilidad de la policía”, explicó. El comisario Martínez Torres destacó la confianza creciente de la población en los efectivos policiales, lo que ha permitido disponer de las informaciones precisas para desarticular el comando ultraderechista, y precisó que las investigaciones se habían iniciado hace meses, en el marco de la lucha general contra el terrorismo, “que para nosotros, los policías”, indicó Martínez Torres, “no tiene matices ideológicos”. 
Además de Zabala e Iturbide fue detenido también Rogelio Carlos González Medrano, aunque hasta el momento no existe presunción de su participación material en los atentados. En cuanto a los dos primeros han reconocido su intervención en el asesinato de las siguientes personas: José Ramón Ansa, de Andoaín, de diecisiete años (6-5-1979); Tomás Alba, de Astigarraga, concejal del Ayuntamiento de San Sebastián por Herri Batasuna (28-9-1979); Felipe Sagarna, de Hernani (19-4-1980); Miguel Arbelaiz y Luis María Elizondo, ambos de Hernani (7-9-1980) Joaquín Antimasbere, de Hernani (14-11-1980), y Francisco Javier Ansa, pariente de José Ramón, de Andoaín (3-3-1981). Andrés Echeverría y Víctor Fernández Ochoa resultaron heridos graves, el primero cuando fue tiroteado en compañía de Antimasbere, y el segundo, el 27 de febrero último, al recibir un disparo en el bar Venta Berri, de Hernani, del que es propietario. 
En el momento de la detención Ignacio Iturbide pernoctaba en el domicilio de Ladislao Zabala, en San Sebastián, donde se encontraron una pistola del 7,65, sin marca ni numeración visibles, otra del 9 largo, marca Star, con la numeración borrada; un revólver de tambor para cinco proyectiles, sin marca ni numeración, de calibre no determinado; seis escopetas de diversas marcas y calibres; cargadores para las pistolas, un centenar de proyectiles de distintas marcas y de calibre coincidente con el de las armas cortas; una lista con el nombre, apellido, dirección y matrícula de vehículo de nueve personas de Andoaín, Hernani y Durango; cierta cantidad de dinero en metálico; un distintivo nazi y un automóvil Seat 127, verde, matrícula SS-8741-F, utilizado en el atentado contra Francisco Javier Ansa. 
El calibre de las armas y la marca de la munición coinciden con los empleados en todos los asesinatos mencionados. Largos historiales ultraderechistas Ignacio Iturbide, de 32 años, es considerado un mercenario, liberado al servicio de los grupos ultraderechistas, que hacía vida clandestina, según revelaron fuentes de la izquierda vasca a EL PAIS. Iturbide, conocido como Piti y El Chico, trabajó como guarda jurado en la empresa Orbegozo, de Hernani. En abril de 197 5 trató de infiltrarse, sin éxito, entre los presos políticos de la cárcel de Martutene (Guipúzcoa). En aquella época participó también en el lanzamiento de propaganda provocadora en Andoaín, de donde es natural, en unión de guardias civiles de paisano. En junio de 1977 tomó parte en la agresión, con cadenas y pistolas, al público que asistía a las fiestas de Amorebieta (Vizcaya), donde fue reducido. Desde enero hasta junio de 1976, Iturbide había cobrado sueldo de la Policía Municipal de este Ayuntamiento vizcaíno, sin prestar servicio conocido. Fue detenido junto a otros dos individuos en abril de 1978, acusado de participar en dos incendios y tres voladuras de otros tantos establecimientos públicos y sedes de partidos políticos en localidades guipuzcoanas. En aquella ocasión se le ocuparon una pistola marca FN y documentación falsa. Quedó en libertad a los pocos meses. A partir de ese momento, pasó a operar en la clandestinidad. La mayoría de estos datos figuraban en un informe elaborado por un amplio abanico de fuerzas políticas y sindicales de Andoaín, que fue presentado a las autoridades provinciales en diciembre de 1979, a raíz del asesinato de José Ramón Ansa. Ladislao Zabala, de veintisiete años, licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Deusto (Vizcaya), pertenece a una familia donostiarra de desahogada posición económica y con importantes relaciones. Su padre, José María, abogado fallecido hace cuatro años, fue vicepresidente de la Diputación Provincial de Guipúzcoa en los primeros años sesenta y un hermano de éste, Federico Zabala Alcíbar, es actualmente senador por el Partido Nacionalista Vasco. Ladislao Zabala guarda parentesco materno, asimismo, con dos ilustres militares, el teniente general Solchaga, que cumplió un destacado papel durante la guerra civil en la campaña del Norte, y el coronel del mismo apellido que falleció en los años cuarenta, en prisión, donde fue internado por su negativa a unirse al levantamiento contra la República. 
En cuanto a Rogelio González Medrano, de veinticinco años, nacido en San Sebastián, estudiante de idiomas y antes de taquigrafía y mecanografía, fue detenido en Burgos por la Guardia Civil el 14 de junio de 1978, acusado de participar en el robo, en Madrid, de dos rifles Winchester 44, una escopeta de 12 milímetros, una pistola de 7,65, dos revólveres, cartuchos, 80.000 pesetas, relojes, joyas, aparatos de sonido y otros objetos de valor. Al parecer, todo fue recuperado a excepción de una de las pistolas, que aseguró haber arrojado al río. Sus antecedentes, sin embargo, se remontan a noviembre de 1974, en que fue detenido por el incendio de una librería. Con posterioridad, fue procesado por amenazas a políticos demócratas. 
Más de 5.000 personas asistieron ayer en Andoaín al funeral de Francisco Javier Ansa. El público abarrotó el templo parroquial de San Martín -donde concelebraron la ceremonia religiosa siete sacerdotes- y los alrededores de la Iglesia. Las demostraciones de indignación por el asesinato de Ansa comenzaron a primera hora de la mañana. La huelga convocada por fuerzas políticas y sindicales de la zona fue general en Andoaín y Hernani, y se extendió a Urnieta y otras localidades vecinas. La familia de Ansa ha desmentido la supuesta afiliación de éste a Herri Batasuna.» 
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de marzo de 1981.

