La cinematografía española no es especialmente fecunda en materia mesozoica. Una de las principales razones es que la industria ha contado siempre con raquíticos presupuestos, que han hecho prohibitiva la intervención de bestias antediluvianas. De hecho, en la pionera El sonido de la muerte (1966, José Antonio Nieves Conde), el monstruo es un dinosaurio invisible.
El único dinosaurio que el público (anglosajón) de El sonido de la muerte pudo ver es el del dibujo
Sin embargo, ese mismo año se estrena el filme rodado en las Canarias One Million Years B.C., con efectos de Ray Harryhausen, que rodaría en nuestro país hasta siete películas, incluida El valle de Gwangi (1969, Jim O’Connolly), con dirección de producción a cargo de Miguel Gil y dirección artística del gran Gil Parrondo, y unas tomas impresionantes de la Ciudad Encantada o la catedral de Cuenca. Además, algunas de las panorámicas insulares de Harryhausen para One Million Years B.C. fueron reutilizadas en When Dinosaurs Ruled the Earth y The Lost Continent. Así que, en los 60 no sólo se rodaron Spaguetti-western en el desierto de Tabernes (Almería).
Misterio en la isla de los monstruos (Juan Piquer Simón)
Juan Piquer Simón (1935-2011) estudió Bellas Artes en Valencia y en 1958 comenzó su carrera como cámara de la jovencísima (1956) Televisión Española. En el homenaje que le dedicó la casa dentro del programa de “Días de cine” la semana posterior a su fallecimiento fue definido como “un quijotesco cineasta español que, antes de que el ordenador abriera las puertas a la imaginación, se empeñó en acercar nuestro cine a lo fantástico”. Poco después aparecieron en el mercado un par de biografías de tiradas reducidas: Juan Piquer Simón: Mago de la serie B (2012, Fantcast) de Jorge Juan Adsuara y Un titán en el confín de la Tierra (2013, Caltiki), coordinado por José Luis Alonso.
El sindicato vertical le negó el –entonces obligatorio- carnet de director a principios de los 60 y sus incursiones en el documental sufrieron el embate de la censura, viviendo de la publicidad hasta 1972 en que funda la Productora Almena Films y los Estudios Piquer, enfocados al cine fantástico, sin tradición en España.
En 1976, Piquer dirigió Viaje al centro de la Tierra, con diseños de producción de Francisco Prosper (1920-2003) –responsable, entre otros [1], de los decorados de todas las películas que Harryhausen rodó en España-, que también colaboró con Emilio Ruiz del Río [2] (1923-2007) en los efectos especiales, bajo la supervisión de Juan Antonio Balandín. Basada libremente en la obra verniana, incluye algunos dinosaurios manipulados a mano y con varillas. Se estrenó en agosto de 1977 y fue un rotundo éxito, con dos millones de espectadores. El siguiente año llegó también a los cines norteamericanos, donde se tituló Where Time Began, e incluso llegó a China y la URSS.
Viaje al centro de la Tierra
Según cuenta Domingo Lizcaíno, colaborador en las dos biografías dedicadas a Piquer a que antes hemos hecho referencia, a finales de los 70 Juan intentó realizar una adaptación de la Saga de los Aznar (1953, Pascual Enguídanos). Perteneciente a la reconocida [3] colección de novelas Luchadores del espacio, ha pasado al cómic en un par de ocasiones [4]. La historia comienza cuando Miguel Ángel Aznar busca platillos volantes en el Himalaya y acaba transportado a un Venus tropical cuya fauna incluye dinosaurios y pterosaurios, utilizados como medio de transporte por sus habitantes. Según Lizcaíno, el productor reelaboró el guión de Piquer adaptando la saga y lo produjo en Yugoslavia como Nexus 2431 (1994, José María Forqué); pero parece que esta película se produjo en la República Checa y sería en realidad una nueva versión de otro guión de Piquer, titulado Espada y brujería [5]. Por cierto, Lizcaíno consiguió que Piquer le contratase como ayudante de efectos especiales en 1989 después de ver los dibujos que había hecho para un proyecto titulado El valle de los gorilas, que incluía estos fabulosos terópodos.
Diseños para El valle de los gorilas
En 1981, Piquer vuelve a Verne, en cuya Escuela de Robinsones se inspiró para Misterio en la isla de los monstruos, con efectos de Basilio Cortijo [6] y el ya citado Emilio Ruiz del Río. Entre los secundarios encontramos a Peter Cushing, Terence Stamp o Ana Obregón. Los protagonistas naufragan en una isla en la que encontrarán desde caníbales a orugas gigantes, hombres-alga, volcanes activos o monstruos gigantescos de vago aspecto reptiliano... Pero, por más que algunos carteles lo insinúen, no hemos encontrado dinosaurios en esta película.
La grieta
Tampoco nos atrevemos a clasificar como dinosauroide al extraño reptil marino draconiano fruto de experimentos genéticos de La grieta, realizada por Piquer en 1990 con efectos especiales de Colin Arthur (1943) y Basilio Cortijo que fueron merecedores del goya.
Finalmente, aunque los avances en materia de efectos especiales ya permitían películas mucho más espectaculares, por lo que pasó completamente desapercibida, en 1995 realizó La isla del diablo, basada en la novela de Vicent Mulberry (Víctor Mora, el padre del Capitán Trueno, al que Piquer intentó adaptar, pero no logró la financiación) La isla de nunca más, cuya versión en viñetas publicó Bruguera dentro de la colección Joyas Literarias Juveniles. Pero si la tribu del cómic adora a un dinosaurio, la versión de Piquer recicló al monstruito de La grieta...
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[1] Salomón y la reina de Saba (1958), El Cid (1960), Lawrence de Arabia (1962), La caída del imperio romano (1964), Golfus de Roma (1966)...[2] Trabajó con Orson Welles, Stanley Kubrick o George Cukor y es recordado por los efectos de Dune (1984) o El laberinto del fauno (2006).[3] Recibió el premio a la mejor serie europea de ciencia-ficción en la EuroCon de 1978, celebrada en Bruselas.[4] Matías Alonso realizó la primera en 1959 en la colección “Hazañas de la juventud audaz” y Antonio Guerrero otra en 1978.[5] El propio Lizcaíno afirma que el resultado final de la supuesta adaptación del guión de Piquer para la Saga de los Aznar al filme Nexus 2431 no se parecía en nada al proyecto que él había leído y, por lo que se refiere a Espada y brujería, aunque llegó a pintar algún decorado para la preproducción, reconoce que “No llegué a leerme el guión completo, solo algunas partes del ejemplar que recibió Colin. Estaba ilustrado con unos dibujos no recuerdo de quien. Se trataba de una película de fantasía, con castillos, fortalezas y seres medio humanos medio reptiles”.[6] Comenzó junto a Prosper en Salomón y la reina de Saba (1958) o El Cid (1961), a las órdenes de Alex Weldon (1914-2004), en cuyo equipo continuó durante los setenta.