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Los Mundos - Kadhal: Traykelian

Publicado el 09 septiembre 2020 por Ayaathalia @Ayashi375

Los Mundos - Kadhal: Traykelian
HistoriaOriginalmente, Traykelian y Kinaros formaban parte del mismo territorio, habitado por tribus distintas entre las que no había fronteras. Las guerras no se debían a la extensión de tierra, sino a la enemistad y la falta de recursos.
En aquel tiempo, buena parte del terreno era áspero y difícil, había pocos animales y menos plantas, y la vida era dura. No obstante, era un poco más fértil en el este, donde algunos pueblos comenzaron a establecer poblados. Algunos empezaron a cuidar plantas hasta su madurez, y otros a domesticar animales para que fuera más fácil conseguir comida. No obstante, cuanto más al este más difícil era, y más proclives eran los pueblos a luchar por los pocos recursos que tenían. Las guerras y el derramamiento de sangre eran continuos.
En algún momento de la historia, a estas tierras llegaron los alquimistas de Riah-Nie, huyendo de la conquista de la Devoradora de Almas. En la zona occidental, fueron combatidos con virulencia y pasaron de ser los amos a ser poco más que esclavos en apenas unos años, superados en número y en ferocidad. En oriente no fue muy distinto: unos pocos alquimistas se atrincheraron en lo que hoy se conoce como la Tierra Baldía, una porción del reino donde no crece nada. Intentaron expandirse, pero sin éxito, ya que las tribus se negaban a aceptar amos, y la alquimia no servía demasiado bien en combate, por rudimentario que fuera.
Fueron más permisivos, no obstante, con los segundos visitantes que llegaron a su tierra: los tres ángeles acudieron motivados por una búsqueda incansable, pero se quedaron al detectar la incipiente semilla de la bondad, de la paz, de la hermandad.
Propusieron y no impusieron, y por esa razón los pueblos del territorio se prestaron a escuchar. Mientras en Kinaros descubrían la esclavitud y cómo aprovechar lo poco que la tierra daba, en lo que sería Traykelian aprendieron a cultivar y a cuidar animales... y los serafines les mostraron combinaciones minerales para fertilizar el suelo.
Los ángeles no se quedaron siempre, pero sentaron las bases de una nueva sociedad basada en el honor y la protección. Nombraron un rey como supervisor del pueblo de Traykelian, la unión de todas las tribus al este del gran lago, y después se marcharon: a su pesar, la guerra contra los demonios seguía en otros mundos.
No sabían que en Kinaros se ocultaba uno.
Clima y TerrenoGracias al impulso inicial de los serafines y al cuidado y mimo de los granjeros y hechiceros traykelinios, la tierra de Traykelian es ahora muy fértil: es verde en todas partes, más bien llano, con pocos accidentes geográficos. Solo tiene tres cordilleras montañosas; la central es pequeña y de fácil paso, la más alta es la occidental y hace de frontera natural con Kinaros, y la tercera, más al sureste, es la más densa.
Los bosques fueron originalmente plantados con gran cuidado, pero con el paso de las décadas se volvieron independientes y frondosos. Las inmensas llanuras que conforman la mayor parte del terreno se convirtieron en campos de cultivo y pasto, y de hecho, el centro de Traykelian es la principal fuente de alimento de todo el reino. Hay arroyos que no salen en los mapas, pero las mayores fuentes de agua son o bien subterráneas, o bien los ríos construidos por los ángeles.
Todavía existe una porción de tierra estéril, no obstante, donde se alza la antigua torre. Aquí los alquimistas vivieron durante algunas generaciones, pero finalmente o murieron todos o abandonaron sus costumbres para unirse a la población traykelinia; nadie lo sabe. Solo se sabe que esta tierra sigue siendo tan dura y áspera como lo era en el pasado, y es un permanente recordatorio de cómo serían las cosas si los ángeles no hubieran llegado para ayudarlos.
