El 30 de junio de 1971, nave espacial soviética Soyuz XI se dispuso a aterrizar después de permanecer 24 días y 9 horas en el espacio batiendo todos los récords hasta entonces.
El aterrizaje fue de manual: la orientación de la capsula era la adecuada, el sistema de frenado funciono como estaba previsto, como así también el sistema de paracaídas, los motores de aterrizaje se pusieron en marcha ni bien la nave toco tierra.
Cuando el grupo de recuperación abrio la compuerta para felicitar a los tripulantes (Vladislav Vólkov, Georgi Dobrovolski y Viktor Patsayev) fueron recibidos por tres caras sonrientes pero completamente inanimadas. Ninguno se movió ni levanto la mano para saludar. Todos estaban muertos.
Todo el mundo estaba completamente desconcertado tratando de encontrar porque los 3 astronautas estaban muertos pero sin ninguna deformación ni rasgo de haber pasado miedo durante el aterrizaje. Primero se le echo la culpa a la descompresión, pero la autopsia no revelo hemorragias internas. Otros sugirieron una trombosis o el pánico que condujo a un paro cardiaco, al pensar los astronautas que se estrellaban sin remedio, pero la sonrisa de sus rostros era un enigma.
La última conversación con los astronautas fue de lo mas normal antes de perder el contacto cuando entraron a la ionosfera debido a que la carga de partículas eléctricas inutilizaba los aparatos.
Este último detalle fue lo que tuvo en cuenta el doctor Gultekin Gaymec quien recordó que la intensidad de las cargas eléctricas presentes en la atmósfera aumenta considerablemente de acuerdo a ciertos ciclos definidos. Este incremento imprevisto podría producir una aguda alcalosis en los astronautas soviéticos. La alcalosis es un exagerado aumento en el contenido alcalino en sangre y tejidos y conduce al paro cardiaco. El anhídrido carbónico se presente en exceso en el organismo provoca rictus en las víctimas.
Rictus: Contracción de los labios que deja al descubierto los dientes y da a la boca el aspecto de la risa
El medico pudo realizar pruebas en voluntarios, descubriendo una relación directa entre los pacientes y los ciclos eléctricos atmosféricos: crecía el índice de sodio y colesterol. Además los niveles de potasio descendían. El potasio es vital para la correcta actividad eléctrica del corazón.
Estos estudios han ayudado para blindar mejor las naves espaciales, pero también para señalar que los campos eléctricos de la atmosfera, que son provocados por la actividad solar, están directamente relacionados a muchos padecimientos, como los ataques al corazón.