Gladys del Estal Ferreño

junio 1979
LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN 1975 - 1981 (VI)
 «El 3 de junio de 1979 durante la Jornada Internacional contra la Energía Nuclear, convocada tras el accidente de Harrisburg, fue asesinada Gladys del Estal Ferreño en Tudela (Navarra), durante una manifestación, por el guardia civil José Martínez Salas.
El asesino fue juzgado el 14 de diciembre de 1981 en Pamplona en un proceso lleno de irregularidades, y condenado a sólo un año y medio de cárcel, que no llegó a cumplir, casi la misma pena que la de un ecologista de Mallorca (un año de cárcel), cuyo único delito fue colocar una pancarta de protesta contra la muerte de Gladys.
Gladys del Estal tenía 23 años cuando la mataron, vivía en el barrio de Eguia en Donostia, era programadora informática en una pequeña empresa y compaginaba su trabajo con sus estudios de Químicas. Gladys era militante ecologista. Pertenecía al Grupo Ecologista de Egia y a los Comités Anti-nucleares de Euskadi. Participó en la organización de numerosas actividades ecologistas, como marchas ciclistas y manifestaciones contra la central nuclear de Lemóniz. Gladys marchó a Tudela el 3 de junio a la llamada de los Comités Antinucleares para participar en la "Jornada Internacional contra la Energía Nuclear". La Guardia Civil irrumpió violentamente en el Paseo del Prado, donde se celebraba pacíficamente el acto, que estaba autorizado. En una sentada posterior, fue golpeada por el guardia civil José Martínez Salas con su arma, un fusil Z-70, sonando un disparo a resultas del cual cayó tendida en la calzada. Gladys llegó muerta al centro hospitalario. La protesta contra su asesinato fue unánime y general, con manifestaciones y huelgas en todo Euskadi y en otras zonas del Estado. Gracias a su sacrificio y al de otros muchos, fue posible paralizar los dos grupos nucleares de Lemóniz.»
FUENTE: Ecologistas en Acción

Vicente Vadillo Santamaría

10 junio 1979
 «Vicente Vadillo Santamaría, 32 años, nacido en Jaén, vivía en una modesta pensión de Rentería. Trabajaba en un local nocturno de Trintxerpe y era bastante conocido en San Sebastián. Era una persona querida. Que te quieran ayuda mucho a ser persona. Vicente también era conocido por otro nombre, Francis, y se vestía de mujer. Entrada la madrugada del 10 de junio de 1979, Francis está en la barra de la discoteca Apolo. Está conversando con Antonio Caba Laguna. Antonio Caba es policía nacional. De repente, en lo que debe entender por atributo sexual, el policía saca su arma reglamentaria y mata a Francis de un disparo en la cara.
La muerte de Francis es el nacimiento de las primeras manifestaciones a cara descubierta del colectivo de gays y lesbianas de Guipúzcoa. Al día siguiente organizan una manifestación de protesta que llega hasta el cuartel de la Policía Nacional de Rentería. La protesta es disuelta a pelotazos y porrazos, pero se ha perdido el miedo. El día 12 se organiza una gran manifestación en San Sebastián, la primera que visibiliza al colectivo de gays y lesbianas agrupado en torno a EHGAM en Guipúzcoa y consolida la presencia de EHGAM en el País Vasco.»
FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/06/vicente-vadillo-santamaria-1979.html

Valentín González Ramírez 

26 junio 1979
LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN 1975 - 1981 (VI)
«El sábado, 25 de junio, el día del 37º aniversario de la muerte de Valentín González, se celebró una concentración a las puertas del antiguo Mercado de Abastos para recordar al compañero asesinado, tal y como se viene haciendo desde 1989. Los actos de este año han sido organizados por la Plataforma per la Memòria del País Valencià, CGT y CNT.
Valentín González, un joven cenetista de 20 años, murió el 25 de junio de 1979 durante una huelga de los trabajadores de la colla del Mercado de Abastos, en exigencia del pago de unos atrasos salariales. Lo que era una pacífica y legal movilización sindical fue convertida en un infierno por los golpes, las pelotas de goma y los botes de humo de la policía. Valentín intentó proteger a su padre al grito de “No peguéis más a mi padre” y un agente le disparó a bocajarro una pelota de goma que le segó la vida. Aquel criminal suceso no dejó indiferente a ningún trabajador y desencadenó una gran huelga general durante el 27 de junio, que paralizó totalmente Valencia y comarcas limítrofes. Una enorme manifestación de 300.000 personas acompañó al cadáver de Valentín, a su familia y sus compañeros de la colla hasta el Cementerio General. Hoy, 37 años después, no lo hemos olvidado y seguimos reclamando que la plaza donde murió lleve su nombre.»
FUENTE: http://www.cgtvalencia.org/memoria/20160626/homenaje-a-valentin-gonzalez-en-el-37o-aniversario-de-su-muerte-en-la-huelga-de-abastos/20670.html

