El técnico de efectos especiales Carlo Rambaldi (1925-2012) lo hacía todo a lo grande. Sus monstruos no se limitaban a pequeñas maquetas luego agrandadas mediante ilusiones ópticas (diferencia de planos), sino que eran muñecos gigantescos a escala real, como podemos comprobar ya en Sigfrido (1957, Giacomo Gentilomo), para la que construyó un dragón de dieciséis metros e inspiración dinosauriana, manipulado desde el interior por seis operarios.
El dragón de Sigfrido
Maciste, horrorizado al ver las caries de su mascota
Siguieron Maciste contro i mostri (1962, Guido Malatesta) o la coproducción hispano-italiana Perseo l’invincibile a.k.a. El valle de los hombres de piedra (1963, Alberto di Martino), donde ambos héroes luchan con todo tipo de bestias, dinosaurios incluidos.
Perseo l'invincibile
Quando i dinosauri se mordevano la coda
En 1970 se estrena en Italia la película británica When Dinosaurs Rule the Earth (Val Guest), con los impresionantes dinosaurios de Jim Danforth (1940) –Harryhausen estaba ocupado en Gwangi-, rebautizada con el imaginativo título Quando i dinosauri se mordevano la coda –“Cuando los dinosaurios se mordían la cola”-. El director Pasquale Festa pensó que en su país seguramente podría tener el mismo éxito sustituyendo tanto dinosaurio por curvas femeninas y ese mismo año estrena la comedia erótica prehistórica Quando le donne avevano la coda –“Cuando las mujeres tenían cola”- (1970), con música del recientemente desaparecido genio Ennio Morricone y algunos efectos de Rambaldi y Walfrido Traversari, bajo la dirección de Ettore Catalucci. En vista de la golosa recaudación obtenida, Festa dirigió también la secuela Quando le donne persero la coda (1972), en la que volvemos a disfrutar de Morricone pero los efectos son sólo de Traversari.
Un esqueleto de saurópodo como estructura arquitectónica (Quando le donne persero la coda)
La profesionalidad de Rambaldi le hizo ser reclamado por Hollywood, donde destacó pronto en el remake de King Kong producido por Dino de Laurentis (1976), conquistando el óscar a los mejores efectos especiales, aunque lamentablemente desparecieron los dinosaurios de la isla de Kong. El director, John Guillermin, se encargó también de la secuela King Kong Lives (1986), en la que los efectos vuelven a confiarse a Rambaldi. Pero sin duda, la fama de Rambaldi se debe a sus colaboraciones en los 70 con Steven Spielberg (Encuentros en la tercera fase, E.T.), David Lynch (Dune) o Ridley Scott (Alien). Lamentablemente, cuando Spielberg dirigió Jurassic Park, Rambaldi ya se había retirado.