De las montañas nevadas baja un río, el más grande y profundo, que fronteriza los dos territorios y termina en un inmenso lago. Los traykelinios crían unos peces muy especiales en estas aguas... peces que devoran la carne en cuestión de segundos y, si presienten vida en la superficie, incluso sobre madera, hacen agujeros en las embarcaciones. Nadie puede cruzar el río.
Así, el único punto de contacto seguro entre Kinaros y Traykelian es al sur del lago, donde hay varios puestos de vigilancia y una ciudad fortificada, habitada por soldados y caballeros en constante batalla contra los esclavistas occidentales.
SociedadEl pueblo de Traykelian es una sociedad noble, educada por los serafines en valores como la rectitud, la justicia y el auxilio al necesitado. No es de extrañar, así pues, que uno de sus principales pilares sea la Orden de Caballería, donde los soldados son entrenados no solo en el uso de las armas y en la estrategia, sino que también aprenden sobre cultivo, construcción o leyes para ayudar a las personas en cualquier ámbito.
Los Caballeros son los principales soldados y guardianes del reino, y todos pasan parte de su vida en la frontera, en constante guerra. No obstante, también viajan una vez al año por todo Traykelian para traer justicia o auxilio, ya sea para un campesino o para un rico comerciante.
En ese sentido, la nobleza no existe en este reino, pero sí existe el dinero: inevitablemente, hay una gran brecha entre las personas con grandes riquezas y aquellas que poseen muy poco. Los más ricos pueden alquilar más terrenos y tener más negocios, lo que les permite ganar más dinero.
Es interesante el término de alquiler, ya que toda la tierra se considera bajo el cuidado del monarca aunque no de su propiedad. A cambio de dinero, presta porciones de tierra cultivable o talleres en las ciudades, pone escuelas y nombra maestros en todos los pueblos y aldeas. Más que un amo, el rey de Traykelian es el guardián nombrado por los serafines, y desde la capital se asegura de que todas las familias tengan hogar, todos los adultos trabajen, y no le falte comida a nadie.
ReligiónEn Traykelian coexisten dos formas religiosas: los serafines, y las potencias naturales.
Tras la llegada y partida de los ángeles, no es de extrañar que los traykelios los divinizaran, no tanto por su poder sino como modelos a seguir. Hay un gran panteón angélico, entre los que destacan el guardián de los matrimonios, el maestro de caballeros o el consejero real. No obstante, aunque en Traykelian se cree que los ángeles escuchan las oraciones más que cualquier dios, no buscan su auxilio en todo momento: su credo los invita a ser independientes, valientes, a ayudar a los demás y a servir al vulnerable.
De las antiguas religiones quedan vestigios que se traducen en la divinización de las potencias naturales, como los fuertes vientos, las tormentas o el sol. Los propios ángeles consintieron e incluso alentaron la fe, y la población común a día de hoy lleva a cabo rituales para atraer la lluvia durante las sequías, o alza oraciones por la bonanza en los campos.
El TiempoEl paso del tiempo se mide en horas y en días. A veces, se suman los días en lunas, que vendrían a ser nuestros meses siguiendo el ciclo lunar, pero normalmente se acumulan en las estaciones, de 92 días cada una.
Las estaciones son cuatro: Sol Naciente, Sol Ardiente, Sol Poniente y Sol Durmiente. El año comienza con la primera floración en Sol Naciente y termina al final del Sol Durmiente, cuando todas las plantas duermen y muchos animales hibernan.
Los años, además, se unen bajo la denominación de una misma Era, que cambia solo con un evento importante en la historia traykelinia. Así, la Era de Sagriel duró algo más de doscientos años, y fue el periodo desde la llegada del primer ángel hasta la marcha de los serafines. Otras Eras importantes son La Era del Dragón Blanco, cuando el formidable animal consintió unirse al rey como su compañero y montura, su arma y su símbolo, o la Era del Renacimiento, cuyos detalles los conocemos en la novela de Nawe, el Héroe.

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