Francisco Javier Martín Eizaguirre, Aurelio Fernández y Teodora Sánchez 


28 y 29 junio 1979
LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN 1975 - 1981 (VI)
«El 28 y el 29 de junio de 1979 París no fue una fiesta. No para Francisco Javier Martín Eizaguirre y Aurelio Fernández Cario. 
Las vidas de Eizaguirre y Fernández Cario tuvieron muy pocos días de fiesta. Aquel fin de semana las aguas fecales del Estado desembocaron en el Sena. Francisco Javier Martín Eizaguirre era el cuarto de seis hermanos de una familia obrera de Erandio. A los 20 años emigró a Francia, buscando trabajo. Empezó militando en el PCE, que abandonó con otros muchos, hartos con los tejemanejes de Santiago Carrillo. Fue parte activa del Mayo 68 en París y uno de los fundadores en Bruselas de la Organización de Marxistas Leninistas de España (OMLE). En junio de 1975 es uno de los fundadores y primer presidente del PCE(r). En Francia conocerá a Aurelio Fernández Cario, un maestro sevillano de Fuentes de Andalucía, militante de la OMLE en el exilio por la persecución policial a la que ha sido sometido y sin papeles ni contrato de trabajo. Eizaguirre le busca trabajo en una imprenta y juntos andan en la difusión de la revista España antifascista y creando redes de apoyo a los refugiados uruguayos, chilenos y argentinos que llegan a París huyendo del terror. 
Eizaguirre viaja regular y clandestinamente a España. En octubre de 1977 cae con todo el Comité Central del PCE(r) en Benidorm. Intenta escapar saltando por una ventana y se rompe una pierna. Es detenido y torturado durante unos días. Los torturadores se ensañan especialmente con la pierna rota. Una pierna que pasará por once operaciones y que le obligará a usar muletas para poder caminar. Amnistiado por el Tribunal de Alicante volverá a Francia, intentando llevar una vida más o menos normal, al lado de su compañera y sus hijos Bruno y Fabián, nacidos en 1973 y 1974. En mayo de 1979, el policía periodista, o periodista policía, que tanto da, Alfredo Semprún Bañares (Arriba, El Alcázar y ABC en su currículum y papá de Alfredo Semprún Guillén, cofundador y subdirector de La Razón), publica una fantasiosa crónica en el semanario Blanco y Negro, en la que acusa con nombre y apellidos y todo lujo de detalles a Eizaguirre de ser algo parecido al máximo responsable de una red terrorista de ámbito europeo, vertiendo una larga retahíla de acusaciones falsas. 
Eizaguirre lo considera su sentencia de muerte. No anda equivocado. El 28 de junio de 1979, mientras come en un restaurante vietnamita, Jean Pierre Cherid y Mohamed Talbi entran en el local y lo asesinan de cinco balazos por la espalda. Cherid y Talbi han sido mercenarios de la OAS durante la guerra de Argelia. Cherid es uno de los tipos que aparecieron en las filas fascistas que asaltaron Montejurra en 1976. Trabaja para el Estado, firmando sus trabajos en nombre del Batallón Vasco Español, primero, y luego con el PSOE en nombre del GAL. Cherid y Talbi aprovechan el fin de semana en París para oficiar su particular misa. Al día siguiente se acercan a Choisy-le-Roi, a 10 kilómetros del centro parisino. Allí vive Aurelio Fernández Cario con su compañera y Ernesto y Felipe, sus mellizos de 2 años. Hay buenas noticias en casa. Fernández Cario ha sido amnistiado y tendrá el pasaporte a punto para poder volver a España en agosto. Cuando se dispone a abrir la puerta de vuelta a casa, Cherid y Talbi le descerrajan dos tiros en la cabeza. Tenía 28 años. No hubo ninguna investigación policial y ambos casos fueron archivados rápidamente. Mientras, en España, tampoco había muchos motivos para la fiesta. El mismo 29 de junio de 1979, Teodora Sánchez Ofretorio, vecina de 78 años de Rentería, muere atropellada por un jeep de la Policía Nacional que va a toda velocidad y en contra dirección por una de las calles del centro.»
FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/06/francisco-javier-martin-eizaguirre-y.html

Salomé Alonso Varela

15 julio 1979
 «Pocos de los que hoy pasean por la calle Manuela Malasaña sospechan que no hace tanto tiempo, por estas mismas fechas, en esta tranquila vía, la explosión de una bomba se llevó por delante la vida de una joven de 28 años, hirió de distinta consideración a una decena de personas y provocó numerosos destrozos materiales. 
Poco después de la medianoche del sábado 14 de julio de 1979, con la calle llena de gente, un artefacto colocado en un contenedor de basura situado en la esquina de Manuela Malasaña con San Andrés hizo explosión. La acción terrorista llevaba la firma de una ultraderecha que en aquellos años de la transición española se mostró especialmente activa, tratando de dinamitar la joven democracia que se abría paso tras la muerte del Dictador. La elección de la citada esquina de Manuela Malasaña para la detonación no fue casual y todo apunta a que el objeto de la misma era la clientela que solía frecuentar el -por aquel entonces nuevo- café El Parnasillo. 
En El Parnasillo, hoy convertido en un lugar clásico del barrio, se solían reunir jóvenes profesionales liberales, muchos de ellos abogados vinculados con el PCE y, en cualquier caso, de ideas progresistas. Precisamente, la única víctima mortal que hubo aquella noche, Salomé Alonso Varela, acababa de salir del café cuando le sorprendió la explosión que acabaría con su vida. Junto a ella se encontraba su esposo, Jesús Cañado Vega, abogado laboralista de 28 años que trabajaba en un despacho de la calle El Españoleto y que resultó gravemente herido. Otras personas que resultaron heridas en este suceso fueron, según se recoge en un artículo del diario El País de aquel día, “Vicente Santiago Macía, de 24 años; Antonio Benito Martínez, de 28 años; María Serrano Martínez, de 62 y Mohamed Selim Aser, de 25, este último de nacionalidad iraquí”. Todos ellos sufrieron heridas de “pronóstico reservado”. En total, según distintas fuentes, hasta 10 personas resultaron afectadas. La bomba en cuestión no fue menor. Estaba compuesta por varios kilos de Goma 2, un cebo, un reloj y una pila, y causó también cuantiosos daños materiales que se valoraron en más de ocho millones de pesetas. Todos los edificios, comercios y vehículos situados en un radio de 50 metros de la explosión se vieron seriamente afectados. Entre ellos, uno de los más perjudicados fue el viejo Teatro Maravillas. Llegó incluso a temerse que tuviera que ser demolido. También la antigua Cervecería Bremen, hoy el Casa Maravillas, vio cómo estallaban todas sus lunas. Rafael Alfredo Gómez Álvarez (28 años) y Ramiro Alejandro Rodríguez-Borlado (29 años) fueron los dos condenados por el atentado. 
El crimen de Salomé fue calificado finalmente de asesinato, por lo que a cada uno de ellos les cayó una condena de 73 años y de 50 años, respectivamente. Ambos fueron también condenados a 30 años de cárcel cada uno por el envío de una carta-bomba a la redacción de El País, acción en la que murió el empleado Andrés Fraguas. La Audiencia Nacional les imputó un total de 22 delitos entre finales de 1977 y julio de 1981. Según información de Mariano Sánchez Soler, autor de La transición sangrienta, Gómez Álvarez sólo cumplió 14 años y tres meses de prisión y desde el año 2001 está libre. Por su parte, Rodríguez-Bolardo recuperó la libertad total también en 2001, tras 14 años y siete meses encarcelado.»
FUENTE: http://www.somosmalasana.com/cuando-la-extrema-derecha-atento-en-malasana/

Jon Lopategi Carrasco

agosto 1979
«1979: Dos refugiados vascos son ametrallados en Anglet por un comando parapolicial. Muere Jon Lopategi Carrasco, de 36 años de edad y vecino de Bilbao, y resulta gravemente herido Ángel Iturbe Abasolo. Reivindica el atentado el Batallón Vasco Español.» 
FUENTE:http://amnistiapresos.blogspot.com.es/2011/08/solidaridad-desde-el-estado-francescon.html

