Cuando escuchas con atención las letras de las canciones de Nick Cave un escalofrío recorre tu cuerpo. Cuando lees “La muerte de Bunny Munro” tienes una sensación parecida pero más intensa. Cave recorre, en su última novela, los días finales de Bunny Munro, un personaje a la altura de los héroes de Irvine Welsh. El universo oscuro de la música de los Bad Seeds se convierte en el paisaje lóbrego de la costa de Brighton (Inglaterra). Allí Munro, un fiestero de pene alegre, coqueto, simpático y de petaca en la chaqueta, intenta recomponer su vida tras el suicidio de su esposa. Le acompaña Bonny Jr, un chaval de 9 años desorientado que siente pasión por su padre.
Tras la muerte de la madre, el personaje decide sacar al chico del colegio para enseñarle de primera mano el modus operandi de un hombre hecho a sí mismo. Juntos recorren la ciudad durante los últimos días de Munro. Un relato brillantemente planeado y escrito, un acierto de novela que, a pesar del estilo propio de autor, recuerda a la forma narrativa y a la estética de los personajes del escritor escocés Irvine Welsh. El propio autor de “Trainspotting”, que acaba de presentar “Crimen”, escribe en la contraportada: “En esta novela se aprecia de forma elocuente hasta dónde puede llegar uno de los grandes narradores híbridos de nuestra época. Una lectura compulsiva con todo el horror y la humanidad propios de Cave apenas velados por el disfraz de la travesura (o la gamberrada) impenitente”.
Casi veinte años después de su debut literario con “Y el asno vio al ángel”, el hiperactivo cantante australiano retoma la literatura con este atronador relato. Un hobbie que exige dedicación en un hombre que mantiene activas dos bandas (The Bad Seeds y Grinderman) tanto en el estudio como en la carretera, que en sus ratos libres compone bandas sonoras y que después de la siesta de los domingos escribe guiones de westerns australianos.
ALFONSO CARDENAL
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