Emilio Fernández Castro

13 agosto 1979
 «Los sucesos de Monforte de Lemos (véase EL PAIS del día 16) han tenido un trágico desenlace con el fallecimiento de Emilio Fernández Castro, soltero, de 36 años, que falleció el domingo en el Hospital General de Galicia, en Santiago, después de resultar herido, al parecer, durante los enfrentamientos registrados en la madrugada del día 15 entre algunas docenas de jóvenes que asistían a una verbena de las fiestas patronales y la Policía Nacional. 
Varias personas resultaron heridas y diez policías contusionados en el transcurso de los hechos. Acerca de las causas inmediatas de su muerte existen versiones diferentes que coinciden en el único punto de que Emilio Fernández estuvo presente en el lugar de los incidentes. Según algunos testigos que ha podido consultar EL PAÍS en Monforte, fue golpeado por policías nacionales, a pesar de que no había tenido intervención significada en los enfrentamientos. Esta versión fue ratificada también por la madre de la víctima, quien aseguró que su cuerpo presentaba fuertes hematomas en la espalda y brazos y señales de algunos golpes en la cabeza. Por el contrario, el alcalde monfortino, Celestino Torres, informó también a este periódico que hay testigos de solvencia que afirman haber visto a Emilio dirigirse tranquilamente a su domicilio, después de que sucediera todo, sin señales aparentes de haber sufrido daño alguno, y que el mismo manifestó no haber recibido golpes. Según esta hipótesis, que defienden sobre todo medios cercanos a la UCD de la localidad, podría haber fallecido víctima de un ataque inesperado, derivado tal vez de la Válvula artificial que asistía a su corazón, el cual habría ocasionado la ruptura de un vaso sanguíneo en la cabeza. Esta opinión aparece igualmente sustentada por el neurocirujano que atendió al herido en los primeros momentos, el doctor Reyes Oliveros, según informó a EL PAÍS el alcalde de Monforte. Mientras tanto, en la citada localidad lucense ha subido la tensión derivada de los sucesos del día 14. Un concejal del Bloque Nacional Popular Galego, el conocido escritor galleguista Manuel María Fernández Teixeiro, está siendo objeto de constantes amenazas anónimas, que le anuncian posibles atentados contra la librería Xistral, de la que es propietario en la localidad, contra él o su familia. Algunos sectores de la villa llegaron a pensar, según el director de la emisora local, Radio Monforte, en la recogida de firmas exigiendo la expulsión de Manuel María de Monforte de Lemos.
Por otra parte, familiares de los detenidos, a raíz de los sucesos, y los concejales Manuel María Fernández (BNPG) y Antonio Arias (Unidade Galega), visitaron el Gobierno Civil de Lugo para informar directamente de los hechos, protestar contra la actuación de la fuerza pública, de la que hacen responsable al alcalde, y solicitar permiso oficial para que pueda celebrarse una manifestación de repulsa. Paralelamente, cuatro concejales y algunos vecinos han pedido la celebración de un pleno extraordinario para que se inicie un proceso de clarificación de los hechos para el correspondiente establecimiento de responsabilidades. Por el momento, el Bloque ratifica su petición de que dimitan el alcalde y los dos primeros tenientes de alcalde, Acacio Saco (CD) y Rogelio Salgado (UCD). Los nacionalistas critican también a los cinco concejales del PSOE, acusándolos de mantener posiciones poco claras ante sucesos tan graves. 
Detenidos en libertad.- El juez que instruye el correspondiente sumario puso ayer en libertad bajo fianza a los cinco detenidos que permanecían desde hace tres días en los depósitos municipales del pueblo. Las fuerzas de la oposición presentes en el Ayuntamiento mostraron ya su sorpresa ante las cantidades fijadas por el juez, y se da el caso de que las de mayor cuantía, 100.000 pesetas para cada uno de dos procesados, corresponden a miembros de la Asamblea Nacional Popular Gallega. Existe además orden de detención contra otros dos militantes de esta agrupación política, que ha denunciado los sucesos como un acto de represión antidemocrática. La madre de uno de los cinco detenidos aseguró, en una conferencia de prensa celebrada ayer, que su hijo no participó en la verbena en la que se produjeron los incidentes. “Mi hijo”, afirmó, “estaba en casa cuidando a su padre, que se encuentra enfermo, sin embargo, fue detenido veinticuatro horas después, sin que sepamos de qué se le acusa”. 
En la citada conferencia de prensa, el concejal del Bloque, señor Fernández Teixeiro, manifestó que “es lógico que el alcalde de Monforte trate de eludir la responsabilidad, pero tenemos testigos que prueban que fue él quien ordenó a la policía que desalojase. Nosotros pedimos que en vez de siete días de fiesta, hubiera sólo cuatro, pero que fuesen gratuitas”. El origen de los incidentes estuvo precisamente en la negativa de un sector del público a pagar la cantidad exigida para acceder al recinto ferial.» 
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de agosto de 1979. FUENTE: http://elpais.com/diario/1979/08/21/espana/304034423_850215.html

Justo López de Zubiria y Felix Mingueta Sanz

25 agosto 1979
«Siempre hay algún bar que se llama Las Vegas, canta Quique González, tomando la canción prestada de Diego Vasallo. El bar restaurante Las Vegas en Vitoria estaba en la calle Portal de Villarreal. Abría cuando ni siquiera había salido el sol, los obreros de la zona industrial de Vitoria hacían tiempo allí mientras esperaban los autobuses que les llevaban al trabajo.
A eso de las seis y poco de la mañana del 25 de agosto de 1979 Antonio Macías Benítez entra en el bar restaurante Las Vegas cargando una buena cogorza y gastando muy mal rollo. Empieza a discutir y buscar bronca con el personal mientras le pide un güisqui al dueño del establecimiento, Justo López de Zubiría, que le dice que nones, que se tome una Mirinda y ahueque el ala. Antonio Macías se rebota y Justo López lo echa a la calle. En la calle, Antonio amenaza con volver y liarla de verdad.
Una hora más tarde un taxi se detiene frente al bar Las Vegas y Antonio Macías sale de él y vuelve a entrar en el bar. Una vez dentro, Macías, policía nacional, saca su arma reglamenta-ria y apunta a Justo López. Un cliente, Félix Mingeta Sanz, 39 años, tres hijos, intenta mediar. Antonio Macías lo asesina de un tiro en el pecho. Vuelve a apuntar a Justo López y también lo asesina de otro disparo en el pecho. Enfunda la pistola, sale del bar y vuelve a subirse al taxi que le espera en la calle sin que el taxista tenga la más remota idea de lo que ha pasado dentro.
El informe policial convierte la borrachera de Macías en “síntomas de inestabilidad nerviosa” y miles de personas se manifiestan hasta el Gobierno Civil. Las Fuerzas de Orden Público cargan con contundencia y disuelven la manifestación y los hechos. Dos años después, Gaizka, uno de los dos hijos que ha dejado Justo López, de 17 años, pierde un ojo por un pelotazo de goma en una carga policial y cuando tiene 19 años participa en un extraño suceso, resultando herido de seis balazos cuando intenta sacar a su madre de la planta psiquiátrica del Hospital Santiago Apóstol, utilizando a un rehén. Siempre hay algún trozo averiado del día que no puedes borrar pero te gustaría.»
FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/08/justo-lopez-de-zubiria-y-felix-mingeta.html

José Prudencio García

31 agosto 1979
  «31 de agosto de 1979. En Arganda del Rey, cuando al sur de Madrid aún había alcaldes comunistas, están de fiestas patronales. Desde mediados de mes un grupo formado por una docena de fascistas afiliados y simpatizantes de Fuerza Nueva y Fuerza Joven realizan incursiones diarias, intimidando a los transeúntes. Ya ha habido algún enfrentamiento directo con jóvenes de Arganda y el alcalde alerta que se avecina un incidente grave.
El gobernador civil, Juan José Rosón (su familia, falangistas como él mismo, son responsables directos de la brutal represión durante la Guerra Civil en su zona natal de Becerreá, Lugo), sigue manteniendo que los niveles de delincuencia, y ahí incluye las actuaciones fascistas, son los normales en una ciudad como Madrid y sus alrededores. Rosón es un hombre de Martín Villa que llegará a ministro de Interior con Suárez.
El grupo fascista vuelve a aparecer la noche del 31 de agosto. Hace apenas dos días irrumpieron en un Seat 850 y un Citroën GS a toda pastilla por la avenida principal, simulando atropellar a los viandantes y montaron una trifulca en el club Zahara. Al aparecer por el centro de Arganda el grupo es identificado por vecinos y jóvenes, empezando una persecución por la avenida del Ejército. Luis Miguel Martín Giménez, 19 años, saca una pistola y efectúa algunos disparos sobre los vecinos que les persiguen. El grupo ultra se dispersa aprovechando la confusión y los vecinos van a por el de la pistola, que en compañía de Federico Molina Ruizberri, 16 años y con antecedentes por violencia ultra, encañona a Emilio Martínez Martínez para robarle su Renault 5. En ese momento llegan unos treinta vecinos, que agarran a Federico Molina. Luis Miguel Martín dispara contra José Prudencio García, 44 años, provocándole la muerte y huyendo en el vehículo. Otro de los fascistas protagonistas de aquella noche es Iñigo Guinea Pérez, detenido por la policía municipal de Arganda y entregado a la Guardia Civil, que lo pone en libertad a la media hora. Iñigo Guinea Pérez es uno de los integrantes del grupo de falangistas que organiza una batida de castigo contra el bar San Bao de Madrid en mayo de 1980, pocos días después del asesinato del líder vecinal de Orcasitas, Antonio Pajuelo, también por falangistas. El asalto al bar San Bao termina con el asesinato del joven de 20 años Juan Carlos García Pérez, dos heridos de bala y varios contusionados. Iñigo García Pérez huirá de España sin problemas, abonado al paradero desconocido. Por su parte, la Fundación Blas Piñar está abonada a la subvención del Ministerio de Cultura del PP.»
FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/08/jose-prudencio-garcia-1979.html

José LuisAlcazo 

13 septiembre 1979  
«El razonamiento acémila de los fascistas entiende por debate de ideas destrozar las ideas con un bate. En 1979, en Madrid, bandas de jóvenes fascistas engominados gozan de holgada permisividad policial en sus correrías, con el ínclito Juan José Rosón de gobernador civil. Uno de esos grupos se ha impuesto la misión de limpiar el Retiro de rojos, homosexuales y delincuentes.
Lo forman chavales de entre 14 y 19 años, militantes o ex militantes de Fuerza Joven. Algunos lucen apellidos ilustres. Gabriel Rodríguez Medina (hijo de un alto oficial del Ejército). Fernando Pita da Veiga y Corral (sobrino del almirante y ex ministro de Franco). Pablo Calderón Fornos (hijo del teniente coronel Javier Calderón, número dos del CESID en los tejemanejes del 23F y futuro número 1 del CESID nombrado por José María Aznar, además de íntimo del ubicuo Eduardo Serra, secretario de Estado de Defensa con PSOE y ministro del ramo con PP).
El 12 de septiembre el grupo se adentra en el Retiro en busca de sujetos a los que escarmentar. Escogen a sus víctimas por su aspecto: pelo largo, vaqueros y barba son motivo de hostigamiento. Ese día escogen mal y los corren a hostias. El 13 de septiembre vuelven armados con palos, cadenas, nunchakus y bates de béisbol tuneados con el lema “Viva el fascio redentor”. También deciden que mejor no ir de cara, no se la vayan a partir como el día anterior, que mejor se esconden en unos arbustos y ya saltarán por sorpresa sobre sus víctimas, como los japoneses de las películas.
Las víctimas elegidas son Luis Francisco Canicio y Jesús Oyamburu, que van charlando tranquilamente cuando les asaltan y golpean. Detrás viene paseando con dos amigas y otro compañero José Luis Alcazo, 25 años, licenciado en Historia, que al ver la situación intenta defender a Canicio y Oyamburu, apartando a los agresores de sendos empujones y echando a correr. Canicio, Oyamburu y las muchachas consiguen escapar. José Luis Alcazo es derribado por la lluvia de golpes de los diez cachorros fascistas. Morirá a causa de los golpes de bate que recibe en la cabeza. Cuando supimos la noticia la escena de la pelea entre los Warriors y las Furias del Béisbol perdió toda su gracia.
Los diez jóvenes recibieron condenas de seis meses de arresto mayor a once años, ya que se consideraron diversos atenuantes como la edad de los implicados y la suposición de homicidio involuntario. Ninguno de ellos llegó a cumplir la mitad de la condena impuesta. La defensa justificó la acción de “noble y altruista” en su intento de limpiar el Retiro de drogadictos y delincuentes.
Cuando se realizó el juicio, tres años después del asesinato de José Luis, uno de los acusados sentados en el banquillo se encontraba realizando oposiciones a Policía Nacional. Apalea, pero seguro. En una especie de tardío ejercicio de justicia poética a lo íbero, años más tarde, uno de los procesados murió de sobredosis en el Retiro.»
FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/09/jose-luis-alcazo-1979.html

Justo Elizarán Sarasola «Pakito»

13 septiembre 1979  
«El refugiado vasco Justo Elizarán Sarasola falleció ayer por la mañana en una habitación del hospital San León, de Bayona, donde ingresó gravemente herido el 13 de septiembre, después de ser ametrallado en Biarritz en una acción reivindicada por dos organizaciones de extrema derecha.
Hacía cuatro días que todos los periódicos vascos se habían hecho eco del repentino empeoramiento de Justo Elizarán, que en la madrugada de ayer permaneció durante unas horas en estado crítico, para fallecer a las cinco y media de la mañana. Nada más conocerse la noticia, las gestoras pro amnistía convocaron una asamblea popular, que se celebró a las ocho de la noche en la plaza de la Constitución, de la capital donostiarra.
Mientras tanto, durante las últimas horas continuaba en los pasos fronterizos la rigurosa “operación filtro” iniciada el jueves por las autoridades francesas. Justo Leizarán tenía todavía alojadas en el cuerpo cuatro de las siete balas que le hirieron de suma gravedad, y uno de los proyectiles -el más peligroso- le había perforado el pulmón. El equipo médico que atendió al refugiado vasco era partidario de trasladar al herido al hospital de Burdeos, especializado en lesiones pulmonares; pero el repentino agravamiento sufrido por el paciente durante el fin de semana no aconsejaba su traslado.
Pasadas las ocho de la mañana del 13 de septiembre, Justo Elizarán caminaba por la calle Peyrelouble, de Biarritz, en busca de su automóvil, para dirigirse a trabajar, cuando fue tiroteado por varias personas. El atentado contra Justo Elizarán fue reivindicado mediante llamadas telefónicas a los medios informativos por dos organizaciones de extrema derecha: Acción Nacional Española (ANE) y Grupos Armados Españoles (GAE).»
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de octubre de 1979. FUENTE: http://elpais.com/diario/1979/10/06/espana/308012401_850215.html

 Valeriano Martínez Pérez

20 septiembre 1979 
«Los camiones de toda España circularán durante una semana con crespones negros. Esta medida, junto con la convocatoria de dos días de huelga en todo el sector, fue adoptada ayer por Fenadismer (Federación de Transportes Discrecionales y de Mercancías) con motivo de los graves incidentes del miércoles en Oviedo, en los que perdió la vida un camionero en un enfrentamiento con la Guardia Civil.
La jornada de ayer transcurrió con absoluta normalidad en Asturias, después de una semana de intensa actividad de los piquetes de transportistas para impedir la circulación de los camiones con motivo de la huelga convocada hace treinta días por la asociación Cesintra. El entierro de Valeriano Martínez Pérez, muerto anteayer por un disparo de un Guardia Civil, se celebró en la tarde de ayer, en Oviedo, sin incidentes. Los efectivos de las FOP han sido reforzados con dos compañías antidisturbios y cuatro secciones de la Guardia Civil. Los convoyes y camiones circulan escoltados por jeeps de la Guardia Civil a gran velocidad, sin respetar los semáforos para evitar posibles enfrentamientos con los piquetes y que éstos disparen sus pistolas de anclaje para pinchar las ruedas.
La imperiosa necesidad de un total esclarecimiento de los hechos que produjeron la muerte de Valeriano Martínez fue expuesta ayer en un escrito firmado conjuntamente por los partidos políticos PSOE, UCD, PCE y las centrales sindicales Comisiones Obreras y UGT, organizaciones que pidieron serenidad a los asturianos y manifestaron su firme propósito de propiciar por todos los medios posibles una urgente solución negociada al conflicto. Por su parte, el Consejo Regional de Asturias, después de intensas negociaciones con las partes implicadas, hizo público un escrito en el que constata la existencia de un clima de entendimiento y de posible solución del problema. En el momento de redactar esta información continúan detenidos seis transportistas, entre ellos Alejandro Bárcena, presidente de Cesintra. Un portavoz de esta asociación manifestó a EL PAIS que no se reanudarán las negociaciones hasta la puesta en libertad de los detenidos. Sobre los incidentes que provocaron la muerte de Valeriano Martínez, el Gobierno Civil dio a conocer una nota oficial en la que afirma que los camiones escoltados fueron “brutalmente atacados por un piquete formado por 150 o doscientos componentes, que emplearon ladrillos, picos, navajas y pistolas de anclaje, y que rompieron los parabrisas de la casi totalidad de los vehículos, al mismo tiempo que pinchaban sus ruedas”.
La nota del Gobierno Civil agrega que cuando los miembros de la escolta trataron de defender los camiones a su cargo “se vieron violentamente agredidos por los miembros del piquete, que en su ataque hicieron frente abiertamente a la fuerza actuante, llegando a tratar de desarmar a un componente de la misma, por lo que éste se vio obligado a hacer uso de sus armas, alcanzando un disparo a Valeriano Martínez Pérez”.
El señor Martínez Pérez ingresó en la residencia de Oviedo con una herida de bala con orificio de entrada y salida en hemitórax derecho. El cardiólogo Juan Antonio Mayordomo redactó el siguiente parte: “Fue intervenido inmediatamente, abriéndosele el tórax. En el hemitórax derecho se presentaba un orificio en la pared anterior, y otro, en la posterior, que interesaba el lóbulo superior del pulmón derecho. Tenía shock hipovolémico y parada cardíaca”. Por otra parte, a las 4.30 de la tarde, setenta autobuses de línea y treinta microbuses de la Empresa Municipal de Transportes, SA (Emtusa), pararon en Gijón en señal de duelo por la muerte, en Oviedo, de Victoriano Martínez. Los autobuses, parados en las terminales de sus líneas, lucían crespones negros. Representantes provinciales de los camioneros asociados a Fenadismer acordaron ayer, en una asamblea urgente convocada ex profeso, exigir el total esclarecimiento -judicial y parlamentario- de los sucesos de Asturias del miércoles, así como la libertad inmediata de los transportistas detenidos en aquella región. En apoyo de estas exigencias, los camioneros implicados en el conflicto han convocado dos días de huelga -el viernes, 21 y el lunes 24-, al tiempo que advierten que si sus peticiones no son atendidas volverán a reunirse para considerar nuevas acciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de septiembre de 1979. FUENTE: http://elpais.com/diario/1979/09/21/economia/306712813_850215.html

Ana Teresa Berroeta Álvarez

9 enero 1980
«Aparece en Loiu (Bizkaia) el cadáver de Ana Teresa Berroeta Álvarez. Su cuerpo, materialmente cosido a cuchilladas presenta huellas de haber sido violado. El crimen es reivindicado por el Batallón Vasco Español. Esta joven de 19 años es el primer caso de una serie de secuestros, violaciones y asesinatos efectuadas por la extrema derecha parapolicial en Euskal Herria.»
FUENTE: http://guajeel.es.tl/TRANSCION-1980.htm

Carlos Saldise Korta

15 enero 1980
LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN 1975 - 1981 (VI)
«Carlos Saldise Korta, 33 años, era muy querido en su Pasajes San Juan natal. Siempre había estado vinculado a las actividades culturales que se organizaban en su zona y durante un tiempo había regentado una popular sidrería, situada en la planta baja de su casa. A menudo se le podía ver subiendo al Jaizkibel, mirando el mar desde lo alto. Dejó Pasajes San Juan para instalarse en Lezo y montar una tienda de muebles y carpintería en Rentería. Siempre que podía volvía a Pasajes San Juan para reunirse con su familia. Nada partidario de la violencia anhelaba una Euskal Herria independiente. Simpatizaba con Herri Batasuna, manteniendo discrepancias en muchos temas. Era conocido por su compromiso político, su oposición a la dictadura en los últimos años del general, su participación en las luchas obreras y formaba parte de las Gestoras pro-Amnistía.
Carlos Saldise empezó a recibir mensajes anónimos y llamadas telefónicas amenazándole de muerte. La madrugada del 16 de enero de 1980, Carlos volvía a casa en su Seat 131. Venía de cenar con sus padres y hermanos y le acompañaba un amigo. Querían seguir de copas, pero antes había decidido pasar por casa, sacar un momento a los perros y coger una chaqueta que abrigara más. Aparcaron cerca de su domicilio, en la calle Uralburu. Su amigo vio como momentos antes de entrar en el portal, se le acercaba un individuo que parecía dirigirle unas palabras, quizás preguntando por alguna calle, o pidiendo algo. Los dos entraron en el portal y al instante sonaron dos disparos, el desconocido salió corriendo y huyó a toda prisa con otro tipo que le esperaba un poco más abajo.
A Carlos Saldise le descerrajaron dos disparos en la cabeza, provocándole la muerte inmediata. El asesinato lo reivindicaron los Grupos Armados Españoles (GAE), una de las siglas que servían de paraguas a la buena comunión existente entre grupos fascistas y funcionarios de la seguridad del Estado. El multitudinario entierro de Carlos Saldise acabó con las consabidas cargas policiales. El caso quedó archivado en tres meses.»
FUENTE: http://labocadora.blogspot.com.es/2015/01/carlos-saldise-korta-1980.html

Liborio Arana Gómez, Manuel Santacoloma Velasco, María Paz Armiño, Pacífico Fika Zuloaga 

19 enero 1980
«Cuatro personas resultaron muertas y diez más heridas -dos de carácter muy grave- al hacer explosión, minutos antes de la una de la madrugada del domingo, un artefacto de fabricación casera, compuesto por seis kilos de goma-2, en la puerta del bar Aldama, de Alonsotegui, barrio de Baracaldo (Vizcaya).
La mayor parte de las víctimas y heridos, afiliados o simpatizantes del Partido Nacionalista Vasco (PNV), eran clientes habituales de dicho establecimiento, también frecuentado por personas ligadas a la izquierda abertzale. El atentado, que ha producido honda conmoción en la zona e indignación en todos los estamentos sociales y políticos del País Vasco, fue reivindicado ayer por la mañana por GAE (Grupos Armados Españoles).
Para encargarse de las investigaciones oficiales llegó el domingo a Bilbao el director general de Policía, José Sainz. Mientras los partidos minoritarios de izquierda llaman hoy a una huelga general en Euskadi. PSOE y PCE se muestran partidarios de realizar una manifestación. Por su parte, el PNV pide a afiliados y simpatizantes no obedezcan convocatorias de huelga y dediquen el importe de un día de trabajo para atender a huérfanos de las víctimas y damnificados. El hecho se produjo minutos antes de la una de la madrugada. A esa hora, unas quince personas llenaban casi por completo el reducido espacio del bar Aldama, situado en el piso bajo de un caserón de tres plantas, situado bajo la iglesia del barrio, al borde mismo de la carretera Bilbao-Valmaseda. El local era propiedad de José Angel González y Garbine Zárate, ambos afiliados al PNV de Alonsótegui. Mientras esta última atendía la barra del bar, su marido, junto con una hija, su novio y un grupo de amigos, se habían trasladado a un restaurante de la localidad para celebrar con una cena el éxito en la organización de la cabalgata de Reyes en el pueblo. El grupo sería de unas diez personas. Al concluir la cena se dirigieron todos al bar Aldama. “Hacia la una menos diez de la madrugada aparqué el coche de mi padre, un Chrysler 150, en un pequeño rellano que hay ante la puerta del bar”, recuerda uno de los testigos, Jesús María López. “Iban conmigo mi novia, Garbine González, su padre, José Angel González -propietario del Aldama- y un amigo, José Ignacio Atexebarría. El resto del grupo, compuesto por unas seis u ocho personas quedó rezagado. Mi novia pasó a la barra para ayudar a su madre con las consumiciones y yo me senté al fondo del local. Diez minutos más tarde -serían las once- escuché una tremenda explosión, que me tiró al suelo, al tiempo que se fue la luz y sentí que el techo se me venía encima. Luego escuché una segunda explosión, más floja. como de una bombona de butano”.
Con las marcas de la explosión en su cara -resultó herido leve-, Jesús María López contó a EL PAÍS que un segundo antes de franquear la entrada del bar vio, junto a la parte izquierda de la puerta de doble cuerpo que permanecía cerrada, una caja rectangular de cartón, “como de pastas”. “Me llamó la atención, pero no le di demasiada importancia. Creí que algún cliente la dejaba fuera para recogerla luego o bien se trataba de desperdicios del día”. En la caja descrita por el testigo había, al parecer, según las primeras investigaciones, un potente explosivo compuesto por cinco o seis kilos de goma-2: un artefacto de fabricación casera, con sistema de munición eléctrica, que explosionó al ser levantado o movido del suelo. Algunos heridos recuerdan de una manera vaga que una de las personas que componían el grupo que venía de la cena, que entraba en ese momento en el bar, podría haber sido quien recogió, movió o retiró -algunos creen que con una patada- la citada caja, que hizo explosión instantáneamente. Esa persona debía ser, según los testigos afectados por la explosión y las primeras diligencias, Liborio Arana Gómez, de 54 años, casado, con seis hijos, propietario de una vaquería. La explosión fue de tal calibre que su cuerpo resultó totalmente destrozado. Sus restos se extendieron en un radio de veinticinco metros, yendo a parar contra una casa situada a un lado y un montículo que se abre enfrente del edificio donde está situado el bar afectado.
Los equipos de rescate tardaron casi un día en dar con algunos de sus miembros. “Las escenas son inenarrables. Aquello era un espectáculo dantesco”, recuerda la hija del propietario del bar, Garbine González, que presenta un rostro cosido por un centenar de puntos de sutura. “Yo me salvé de milagro. Había entrado minutos antes, adelantándome al grupo, para ayudar a mi madre. Cuando fregaba platos tras la barra, noté que se iba la luz e instantáneamente se produjo una tremenda explosión. La casa se me cayó encima. Llena de heridas y casi tapada por los escombros, oía gritar a mi madre, que estaba herida en el interior del bar. Como pude, llegué a socorrerla y le ayudé a salir del local. Fuera, el panorama era horrible. Había varios cuerpos destrozados por la explosión y sus miembros se esparcían por los alrededores. Trozos de la casa y un balcón habían caído sobre las víctimas. Los coches también estaban hechos añicos. Concretamente, el coche de mi novio estaba partido en dos. La parte delantera ha aparecido a cien metros, en el monte que está enfrente del bar.” Junto a la puerta del Aldama, los primeros vecinos que al escuchar la explosión corrieron al lugar recogieron muy mutilados y sin vida los cuerpos del matrimonio formado por Pacífico Fica Zuloaga, de 39 años, trabajador de Explosivos Riotinto, y María Paz Armiño, de 38 años, con dos hijos de catorce y doce años, afincados en la cercana localidad de Sodupe. La explosión les cogió de lleno, al Igual que a Liborio Arana, cuando se disponían a entrar en el local La propia explosión y la posterior onda expansiva destrozó la fachada exterior del edificio -de ochenta centímetros de grosor, que quedó totalmente resquebrajada-, arrasó la primera planta, sobre la que se derrumbó el techo y gran parte del segundo piso. En el techo de la tercera planta se abrieron grandes boquetes. Ayer mismo se procedió a la demolición del caserón. Tras varias horas de trabajo se extrajo de entre los cascotes y restos del edificio el cuerpo destrozado sin vida de Manuel Santacoloma Velasco, de 57 años de edad, viudo, natural y vecino de Alonsotegui, trabajador de la empresa Forjas y Alambres del Cadagua. Urgentemente se le trasladó al hospital de Cruces, donde ya habían sido evacuados Pacífico Fica Zuloaga y María Paz Armiño.
Nadie dudaba ayer en Alonsotegui que el atentado era obra de la ultraderecha. El bar Aldama solía ser frecuentado por simpatizantes y afiliados del PNV. Sus propietarios pertenecían también a este partido, que tiene una gran implantación en la zona. No obstante, eran también clientes habituales personas de la localidad a las que se considera ligadas a Euskadiko Ezkerra o Herri Batasuna. Al parecer, José María López, el novio de la hija del matrimonio González-Zárate, es militante de esta última coalición. Algunos vecinos de la localidad aseguran que en el sótano del citado local, donde existía una sociedad gastronómica, solían celebrarse reuniones de miembros de Herri Batasuna de la zona. En una de las paredes laterales del edificio, en cuya primera planta se situaba el bar Aldama, podía verse ayer un signo premonitorio. Sobre una pintada, en la que en su día se había escrito en grandes letras bai (sí) -consigna utilizada por el PNV para pedir el apoyo al Estatuto en la campaña del referéndum- aparecían superpuestas las iniciales de Fuerza Nueva (FN) y un “no” de grandes proporciones.
En la noche del domingo, el Gobierno Civil de Vizcaya hacía pública una nota en la que, tras dar la versión oficial de los hechos -que se ajusta a las recogidas en testimonios directos- afirma que “asume la responsabilidad de adoptar cuantas medidas policiales v de actuación antiterrorista sean necesarias para apoyar las instituciones democráticas y aislar a los asesinos, que no dudan en emplear su violencia deliberada contra personas inocentes”.
El Gobierno Civil de Vizcaya señala en la misma nota su creencia de que atentados como el del domingo “están destinados a impedir el normal desarrollo constitucional y la realización pacífica de las elecciones al Parlamento vasco”. José Sainz, director general de Policía, llegó el mismo domingo a Bilbao para en cargarse de las investigaciones oficiales. Todos los partidos vascos condenaron el atentado, que califican como “un hecho salvaje, brutal e indiscriminado” y “obra de fascistas”. “Actos como el presente”, se señalaba en un escrito firmado por PNV, PCE, Euskadiko Ezkerra y Herri Batasuna en Alonsotegui, “dan la medida del odio al pueblo vasco y del género de quienes lo practican”. Por su parte, el Ayuntamiento de Baracaldo, reunido el domingo en sesión extraordinaria, condenó el atentado, al que calificó de “bárbaro y brutal”. El propio alcalde de la localidad, militante del PNV, definió la acción como “asesinato en masa”.
En la mañana de ayer se recibía en el Diario Vasco, de San Sebastián, una llamada telefónica en la que los GAE (Grupos Armados Españoles) reivindicaron el atentado de Alonsotegui y anunciaron que con posterioridad liarían público un comunicado explicando los motivos de su acción. En este escrito, que se hizo público a mediodía, los GAE señalan que “tal y como prometimos, por cada miembro de las FOP o Guardia Civil caerán cuatro componentes de la izquierda abertzale. En este caso -dicen en su escrito- hemos elegido Baracaldo; la próxima vez se hará en una población conflictiva de Guipúzcoa”. Tras afirmar que los miembros de los GAE no pertenecen ni a las FOP ni son “policías paralelos”, se señala en el comunicado que “mientras en el País Vasco haya un solo foco de violencia, pagaremos con la misma moneda cuatro veces. Luchamos por la unidad de España”. Luego concluyen su escrito asegurando que estarían dispuestos a entrevistarse con uno o varios periodistas (“en su momento daremos sus nombres”) siempre que fueran del País Vasco.
Los GAE se hicieron responsables la semana pasada del atentado que el día 15 de enero costó la vida a Carlos Saldise Korta, miembro de la gestora pro amnistía de Lezo (Guipúzcoa). Todas las fuerzas políticas y sociales vascas exigen a las autoridades el urgente esclarecimiento de los hechos y la búsqueda de responsables.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de enero de 1980.
FUENTE: http://elpais.com/diario/1980/01/22/espana/317343609_850215.
Continuará...
Publicado por Grupo Libertario Pensamiento Crítico en su dossier "Los muertos de la Transición española 1975-1981"
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LOS MUERTOS DE LA TRANSICIÓN 1975 - 1981 (V)

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